Foto: El Diario
Por Gisella Evangelisti*
11 de diciembre, 2012.- Mientras en el Cauca palpitaba el Foro Nacional de Comunicación Indígena, en la Universidad de Barcelona se desarrollaban del 21 al 23 de noviembre unas jornadas de intercambio de saberes y experiencias de resistencias, entre líderes indígenas del Cauca y activistas y académicos catalanes. ¿Qué podemos aprender unos de otros, los que vivimos en las orillas opuestas del “charco” atlántico, pero que nos consideramos todos y todas como habitantes conscientes del planeta, hijos e hijas de la Madre Tierra?
No está demás recordar que esta bella ciudad mediterránea, Barcelona, que se ha autodefinido “terra de trobada” (o encuentro), vive ahora la crisis de un continente deprimido, donde la pobreza está alcanzando el 25 % de la población, gracias a las durísimas políticas de austeridad practicadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que apuestan a sanear en tiempo record los presupuestos públicos (abultados por la corrupción sobre todo en los países del Sur Europa) y los desmanes de los bancos especuladores, (sobre todo en España e Irlanda) pasando la cuenta a la gente de a pie, de la que se va recortando día a día los derechos a la educación y la salud.
Con el resultado evidente de una tercer- mundialización de los ciudadanos europeos, que por primera vez desde los últimos cincuenta años se esperan tener sueldos precarios y un futuro incierto. ¿Y el famoso principio del bien común que fue uno de los pilares de la Unión Europea? Se está perdiendo bastante en el camino, al parecer.
¿Cuáles son las resistencias de la gente? En España, la “marea blanca” de médicos y enfermeros protesta contra la privatización de la salud, 200 jóvenes salen cada día del país buscando trabajo en el extranjero; Catalunya busca la independencia, y se han duplicado las empresas sociales; la gente recoge toneladas de alimentos para las familias empobrecidas, organiza comedores, y recoge firmas contra la ley de desahucios.
Sin embargo, los bancos y el gobierno español se resisten a cambiar una ley vergonzosa, que ha botado a la calle (hasta ahora) casi 500mil familias que, al perder trabajo y casa, secuestrada por el banco, encima tienen que seguir pagando las letras. A pesar de la ola de suicidios entre los desahuciados, a las familias se les denega la dación en pago, o sea que el banco descuente de la deuda la cifra ya pagada por la vivienda secuestrada. Solo ahora algunos bancos han accedido a encontrar acuerdos que eviten el desahucio de las familias, apoyadas en su lucha por el Movimiento de los Indignados, que incluye también unos combativos abuelitos y abuelitas.
El llamado de Rajoy a que los ricos se compadezcan de la difícil situación pública y saquen sus montoncitos de dinero de bajo el colchón (léase, de las caja fuertes en Suiza u otros paraísos fiscales) para pagar un benévolo 10 % de impuestos sobre los intereses madurados desde el 2008 al Estado, pocos han respondido a la llamada de la amnistía fiscal.
Y han pasado hechos grotescos, como este: en la casa del ex presidente de la Patronal, (CEOE) el señor Gerardo Díaz Ferrán, que siempre pregonaba que para salir de la crisis la mejor receta era “trabajar más y ganar menos”, fue encontrado un kg de oro y 150 000 euro en metálico de “caja chica”. ¿En qué consistía su duro trabajo? Pues, en fundar a golpe de especulación un imperio turístico que tenía los pies de barro, y hundir empresas como Aereolíneas Argentinas y Air Comet (dejando en las Navidades millares de viajeros latinoamericanos a tierra) por lo cual ahora está detenido por alzamiento de bienes, blanqueo de dinero y otras amenidades.
Quién sabe de dónde habrá sido extraído este kg de oro que fue a parar en sus manos, pensamos. ¿De minas a cielo abierto, como la de Serra Pelada de Brasil (que unos definían en los años Ochenta el “vestíbulo al infierno”), de Colombia, el país donde se han dado más concesiones mineras a compañías multinacionales, o de los espléndidos ríos de Madre de Dios, que la extracción del oro deja regados de mercurio? Cual sea su origen, está claro que ningún jornalero que lo ha extraído sudando la gota gorda, se ha enriquecido como este avispado señor, (a quien el Estado español ha pedido ahora unos 30 millones de euro de fianza).
“No es ésta la receta para salir de la crisis financiera, amigos europeos”, nos ha recordado con fuerza en la reciente Cumbre Iberoamericana de Cádiz, Dilma Roussef, presidenta de Brasil. “El problema no es el modelo de estado de bienestar europo, sino las políticas de ajuste que están tomando, que les llevarán a una recesión brutal”, has afirmado Dilma. Es la misma receta que en los años Ochenta ha impuesto el FMI a los países latinoamericanos para reducir la deuda externa crecida de forma desmedida por intereses crecientes e injustos, (tanto que el Jubileo 2000 de la Iglesia Católica pidió su cancelación). Hubo así la famosa “década perdida” de los Ochenta.
“Ha sido bueno para ustedes, los 27 países europeos, unirse en un mercado único, contando con 600 millones de consumidores, dotarse de una moneda única y una tasa de cambio baja”, ha afirmado Dilma. “Por eso ahora en Brasil apostamos a crear un buen mercado interno, facilitando créditos para la gente, y el acceso a la educación para los pobres, pero manteniendo a la vez la austeridad fiscal y la trasparencia en las cuentas públicas”.
Sin embargo no siempre la historia es escuchada como maestra de vida, y por eso puede tener ribetes surreales. Mientras la Repsol contamina, entre otros, el valle del Urubamba, Rajoy pide a los más prósperos empresarios latinoamericanos de invertir en una España endeudada, (que contra vientos y mareas decide aumentar los gastos militares y salvar bancos fraudulentos). En fin.
Sí, existe un conflicto permanente de intereses entre el Estado, y los Pueblos Indígenas, recuerda Marc Gavaldá, un activista catalán que está dedicando su vida a documentar los estragos de las compañías petroleras entre las poblaciones indígenas latinoamericanas, y sensibilizar sobre el tema el público español.
"¿Para qué y para quienes América Latina debe estar obligada a exportar materias primas, siguiendo, con algunas variantes, el modelo económico colonial, y pretendiendo tan poco respeto ambiental a las multinacionales?" |
La gigantesca pregunta que surge desde estas denuncias es entonces: ¿Para qué y para quienes América Latina debe estar obligada a exportar materias primas, siguiendo, con algunas variantes, el modelo económico colonial, y pretendiendo tan poco respeto ambiental a las multinacionales? ¿Es su única posibilidad de desarrollo exportar soya, minerales, petróleo o biocombustibles (como antes, la plata de Potosí o el azúcar de Brasil) si esto conlleva la contaminación de ríos y faldas acuíferas, el empobrecimiento de sus tierras, de sus semillas y de sus pueblos, con la difusión de los monocultivos y la construcción de grandes carreteras y represas? El movimiento popular brasileño “Mil usinas” pide que en vez que las enormes inversiones en represas, se financien los municipios para que produzcan su propia energía. ¿Utopia? No.
En Europa, algunos países que se han dado cuenta de los daños ambientales provocados por la economía basada en los combustibles, están apostando ahora a las energías renovables, producidas por el viento y el sol. Entre ellos, el país líder en Europa, Alemania, que tiene muncho menos horas de sol que el Sur Europa y América Latina, con una ley que renuncia a las centrales nucleares y favorece las energías renovables descentralizadas, que también crean muchísimos puestos de trabajo.
Observamos tras afinidades entre los agricultores europeos de “Km.Cero” o “Slow Food”, fautores de la agricultura orgánica producida in loco, (sin usar agrotóxicos o combustibles para el trasporte de los productos de un lado al otro del planeta) y a nivel internacional los pequeños agricultores de movimientos como “Via Campesina”, que defienden, como los pueblos indígenas, el derecho a producir sus alimentos en un ambiente sano: en dos palabras, su soberanía alimentaria.
Experiencias como la exitosa Feria Gastronómica de Mistura en Lima, una de las más grandes de Latinoamérica (que ha sido posible con los productos de pequeños agricultores peruanos) o la de Salinas, (en la sierra central ecuatoriana), donde después de un primer apoyo de la cooperación los campesinos han dado vida a un consorcio de producción y comercialización de lácteos, pizzas, y mucho más, demuestran como sea posible mejorar la economía local sin prejuicio por la naturaleza.
En las Jornadas de Barcelona ha intervenido también el profesor Joan Martinez Alier, del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la UAB, autor de varios libros sobre ecologismo en el Norte y Sur del mundo, explayándose en casos y ejemplos estudiados a nivel internacional, que serán reportados en un artículo a parte.
Uno de ellos es el problema de las concesiones a industrias camaroneras que destruyen los manglares, fuentes de subsistencia para las poblaciones costeras en Honduras, Guatemala, Tailandia, Sri Lanka, Indonesia, India, Filipinas, Bangla Desh. Se trata de una industria no sustentable, que ha sido fomentada por el Banco Mundial para que sus ingresos sirvan para pagar la deuda externa, y que es objeto de muchos conflictos ambientales. En los países del Norte se puede boicotear su consumo, en apoyo a las poblaciones del Sur.
Y finalmente hemos escuchado el testimonio de las lideresas indígenas del Cauca, y su impactante mensaje. Las miradas de Maria Ovidia Palechor, lideresa del pueblo Yacuruna, y Marta Cecilia Tunubala, de ACIN, impresionan por su serenidad. Y eso que no acaban de llegar de una sesión de masajes orientales, sino de esta región tan convulsionada de Colombia, atrapada entre guerrillas, ejército, y compañías mineras, donde las mujeres, como relatan, pueden sufrir violencias inenarrables. ¿Cuáles son sus recetas para contrarrestar la violencia y mejorar la vida?
“Primero hay que preguntarse: ¿hacia dónde queremos ir”? Comienza a explicar con voz pausada María Ovidia.” En el Cauca, nos hemos juntado 9 pueblos indígenas, para ser más fuertes y hacernos más visibles frente al Estado. El movimiento indígena está avanzando. Se han instalado vallas para alejar guerrilla o ejercito, controladas por guardias indígenas. Todo esto es muy importante, pero, ¿qué cambio estamos buscando si no se incorpora el pensamiento de la Mujer, y no se valora su trabajo, en la casa y afuera?
“Nuestra tradición indígena habla de roles complementarios y paritarios de Hombres y Mujeres; además dentro de cada uno de los seres humanos hay energía femenina y masculina a la vez. Pero hay una deuda histórica hacia las Mujeres, se ha excluido su pensamiento, y se ha ignorado su aporte en las luchas indígenas: por eso ahora nos encontramos empantanados en guerras infinitas (donde se expresa el lenguaje “masculino” de la agresividad), como las que afligen Colombia.
Las Mujeres tenemos un modo diferente de sentir, mirar, pensar, que abarca los detalles, que vela por el bien de todos. Pero el modelo educativo, político, social y económico dominante niega esta sabiduría, y ha dejado a las Mujeres fuera las escuelas: no les ha convenido hacerlas estudiar, por no tener que tomar en cuenta su inteligencia.
“Por eso hemos conformado las Tulpas de las Mujeres, para enfrentar juntas las situaciones difíciles que encontramos cada día, los desplazamientos, las violaciones, los problemas familiares. Son círculos de intercambio y encuentro, que recuerdan el fogón donde nuestras abuelas contaban historias, y transmitían saberes.
Los círculos representan también los ciclos, como el de la vida, o de la luna, con la menstruación. Queremos seguir conservando las prácticas de la medicina natural, los conocimientos de las parteras, y en espacio publico el tema de la defensa de los idiomas indígenas. Tratamos de sensibilizar las chicas a no involucrarse con los grupos armados, pues la presencia de tanta gente armada asusta a los niños, arrasa con las plantas medicinales, no respeta los territorios sagrados.
“En el proceso organizativo de los Pueblos Indígenas encontramos a veces actitudes machistas, pero estamos convencidas que se pueden superar, conversando. Esos hombres machistas son a la vez padres de nuestros hijos. No podemos decir que este camino ha sido o siga siendo fácil, pero hay líderes que nos apoyan, y vienen a escucharnos. “Sabemos que antes de tratar de resolver los problemas allá afuera, tenemos que sanar nuestro cuerpo y mente, reconectándonos con nuestros hermanos mayores, la luna, la tierra, el cielo. Haciendo el silencio dentro de nosotros, y en los círculos, buscamos las estrategias más adecuadas para encontrar soluciones. Así tenemos más serenidad y esperanza.
“Las Mujeres hemos creado el Movimiento social contra la Guerra y por la Paz, y las Cortes de Mujeres, que hacen audiencias públicas para crear memoria colectiva, y buscan una reparación integral, para que estas injusticias no se repitan. Muchos sobrevivientes reclaman sus derechos desde 1995. En todos los espacios internacionales vamos denunciando los sufrimientos de las Mujeres y de todo el pueblo. Ahora queremos restaurar en Colombia este principio de complementariedad y paridad con el Hombre. “Todo nuestro discurso tiene su raíz en la espiritualidad.
El Sumak Kawasy, el “buen vivir” de los indígenas, el vivir con más sobriedad y solidaridad en el Norte, son parte de la lucha común para preservar la vida en la Madre Tierra. Lo sentimos también con el corazón, y no solo con la mente, cuando terminamos el evento tomados de la mano, en círculo. Y salimos, gracias a esos preciosos testimonios, con más energía y paz para enfrentar lo que hierve allá afuera, en el mundo.
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*Gisella Evangelisti es escritora y antropóloga italiana.