Por Carmen Carrasco
Servindi, 11 de setiembre, 2012.- El pasado 30 de agosto la noticia de una posible matanza a cerca de 80 indígenas miembros de la comunidad yanomami de Irotatheri, del municipio del Alto Orinoco, saltó a la luz a través de organizaciones defensoras de los derechos indígenas. El gobierno venezolano -sin haber investigado- negó inmediatamente los hechos. Hoy la investigación parece concluida, pero quedan muchos vacíos en la forma cómo se procedió durante la misma.
La denuncia data del 27 de agosto, cuando un informe de la organización yanomami “Horonami”, de la comunidad “Irotatheri”, denunció haber sido víctima el 5 de julio del ataque de presuntos garimpeiros (mineros ilegales) provenientes de Brasil, quienes dispararon desde un helicóptero.
Luis Shatiwe, un líder de la Organización Horonami Yanomami, dijo la semana pasada que la cifra de muertos se había transmitido entre los pobladores de las comunidades de Momoi y Parima, cercanas al lugar de los hechos.
Luis Shatiwe
Agregó que se dice que las personas de la villa de Hokomawe vieron restos quemados en la comunidad vecina de Irotatheri y que hablaron con tres sobrevivientes que estaban cazando en el bosque cuando habría ocurrido la matanza.
Ahora, indígenas niegan matanza
Sin embargo, ha sido el mismo Luis Shatiwe, quien el sábado 8 de setiembre llegó a la comunidad Irotatheri con una comisión integrada por la Fiscalía, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), y médicos forenses, y -según señaló- encontraron el sitio en total normalidad.
Por su parte, periodistas venezolanos han llegado hasta la comunidad de Irotatheri, donde los indígenas negaron haber sufrido un ataque: "No mató nada", dijo Massupi, jefe de la comunidad, en declaraciones a periodistas.
"Acá estamos fino (bien)", agregó a través de un intérprete, el aborigen sorprendido por ver a personas ajenas a su comunidad.
La denuncia
Según la denuncia del 27 de agosto, los atacantes habrían llegado en un helicóptero y asesinado a la mayoría de los integrantes de la comunidad (cerca de 80 personas) cuando se encontraban al interior de su “shabono” (vivienda tradicional yanomami).
En cuanto el gobierno venezolano se enteró de la noticia, armó una comisión con que se dirigiría al lugar de los hechos con el fin de verificar lo ocurrido. El ministro de Defensa, Tareck el Aissami, señaló el 3 de setiembre que la presunta matanza de indígenas yanomamis era una “falsa noticia”.
“Visitamos todas las comunidades yanomamis y, por fortuna, se encuentran sin ningún tipo de hecho qué lamentar o alguna situación de violencia”, aseguró.
Las declaraciones del ministro respaldaron la versión de la ministra para los Pueblos Indígenas, Nicia Maldonado, quien aseguró que la comisión oficial enviada a la zona no encontró evidencia de la supuesta masacre.
Cuestionan versión oficial
Los garimpeiros
Un garimpeiro (voz portuguesa que significa ‘buscador’ o ‘explorador’) es un buscador de piedras preciosas en la Amazonía. Son obreros mineros sin nacionalidad, generalmente provenientes de Brasil. Se calcula más de 800 mil personas dedicadas a estas actividades. En la frontera Brasil-Venezuela, en la reserva o territorio indígena yanomami, operan más de 80 mil garimpeiros, desplazando a la población indígena e incluso, asesinándolos. Tienen más de 300 pistas de aterrizaje clandestinas que sirven de tráfico a más de 800 aerotaxis. Se estiman que operan unas 10 mil máquinas de extracción y más de 2.000 dragas que lavan el suelo de los ríos para sustraer el oro. Extraen alrededor de 60 toneladas anuales de oro. |
La versión oficial del gobierno fue cuestionada, en un primer momento, por la exdiputada Pastora Medina, quien afirmó que la comisión enviada no podría haber llegado a la zona en el tiempo transcurrido desde que empezaron las investigaciones.
“En 24 horas es imposible conseguir la información. Primero, tendrían que ir a La Esmeralda en avioneta, de allí tomar un helicóptero hasta Parima y luego caminar por seis días hasta Irotatheri, en el Alto Ocamo. Regresar lleva el mismo tiempo”, aseguró.
Por su parte, el secretario ejecutivo de Pueblos Indígenas de la Gobernación del Estado Amazonas, Hilario Linares, exigió al Gobierno que demuestre con fotografías que la comunidad de Irotatheri se encuentra a salvo.
Además, el gobernador del Estado de Amazonas, Liborio Guarulla, cuestionó que la comisión no llevara al lugar de los hechos a representantes de las organizaciones indígenas ni a periodistas.
En un comunicado, las organizaciones integrantes de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de Amazonas (COIAM) rechazaron el anuncio oficial sobre la inexistencia de pruebas de la presunta matanza, pues aseguran que la comisión enviada no pudo haber llegado a la comunidad Irotatheri.
Por otro lado, Christina Haverkamp, defensora alemana de los derechos indígenas, opinó que es posible que las autoridades que viajaron al área simplemente no encontraran la comunidad en cuestión y deberían seguir investigando.
Basado en los relatos del grupo indígena, “pienso que ahí hubo asesinatos”, agregó Haverkamp, quien trabaja con los yanomami desde hace dos décadas en Venezuela y Brasil, y conoce un poco de su dialecto.
Conflicto electoral
Liborio Guarulla, lamentó que la denuncia haya tenido lugar en plena campaña política. “El gobierno considera que todo escándalo le perjudica en este momento, por lo que ordena callarlo”, anotó.
La comunidad Irotatheri está compuesta por unos 50 indígenas, la mayoría de ellos niños. Generalmente andan desnudos, pero con la llegada de los periodistas el Gobierno les regaló vestimenta.
Esta no sería la primera vez que sucede una tragedia así para los yanomami. En 1993, dieciséis indígenas fueron asesinados por garimpeiros de Brasil en la población de Haximú.
En 2008 también murieron cinco indígenas en la comunidad de Momoi, intoxicados por el mercurio que utilizan los mineros para la explotación del oro y que ha contaminado suelos y los ríos de la zona.