Servindi, 19 de octubre, 2011.- “No podemos hablar de un país equitativo, democrático, con inclusión si es que hay un sector que todavía no es tomado en cuenta ni valorado”, señaló Lidia Rengifo, del pueblo yanesha, en su intervención en la conferencia de “Las Mujeres como Socias en el Desarrollo”.
La conferencia se desarrolló el 18 de octubre en el auditorio de Estudios Generales de la Universidad Católica, en el marco de la Semana de la Inclusión Social por el primer aniversario del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
Entre los pilares para llegar al poder de la mujer, Rengifo señaló que debemos “reconocer el poder de la mujer por sus diversas habilidades o conocimientos en sus propios espacios”.
“Tenemos muchas creatividades que aun se mantiene invisibilizadas. En todo lo que creemos y vemos de la gran potencia de la mujer amazónica, nos enteramos de que hoy es el momento de que se ambicione a un objetivo futuro general”, añadió.
Estamos encaminándonos a una visión de la mujer del Quinto Mundo. “La mujer del Quinto Mundo engloba todo un poder de libertad. Engloba también la libertad de opinar, la oportunidad de transformar”. Una mujer que puede “apoyar en todos los espacios: políticos, económicos, sociales y culturales, una mujer completa con energía y valor”.
Bosques
El pueblo indígena conserva adecuadamente a los bosques y el ambiente, señaló Rengifo durante su intervención.
“Tampoco queremos quedarnos en la conservación, queremos transformar, queremos aprovechar, queremos ser beneficiados con la bondad que existe en la amazonía”.
“Una sociedad emprendedora conserva, aprovecha y maneja todos los recursos que tenemos dentro del país”, señaló.
Mujer y desarrollo
Monserrat Blanco, por su parte señaló que las debilidades que sufren las mujeres oculta e invisilibiliza las capacidades, fortalezas y poderes de la mujer.
Ella es consultora de género y bosques de la Iniciativa para la Conservación de la Amazonía Andina (ICAA) de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
“Muchos estudios hoy en día dan cuenta de que la sobrevivencia de las poblaciones rurales latinoamericanas es posible gracias al trabajo de la mujer”, añadió.
Asimismo sostuvo que las mujeres tienen una participación economía clave en la sociedad. Esa participación, sin embargo, se da en condiciones de “suprema desigualdad”.
Para poder el desarrollo o potenciar las capacidades y la participación económica de la mujer no podemos solamente ofrecer recursos materiales o económicos, sino que hay que fortalecer la participación de las mujeres en los espacios donde se toman las decisiones, aclaró.
Pero, asimismo, hay que asegurar que esa participación de las mujeres será efectiva y sostenible.
Con respecto a la participación económica de la mujer, en la amazonía, ellas contribuyen al desarrollo y a la calidad de vida de sus pueblos.
“A través de sus conocimientos tradicionales y sus enorme sabiduría, que permite mantener con vida a sus hijos”, contribuyen las mujeres indígenas a la sociedad.
Este trabajo es invisibilizado, no es tomado en cuenta por los sectores, ni por las políticas públicas, no se toma en cuenta, cuestionó la experta.
“La única manera de lograr que todas nuestras iniciativas para fortalecer económicamente a las mujeres se sostengan en el tiempo es logrando que ellas participen en los espacios de toma de decisiones”, señaló.
Mujeres amazónicas de éxito
Carlos E. Quintela, jefe del Proyecto Perú Bosques de USAID, presentó tres ejemplos de mujeres que han tenido éxito en distintas actividades, gracias a su capacidad de liderazgo.
“Las puertas de la economía del bosque no se abren con la misma facilidad en todos los segmentos de la sociedad. El 5% de las concesiones forestales en Perú están en manos de mujeres que representan el 50% de la población”, aseguró.
Uno de los casos de éxito es el de Llamely Tejedo, artesana de madera de Iquitos, Loreto, quien exporta más de 400 piezas de artesanía a los Estados Unidos y Europa.
Ella usa maderas exóticas como Llama Rosada, Sacha Cumaceba, Palo Sangre o Palo Violeta, muy cotizada en mercados internacionales.
Al mismo tiempo ayuda a las comunidades a certificar sus bosques y a utilizarlos de manera sustentable.
Por otro lado, Sara hurtado es productora de castaña en una concesión de más de 1 200 hectáreas con 500 castaños en Madre de Dios.
Ella es dirigente de la asociación de castañeros de Madre de Dios que agrupa a 36 personas, entre ellas, 10 mujeres.
Por último, Ayli Quinteros diruge una empresa Mishki en Chazuta, San Martín, donde el cacao se convirtió en una fuente de progreso, desplazando a los cultivos de coca que solo generaban violencia y muerte.
El cholocate artesanal que elabora junto a sus socias hoy tiene alta demanda en el mercado nacional e internacional.