- Entrevista a Santiago y Rember Yahuarcani, por Alberto Chirif.
21 de diciembre, 2012.- Entre el 6 y el 12 de octubre de este año, en La Chorrera (departamento de Amazonas, Colombia), lugar de extraordinaria belleza que, sin embargo, no puede hacer olvidar las brutales historias de caucheros que masacraron a familias indígenas durante el auge de la explotación de las gomas silvestres
, entre las últimas décadas del siglo XIX y primera del XX, se realizó el evento que congregó a descendientes de las víctimas que hoy habitan en Colombia y Perú.
Los pueblos indígenas más afectados fueron los Huitoto (1) , Bora, Ocaina, Nonuya y Resígaro. El encuentro, titulado “Los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce”, por la importancia que tienen esos elementos en la vida de dichos pueblos, tenía como doble finalidad “cerrar el canasto de la tristeza y abrir el de la abundancia”. Es decir, marcaba el tránsito de un pasado trágico en el que los indígenas fueron víctimas, a un futuro de esperanza en el que quieren ser actores.
Asistí a esa reunión como invitado. A todos quienes fuimos en esa condición se nos pidió “apoyo para que nos ayuden a involucrar a sus gobiernos en este proceso, lo mismo que a las demás comunidades que no pudieron estar presentes”. Apenas regresamos, escribimos con Manuel Cornejo un artículo que circulamos por Internet. La entrevista a Santiago y Rember Yahuarcani, artistas que pintaron el mural sobre el que gira parte de la siguiente conversación, es la primera de un conjunto de cinco que hice a otros personajes presentes en el evento y que espero poder publicar en sucesivos envíos.
Santiago y Rember, padre e hijo. Santiago es kukama por parte de padre y aimene -uno de los clanes del pueblo Huitoto- por parte de madre. Ellos viven en Pebas, capital del distrito del mismo nombre (Maynas, Loreto). Su calidad de artistas trasciende ahora la región y el país, y han expuesto en galerías de Lima y del extranjero. En esta entrevista Santiago habla más acerca del mural y Rember, sin dejar de referirse a esta obra, presenta una visión más personal de su posición como artista y como huitoto.
Habla Santiago Yahuarcani
Cuando llegamos acá nosotros teníamos que reunirnos con los ancianos del pueblo, con la autoridad. Entonces nosotros nos presentamos ahí y ellos pensaban que nosotros éramos gente blanca, gente extraña. Para sorpresa de los pobladores, nosotros éramos también sus parientes, éramos indígenas. Entonces ya había más acogida, era una alegría, estaban contentos porque ellos pensaban que el mural iba a ser pintado por una persona extraña, pero luego estaban muy contentos cuando supieron que éramos también huitotos.
Entonces se hizo la reunión para debatir el mural con las autoridades y los ancianos del pueblo. Se llegó a la conclusión de que se haga la primera escena antes del caucho, cuando la gente vivía en su tranquilidad, cuando había mucha comida. O sea, la cultura era a plenitud. Por eso representamos ahí la maloca, la gente, había mucha gente, el humo que sale de ahí representa que adentro están cocinando, están ahumando, hay mucha comida adentro, ¿no?
Entonces después de eso ahí está la yuca, está sosteniendo a la maloca. Ahí está el manguaré, las piñas, y ellos están saliendo. Después están las flores que existen ahí, las hojas de colores. Eso significa que ellos tenían una vida muy rica. Yo lo comparo como un paraíso, es una vida muy bonita. Es por eso es que están las flores, los frutos, el aguaje. Entonces después de haber tenido esa vida tan plena, ellos bajan por encima del manguaré ¿no? En el centro se plasmó la hoja del tabaco, en donde la gente está en una vida pacífica. Entonces ellos llegan a subir, a entrar por la hoja del tabaco, a la etapa de la explotación del caucho cuando eran torturados.
No me siento muy contento al haber plasmado esto, sino que tengo bastante nostalgia. Me siento triste al pensar que a nuestros abuelos los habían torturado tan cruelmente, ¿no? Es por eso, como siempre he puesto en algunas pinturas que yo he hecho, el corazón del varón del caucho. Eran hombres como que no tenían corazón ¿no? Entonces para mí es una tristeza y también es una alegría poder plasmar eso. Primero es una tristeza porque me da mucha pena los sufrimientos que hayan tenido los abuelos. Y la alegría es de poder plasmar esto y que haya un recuerdo acá, en la tierra de mis abuelos, para el contento de todos mis paisanos que están acá en La Chorrera.
La madre de Santiago Yahuarcani y abuela de Rember Yahuarcani. |
Después de las hojas, después de la etapa del caucho vamos a plasmar también ahí, con Rember, la yuca dulce (2) y también qué es lo que quiere en el futuro la generación de los indígenas, qué quieren más adelante, cómo quieren que sea su vida, el futuro de sus hijos. Eso vamos a estar tratando de ir diseñando, de repente hoy día o mañana, con Rember. El personaje que vemos en el centro es el Moo Buinama, el personaje del cabello largo que es el padre, el creador, el dios todopoderoso.
El mural se ha hecho no al pedido de nosotros, sino que nosotros estamos haciendo lo que han pedido de las autoridades. Siempre vienen algunos a pedir que se plasme algún otro personaje o a decir algo que no esté de acuerdo con ellos. Entonces nosotros estamos aquí para que todos queden a gusto, ¿no?
El manguaré significa cuando había la plenitud, la plenitud de la vida que ellos tenían. Había cultura, había comida, había todo, ¿no? La vida era muy tranquila. Entonces mucha felicidad existía, entonces al llegar a la hoja del tabaco ya entran a un proceso de esclavitud. Las personas que vienen ahí todavía con sus varas (3), ellos están saliendo de las danzas, de las fiestas. Entonces ellos al llegar terminan el manguaré y pisan ya la hoja, y al momento de hacer esto, del manguaré a la hoja, ellos empiezan a dejar tirando sus varas del baile. Entonces ellos ya están sin nada, están todos solos, y ya empiezan a entrar a la etapa de la esclavitud y empiezan a cargar los cauchos. Por eso es que ellos van subiendo ya.
Queremos poner la hoja del tabaco, es la hoja principal, es la hoja que da fuerza, vida, y da sabiduría a toda la cultura huitoto. La hoja la ponemos ahí, y este personaje que está aquí cargando la hoja de tabaco son las autoridades, quienes son responsables de este evento, quienes están queriendo sacar adelante a su pueblo. Esto representa a todas las autoridades, esto significa este hombre que está cargando, pero todo esto está dentro de la hoja del tabaco porque la hoja es la que protege a la cultura, a toda la vida de todos los huitotos.
Esta depresión aquí es cuando ellos empiezan a entrar a la etapa del caucho, es como agarrar esa línea y como sumirse, ¿no?, o sea irse a una oscuridad y luego ya empezar a salir a lo que ya hoy en día es un futuro mejor, buscar otro futuro. Es como salir. Es por eso que ahí donde termina la hoja va a haber una multitud de gente, de indígenas que están ahí.
Eso todavía falta, falta plasmar. Entonces va a haber una multitud de indígenas que están con unas banderas, o sea las banderas son las hojas de tabaco. Eso falta plasmar, sí, eso es lo que se está haciendo Rember, y las piedras estas son las piedras de acá, de La Chorrera. O sea, la historia dice que ellos quedaron en una fiesta, ellos robaron el traje de Juma, o sea del jefe del clan Aimene. Entonces es por eso que él con mucha rabia maldijo esto y todos los que estaban bailando se convirtieron en piedra. Es por eso que las piedras son seres humanos, es por eso que las ponemos. Las autoridades han pedido que tengan ojos todas las piedras.
Hay otra historia sobre esto que dice que Juma ha llegado al chorro y entonces ha empezó él a pescar, ¿no? Él tenía una túnica blanca, él se la sacó para poder meterse al agua y empezar a poner sus trampas, y mientras tanto los niños le habían robado la túnica, ¿no? De esta manera Juma se molesta. Entonces cuando él empieza a buscar su túnica, no había. Después los muchachos le habían devuelto a él, pero después ya había una fiesta. Entonces Juma tenía un cuchillo así, de carrizo. Con eso, cuando ellos estaban en plena danza, a las cinco de la mañana, Juma empezó a dar un puñalazo hacia el cielo, ¿no?, y vino un rayo que convirtió a toda la gente en piedra. Entonces es por eso que este lugar se llama en nuestra lengua Nof+ko monaya je?, que quiere decir la gente del amanecer, porque la gente cuando quedo endurada ha sido las cinco de la mañana.
Es algo que también corrobora la vida que tienen los indígenas, ¿no? Ellos también sufren, o sea la naturaleza sufre también, igual que los indígenas. Es por esto que se ve ahí también más árboles, hartos, muertos, secos, que están ahí más que plantas vivas.
- Después ahí abajo también hay un humo ¿no?, que sale delante de esos caucheros que están parados…
La historia dice que cuando llegaron acá los que no completaron el peso del caucho, había diferentes maneras de hacerle el castigo. Entonces ellos empezaron a meter a los indígenas en costales, y una vez amarrados en costales, entonces ellos los empapaban con petróleo, con querosene, les prendía y les quemaban. Entonces algunos que pataleaban ahí adentro podían caerse al agua y ellos ahí se ahogaban solitos. Todavía falta poner ahí los que están en el agua, los que están ardiendo en el costal, y los que lograban desatarse y salían, ellos eran disparados.
Las malocas, hemos tratado de poner las malocas así a una distancia, tratando de ver, porque las malocas, en las diferentes estaciones, o sea, en las diferentes comunidades, eran quemadas. Las malocas eran quemadas en diferentes partes, en diferente lugar, diferentes estaciones. Iban quemando a los indígenas. De esta manera es que los indígenas se terminaron, mucho, mucho se terminaron los indígenas, ahora es muy poco los que existen acá.
Habla Rember Yahuarcani
Bueno, yo pinto desde que estaba en el colegio, ¿no? Desde que empecé, mi papá siempre estaba trabajando artesanías desde muchos años. Entonces, nosotros ahí hemos estado pintando con mis hermanos, tratando de hacer lo mejor, y después de eso, cuando ya vivía en Pebas, empezó a venir los turistas. Les llevábamos para vender y tratar de conseguir nuestros recursos. Entonces empezamos a pintar.
Pintábamos sobre llanchama (4). Desde muy antes, mi abuelo es el que me empezó a enseñar a sacar llanchama. Yo he caminado bastante con mi abuelo, y bueno esa es la tela en que pintamos y seguiré pintando, ¿no?, y bueno, de ahí el trabajo, la experiencia o los tiempos hacen que en cualquier trabajo vayas perfeccionando, ¿no? Siempre me ha gustado eso, y lo que me gusta más es representar la historia, las costumbres y quiero que conozca la opinión pública, ¿no?, porque muchos no conocen nuestras costumbres, nuestras leyendas y todo eso que es muy interesante.
Yo me he criado en Pebas y lo que no he aprendido de mi lengua, lo que no compenso con el idioma lo compenso con la historia.
Yo empiezo a pintar lo que mi papá me enseña a pintar. Entonces la familia crece, la familia está dedicada a la artesanía. Entonces, como un carpintero que enseña al hijo a hacer algunos utensilios, qué sé yo, herramientas para comer, y todas esas cosas, mi papá me enseñó a hacer, a pintar. Mi mamá aprendió a hacer todo lo que es la comida huitoto de mi abuela, la que ahora está acá. Entonces crecimos en eso. No somos el cien por ciento de huitoto, pero aprendimos mucho, compensamos mucho con la comida, la historia y esas cosas.
Y después yo creo que siempre, como lo he dicho, debe haber un proceso de investigación incentivado por los propios, llamémoslos indígenas, porque esta palabra “indígena” a mí no me gusta para nada. Dicen que es una manera de encontrar un vocablo que puede unificar a la gente de diversas tradiciones. Me pregunto si es para unificar o excluir. Es relativo…
Entonces, yo empecé a leer mucho sobre la cultura. Después de las historias que me contaba mi abuela y todo eso. Desde muy chico comencé a encontrar las mismas historias en libros sobre investigación de historiadores, de antropólogos. Comencé a leer lo mismo que mi abuela me comenzaba a contar, y ahí empiezo a por poner eso sobre la llanchama, que fue el primer soporte donde comencé a pintar, y ahí empezó todo esto. Yo empecé a recibir conocimiento de ella, a través de ella, sólo de ella.
Empecé pintando todo lo que era mitología, tradición, historia y todas esas cosas que han venido haciendo otros pintores hasta el punto que me di cuenta que también… que pinturas con esos temas de hecho que son importantes, pero que también tienden como a encasillar al pintor, más en este caso si eres indígena, ¿no?, o desciendes de alguna cultura, una etnia amazónica. Entonces decidí cambiar el estilo. Decidí cambiar el discurso, decidí cambiar la construcción de la obra y los elementos que van a ir dentro, y ahí comencé a sacar todas estas formas más estilizadas que de hecho son diferentes, son únicas, pero que para mí siguen teniendo el mismo sentido y el mismo fundamento que es los Huitoto y su historia.
Además, se me metió mucho en la cabeza de que mi obra tenía que ser no sólo considerada como obra de un artista indígena, un artista huitoto, sino que debía ser considerada como una obra de arte contemporánea que pueda ser vista, que pueda ser interpretada de cualquier ángulo o de cualquier punto, o desde cualquier tipo de persona.
Ahora pinto también con acrílicos, óleos, pinto con eso… No he abandonado la llanchama, todavía tengo mucha llanchama en casa. Lo que pasa también es que está el otro tema, que es el mercado, o sea, más personas, más coleccionistas se van a sentir más seguros de adquirir una obra sobre lienzo que adquirir una obra sobre llanchama por el mismo hecho de la conservación, de saber cómo hacer un enmarcado, cómo conservar la obra, de saber cómo van a reaccionar al tiempo también.
Lo que pasa, creo, que en el caso amazónico, digo en el caso amazónico porque soy amazónico, creo que el tema de ser un artista completo es muy, muy importante. Lo que siempre digo, el mundo amazónico, el mundo indígena necesita…, no, no necesita, ¡tiene que tener el respeto que se le ha negado!, pues es un montón de tiempo, ¿no? Respeto, reconocimiento por mucho tiempo que ha estado negado. No olvidemos que antes que existiera todo, ellos fueron las primeras personas que estuvieron acá.
Entonces creo yo que el tema sobre artista o artista amazónico o artista indígena tiene que ser una cuestión muy seria y muy completa. Así, pues, para poder defendernos, no sólo tenemos que ser un pintor que pinta bien, tenemos que ser un pintor que defienda su cosa, que pueda interpretar, que pueda escribir, bueno, que sea completo, creo que eso hace que la obra también trascienda.
La idea acá del mural, como dijo Santiago, era tener en cuenta lo que pidieron los jefes de acá. La obra está como dividida en tres partes, ¿no? El mundo que fue antes; la época del caucho, que fue la época como todos sabemos trágica, pero ahí estamos; y la parte, la tercera parte, que es digamos más actual. Entonces, están los elementos más importantes, ¿no?, de la cultura huitoto que es el tabaco, la coca y la yuca dulce que es la mujer. Es lo que predomina en el cuadro…
Entonces, si te das cuenta los tres personajes están como que ocupan mucho espacio en la obra, y el espacio y la dimensión de cada personaje es como darle la importancia que tienen dentro del imaginario huitoto. No hay que olvidar también que está ahí el dios creador, Moo Buinaima, el hombre que carga todo ese peso tremendo de ahí del caucho. Lo que siempre digo es que el mundo amazónico, por más que ha sido por todos los golpes y atropellos que ha pasado y sigue pasando hasta ahora, si tú mismo ves, te sientas por ahí y ves gente que sigue muy contenta, sigue muy alegre, está muy feliz.
Mi papá con su propio estilo está ahí pintando y tratando de plasmar lo que le han pedido. Yo llegué acá no como pintor, llegué como ayudante. Entonces he tratado de que la obra, de que la idea principal de mi papá predomine y yo me sumo a eso.
Por las señoras con que hemos hablado y que han venido a hablar acá, sé que la mujer se identifica con la yuca dulce, la yuca dulce es la mujer dentro del pensamiento huitoto. Todas las señoras han pedido que debe estar la yuca dulce. El título del mural es “El grito de los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce”, entonces ahí está la mujer y el hombre. En esas tres cosas están ambos.
- ¿Me dirás por qué exactamente se asocia a la yuca dulce con la mujer porque digamos que todo el trabajo de la chacra es un trabajo femenino, pero por qué en este caso específicamente a la yuca dulce se la asocia con la mujer?
La verdad es que no lo sé, Alberto.
(1) En Colombia, luego de un proceso de unificación del alfabeto que duró cerca de tres años, docentes indígenas y lingüistas acordaron elimina la h. Por eso en ese país escriben Uitoto. Si sigo escribiendo el nombre de este pueblo con h no es por desacuerdo con la medida, sino porque corresponde al uso actual en el Perú. Agradezco esta y otras aclaraciones a la educadora Ruth Chaparro, subdirectora de la Fundación Caminos de Identidad (Fucai).
(2) En la literatura científica se suele reconocer dos grandes categorías de yuca: la amarga o venenosa y la dulce o no venenosa. La primera solo se puede consumir luego de un proceso para extraerle el ácido cianhídrico que contiene ya que, de lo contrario, tiene consecuencias mortales. La segunda es la que comemos habitualmente en las ciudades. No obstante, cuando boras, huitotos y ocainas hablan de yuca dulce se refieren a una tercera categoría de yuca que únicamente sirve para preparar bebidas no alcohólicas. Es igualmente venenosa, aunque en menor porcentaje que la “amarga”, por lo que también debe pasar por un proceso para eliminarle los tóxicos, pero no sirve ni para consumirla directamente ni para preparar la torta de yuca o cazabe, sino únicamente para hacer bebidas.
(3) En los bailes, los danzantes golpean el suelo con una vara marcando el ritmo.
(4) Corteza de un árbol del mismo nombre usada por diversos pueblos indígenas para fabricar máscaras, faldellines y otras piezas. Actualmente, muchos las usan como “telas” para pintar. Se prepara remojándola y machacándola hasta ablandarla.