- "Fue efímera la aclamación y gloria que Enrique Peña Nieto recibió en la ONU. Los trágicos acontecimientos que ocurrieron en Iguala, Guerrero, eclipsaron la imagen presidencial y cuestionaron severamente al Estado mexicano."
Por Marcos Matías Alonso
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19 de octubre, 2014.- El 22 y 23 de septiembre formé parte de la delegación mexicana para asistir a la primera Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas (CMPI), que se realizó en la sede de las Naciones Unidas (NU) en Nueva York. En víspera de la LXIX Asamblea General (AG) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en las principales avenidas aledañas a Manhattan fue notoria la presencia de más de 1500 delegados indígenas que iban y venían para asistir en la ceremonia inaugural de la CMPI.
Asimismo, más de dos millares de representantes de la sociedad civil internacional estaban instalados en Manhattan, Brooklyn, Queens y Bronx. Los 193 Jefes de Estado, miembros del sistema de la ONU, ministros y embajadores estuvieron alojados en los principales rascacielos de Nueva York. Antes, durante y después de la celebración de la LXIX AG de la ONU, Manhattan se convirtió en una multitud que congregó a todas las naciones del mundo.
Tanto la CMPI como la Cumbre Mundial sobre el Clima (CMC) se convirtieron en dos acontecimientos de trascendencia global en las NU. La Gran Marcha por el Clima (GMC) aglomeró casi un millón de ciudadanos para alertar sobre la catástrofe mundial que se cierne sobre nuestro planeta. La Central Park, Quinta Avenida, Time Square y Wall Street quedaron ocupados por ambientalistas, inmigrantes, estudiantes, académicos, científicos, cocineros, granjeros, sindicalistas, trabajadoras domésticas, transportistas, artistas, maestros y médicos; todos a un mismo coro protestamos sobre el impacto destructivo del cambio climático y el calentamiento global.
Ricken Patel, Director Ejecutivo de Avaaz, entrega dos millones de firmas a Ban Ki- moon en la GMC en una de las calles de Manhattan el 21 de septiembre de 2014
Fue insólito que la GMC del domingo 21 de septiembre haya sido encabezada por Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU. También fue asombrosa que la GMC haya sido presidida por indígenas norteamericanos y por delegaciones internacionales de indígenas mexicanos y de otras regiones de América Latina.
En la GMC Leonardo DiCaprio, flanqueado por Oren R. Lyons y Sydney Hilli, ambos indígenas norteamericanos de la Nación Ononadaga (EE.UU). Manhattan, 21 septiembre 2014.
Este es el telón de fondo de lo que ocurrió en la víspera de la CMPI y de la GMC. Nada común ver a Ban Ki-moon, como uno de los cientos de miles de manifestantes en la zona financiera más poderosa del mundo.
La mañana del lunes 22 de septiembre, los más de 1500 delegados indígenas de todas las regiones geopolíticas del mundo nos acercamos a la ONU para atravesar más de cinco filtros de revisión. En el recinto solemne de la AG de la ONU quedaron no más de una veintena de indígenas con relativa cercanía a los espacios reservados a los 193 Jefes de Estado y de Gobierno. El grueso de los representantes indígenas fue distribuido en 8 salas alternas para presenciar la ceremonia de inauguración de la CMPI por medio de pantallas electrónicas.
La ceremonia de inauguración arrancó con la ausencia de la mayoría de los jefes de Estado, ministros y embajadores. En el discurso inaugural de Ban Ki-moon el recinto principal lucía casi vacío. El acto protocolario de la CMPI no alcanzó ni el 60% de los Jefes de Estado y de Gobierno. Fue notoria la ausencia de Barak Obama.
Como era de esperarse, no podía faltar la intervención de Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia; su discurso se centró en los avances logrados en su país y resaltó la mejora en los niveles de bienestar social de la población indígena. Hizo limitada mención de los contenidos relevantes de las resoluciones de la CMPI. No arrancó los aplausos esperados porque, en opinión de los expertos en el tema, Evo Morales dio un discurso “doméstico”, centrado en su país andino.
Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia
Enrique Peña Nieto (EPN), fue el sexto orador en la ceremonia inaugural de la CMPI. Presentó un discurso elocuente. Habló de la situación de los pueblos indígenas de México, América Latina y el mundo. Inició su mensaje con el reconocimiento del artículo 2º Constitucional de nuestro país, como “una nación pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas”. Refrendó públicamente el “compromiso permanente de México con la protección y reconocimiento de los derechos y libertades de los pueblos originarios de todas las regiones y países del mundo”.
Sus diversas alusiones a México, América Latina y el mundo, lo colocaron como el “hermano mayor” que recuperaba su liderazgo continental sobre el tema de los pueblos indígenas. Con delicada oratoria afirmó: “México confía que el documento final sea una hoja de ruta para reposicionar el tema indígena en la agenda internacional”. Además, enfatizó: “… se ha cuidado que sus recomendaciones estén en línea con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas”.
Al concluir su intervención, señaló tres compromisos concretos para México en la agenda de desarrollo Post 2015: priorizar los derechos indígenas, armonizar las leyes nacionales, siguiendo el espíritu de la Declaración sobre los Derechos de los pueblos indígenas de la ONU y continuar trabajando para erradicar la desigualdad, injusticia y discriminación en contra de los pueblos indígenas.
El discurso de EPN fue ovacionado. Varios delegados indígenas quedaron seducidos por la oratoria del presidente de México. Las sabias advertencias de otros colegas alertaron de no emocionarse con el “canto de las sirenas”. Las palabras son una cosa y la realidad es otra dimensión distinta. De las palabras a los hechos hay mucho trecho.
La matanza de Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre, nos hizo retornar a la realidad de nuestro país, tremendamente desgarrado por la brutalidad de sus acontecimientos.
A las 11:45 am del día 22 de septiembre, la LXIX AG de la ONU aprobó por unanimidad la “Declaración del documento final de la reunión plenaria de alto nivel de la CMPI” (Anexo Resolución). De acuerdo al protocolo de la diplomacia internacional, a partir de este momento, la Declaración se convirtió en un documento oficial para orientar la línea política de la ONU y de sus países miembros en temas relacionados a la cultura y el derecho de los pueblos indígenas en el mundo.
De acuerdo a la práctica oficial de la ONU, el presidente de la AG de la ONU consultó a los Jefes de Estado y de Gobierno, si tenían alguna observación que señalar. El representante de la Santa Sede indicó su preocupación al párrafo 13 sobre el “acceso a la salud sexual y los derechos reproductivos de las mujeres indígenas”, alertando que no debe entenderse como un derecho al aborto.
Posterior a la anterior intervención, el gobierno de Canadá manifestó su preocupación sobre distintos párrafos de la Declaración. Por la tarde de ese mismo día distribuyeron la “Declaración de Canadá”, en la cual refieren su preocupación los párrafos 3 y 20, sobre el derecho al consentimiento libre, previo e informado. Precisa que la Declaración de la CMPI es de aspiraciones y sus premisas no son jurídicamente vinculantes. El gobierno canadiense reiteró que “seguirá contribuyendo a los esfuerzos internacionales para mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas en todo el mundo”.
En síntesis, la Declaración de los Jefes de Estado y de Gobierno reafirmaron su “compromiso solemne con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, en un espíritu de cooperación con los pueblos indígenas del mundo…, para reiterar la importante función que desempeñan… las Naciones Unidas en la promoción y protección de los derechos de los pueblos indígenas”.
"La Declaración contiene 40 recomendaciones y sintetiza la agenda de los pueblos indígenas en el contexto del pacto de derechos que se condensan en el sistema de las Naciones indígenas y los diversos actores que lo conforman. No es una panacea. Hay que celebrarlo sin optimismo desmedido ni pesimismo exagerado." |
La Declaración contiene 40 recomendaciones y sintetiza la agenda de los pueblos indígenas en el contexto del pacto de derechos que se condensan en el sistema de las Naciones indígenas y los diversos actores que lo conforman. No es una panacea. Hay que celebrarlo sin optimismo desmedido ni pesimismo exagerado. Un cuarto de siglo de ser testigo presencial en diversos procesos del sistema de las Naciones Unidas me hacen poner los pies sobre la tierra y valorar, en su justa dimensión los avances conquistados en el campo de la diplomacia internacional.
Múltiples voces indígenas consideraron que la aprobación unánime de la Declaración es un triunfo inédito que marcará un parteaguas hacia la escala ascendente en la conquista de derechos indígenas. Victoria Taoli-Corpus, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas señaló que “… debe haber un aumento de los recursos destinados en términos de fondos para apoyar el trabajo relativo a los pueblos indígenas…, debe realizarse el desglose del presupuesto de las agencias, programas y fondos de las Naciones Unidas y cómo lo han destinado para los pueblos indígenas”. La Declaración “no es perfecta, es un escalón en la lucha ascendente para lograr que los derechos humanos colectivos e individuales de los pueblos indígenas sean respetados…”.
Mirna Cunningham resaltó la conquista del derecho a las decisiones paritarias al más alto nivel en el marco de negociación de derechos indígenas en el seno de la ONU: “… ha sido un proceso muy complejo. Garantizar la participación indígena de forma igualitaria” ha sido un logro importante. En la negociación de consensos fue esencial la colaboración en pie de igualdad, tanto de los asesores indígenas como de los asesores de los Estados. El derecho a la paridad política también debe trasladarse a los escenarios nacionales de todas las regiones indígenas del mundo.
Posterior a la aprobación de la Declaración de la CMPI, se reúnen Oren R. Lyons y Sydney Hilli, indígenas norteamericanos de la Nación Ononadaga (EE.UU), Brooklyn Rivera (mískito de Nicaragua –de sombrero) y Marcos Matías Alonso (nahua de México). Sede de la ONU en Nueva York, 22 septiembre 2014.
Este fue el principal acontecimiento en el primer día de la CMPI. En una primera fase, la aprobación unánime de la Declaración había sido obtenida y tanto la delegación gubernamental, la indígena y los invitados especiales, procedimos participar en las diversas mesas redondas, foros de expertos y múltiples encuentros paralelos en el contexto de la CMPI. En esta segunda fase, la sede de la ONU se convirtió en un ir y venir interminable para localizar las áreas de interés de cada participante. Sin ninguna novedad a lo establecido, a mitad del día 23 de septiembre vino el acto de clausura de la CMPI.
Posterior a la clausura, los delegados indígenas de todo el mundo preparamos maletas para retornar a nuestros países de origen. Por nuestra parte, los miembros de la delegación mexicana nos preguntamos qué acción emergente deberíamos impulsar para que las 40 recomendaciones de la CMPI no quedaran en letra muerta. Sobre todo, cómo instrumentar en líneas de acción nacional el discurso del Presidente de México.
El 23 de septiembre, mientras la CMPI llegaba a su conclusión, la CMC inauguraba sus actividades con la presencia de 120 Jefes de Estado y de Gobierno. En el coro universal de voces en la ONU, además de Ban Ki-moon, fue relevante la intervención de Barak Obama y Leonardo Di Caprio, designado “Mensajero de la Paz” de la ONU, en temas relacionados a la catástrofe mundial y al calentamiento global del planeta.
En el marco de la LXIX AG de la ONU, EPN participó, el 23 de septiembre, en la “Sesión Plenaria de Jefes de Estado y de Gobierno” de la CMC. Al siguiente día intervino en el Segmento de Alto Nivel del Debate General de la ONU y el mismo día sostuvo una reunión bilateral con Ban Ki-moon. En dicha reunión privada, EPN anunció la participación de México en operaciones de paz. Exhortó a la comunidad internacional de “evitar que las armas dañen a los niños y a las poblaciones vulnerables del mundo”.
Reunión bilateral de Enrique Peña Nieto con Ban Ki-moon, previo al acto inaugural de la CMPI. ONU, Nueva York, 22 de septiembre del 2014.
Las operaciones de paz que la ONU promueve en el mundo se dan a través de los “Cascos Azules” y tienen como misión restaurar la paz en países convulsionados por múltiples conflictos, otorgar ayuda humanitaria y restaurar naciones fragmentadas por factores internos y externos. Sin duda, EPN tuvo una intensa gira en NY. Se dio tiempo para que, en una noche de gala, en el mejor rascacielos neoyorquino, recibiera de la Fundación Appeal of Consciense, el “Premio Estadista Mundial 2014”, por su “liderazgo en México y por tomar decisiones difíciles que dan impulso a su país y a su pueblo”. Sus ministros de Estado celebraron la condecoración (José Antonio Meade de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público e Ildefonso Guajardo de la Secretaría de Economía) y Carlos Slim aclamó el reconocimiento con ánimo compartido.
Fue efímera la aclamación y gloria que EPN recibió en la ONU. Los trágicos acontecimientos que ocurrieron en Iguala, Guerrero, eclipsaron la imagen presidencial y cuestionaron severamente al Estado mexicano. La noticia corrió por todo el mundo. La tarde/noche del viernes 26 de septiembre quedará registrada como uno de los crepúsculos más horrendos en la reciente historia del estado de Guerrero. Ese día, en Iguala, vilmente fueron asesinados seis estudiantes de la Escuela Normal “Isidro Burgos”, además de 43 normalistas que a la fecha siguen en calidad de desaparecidos o quizá asesinados, desde el 26 de septiembre o en días posteriores. Han transcurrido 20 largos días sin tener ninguna certeza sobre la situación de estos 43 estudiantes normalistas. Nadie sabe si se encuentran vivos o muertos, pues están desaparecidos.
El horrendo crimen de Iguala conmocionó al mundo. La indignación nacional e internacional se ha expresado enérgicamente. La representación de la ONU en nuestro país condenó enérgicamente este crimen de lesa humanidad: “El sistema de las Naciones Unidas en México está profundamente conmovido por lo ocurrido y se une respetuosamente a la zozobra de las familias, el dolor de los deudos y al clamor de la ciudadanía para que se encuentre con vida a los desaparecidos…”.
José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), manifestó su consternación por ese crimen que “enluta no sólo a los mexicanos, sino a todos los países de América”. Asimismo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) exigió al Estado mexicano “implementar las medidas necesarias para localizar a los desaparecidos y proteger sus derechos humanos”. En el mismo espíritu de solidaridad humanitaria, Amnistía Internacional hizo diversas declaraciones sobre la grave situación de los sucesos de Iguala, Guerrero.
Como ha sido indicado por diversos articulistas, los acontecimientos de Iguala son una vergüenza nacional con responsables políticos de distintos niveles. Sin embargo, tal y como ha sido indicado por Jorge Z. Patterson, “en la opinión pública internacional el responsable de este salvajismo es el Estado, no un Gobernador de provincia”. Sin embargo, en la opinión pública nacional y local es prácticamente imposible que el Gobernador de Guerrero eluda su responsabilidad jurídica y política. Es de alta prioridad que el Estado mexicano no prolongue acciones prioritarias para salvaguardar la gobernabilidad nacional.
No se requiere ser politólogo o jurista para darse cuenta que en Guerrero hay vacío de poder y la ingobernabilidad permea en todos niveles sociales. Para bien del estado de Guerrero y de nuestra patria herida, es absolutamente necesaria la renuncia del Gobernador. Llegó la hora de su partida. Si ello no ocurre, en las próximas horas el Senado de la República tendrá que decretar la desaparición de poderes. La figura del juicio político también será una alternativa para oxigenar el poder local.
La movilización nacional e internacional no parará hasta encontrar la justicia anhelada. El Ejecutivo Federal debe accionar a la brevedad para evitar la agudización del conflicto que puede desencadenar nuevos hechos de violencia que nadie desea.
En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, concentra 20 mil indígenas para manifestar su solidaridad a los normalistas de Ayotzinapa. 8 de octubre del 2014.
México necesita operaciones de paz para apagar los conflictos que ahogan a nuestra patria. Lejos de querer enviar “Cascos Azules” a otras naciones, se requiere con urgencia pacificar nuestras provincias convulsionadas por conflictos locales. Son tiempos cruciales para tomar decisiones difíciles que den nueva esperanza a nuestra nación. Parafraseando a Marcela Turati, añoro que Iguala y mi amado Guerrero, no sean “una tierra fértil para la siembra de cadáveres”, sino una tierra en donde se haga justicia y se castigue con toda firmeza a los responsables de tantos horrendos crímenes que han ocurrido en nuestra tierra suriana.
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*Ex miembro del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).