Por Néder Hidalgo Sánches*
12 de febrero, 2015.- El pasado reciente 05 de febrero, en la ceremonia de clausura del IV Congreso Mundial Educativo de Schollas Ocurrentes, desarrollado en el Vaticano con el tema “Responsabilidad social educativa”, el Papa Francisco, al clausurar el evento hizo una importante reflexión sobre lo que nos toca hacer para apuntalar las mejoras en la educación latinoamericana, y por supuesto peruana.
En una parte de su discurso el Papa propone: “Volver a las cosas culturales que nos dieron sentido, que nos dieron la primera unidad de la cultura nacional de nuestros pueblos, recuperar lo que es nuestro en cada uno de nuestros pueblos y compartirlos con los demás y armonizar para lo más grande, esos es educar para la cultura” (el negreado es nuestro).
Esta desde mi punto de vista, es una de las importantes muestras en el mundo, de cuan necesario se hace agrandar el esfuerzo por desarrollar una práctica educativa desde la interculturalidad, y particularmente desde el diálogo de saberes, entendida esta como “un proceso de interrelación dinámica , enriquecedora y permanente entre sistemas de conocimientos /saberes, de diferentes tradiciones culturales que se aborda pedagógicamente a partir de desafíos locales y globales”(idea desarrollada desde interesantes discusiones en la DIGEIBIR).
Empero, en palabras de Víctor M. Toledo en “Del diálogo de fantasmas al diálogo de saberes: conocimiento y sustentabilidad comunitaria”, el diálogo entre los saberes tradicionales, locales o indígenas y la ciencia moderna, constituye un tema etéreo, difícil de aprehender cuando se circunscribe al mero dominio de lo conceptual o de lo teórico, por ello es que entendemos que al reconocer la existencia de otra tradición cognitiva diferente al de la ciencia moderna, lo que procede es la inducción de procesos educativos, curriculares, culturales y sociales que impulsen el diálogo entre saberes. Puedo deducir entonces que en ello está la esencia de la interculturalidad, o mejor, de la educación intercultural.
Entiendo que, desde la DIGEIBIR, en ese camino estamos, por ello, todo parece indicar que dicho diálogo de saberes se ha de convertir en un proceso inherente a los proyectos de sustentabilidad que ocurren en las poblaciones indígenas y rurales, preocupación también del estado, donde la llamada investigación participativa debe integrarse a iniciativas y procesos conducidos por los pueblos y las familias organizadas, desde la escuela y desde las instituciones formadoras de maestros. Por todo lo anterior, podríamos recomendarel tendido de un puente entre la discusión esencialmente teórica o filosófica de la interculturalidad y los procesos cognitivos que se gestan y desencadenan durante la creación de conocimientos útiles para la puesta en práctica de proyectos de sustentabilidad en familias, pueblos y comunidades indígenas y rurales.
La Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural –DIGEIBIR- en el Ministerio de Educación, viene haciendo esfuerzos importantes por la recuperación, conservación y sostenimiento de los saberes locales, idiomas originarios, y una educación intercultural para todos.
No sería bueno morir de mente, de ingenio, de cultura, de costumbres, de saberes locales, de modo que lo dicho por el Papa y lo que se está construyendo desde la DIGIEBIR es realmente importante.
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*Néder Hidalgo Sánches, especialista de DIGEIBIR.