Por Carlos Mamani
7 de junio, 2012.- En la tradición política de Bolivia no encuentro otra palabra que no sea GOLPE para describir lo ocurrido en la llamada "Asamblea extraordinaria consultiva de los pueblos indígenas del Oriente, Chaco y Amazonía", que reunida de la manera más irregular en Santa Cruz "suspendió" al Directorio de la Confederación Nacional de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) encabezado por su presidente Adolfo Chávez.
Sin embargo, no es un golpe "de Estado" pues los pueblos indígenas que se organizan en la Confederación del Oriente Boliviano son pueblos sin Estado. Entonces el GOLPE de Estado -esa vieja práctica republicana- no se aplica de manera estricta.
Pero los famosos operadores del poder político que han aplicado sus viejas habilidades de Golpe de Estado han actuado con los mismos fines y objetivos de los golpistas Barrientos, Banzer, Natush..., gorilas que se creían dueños de Bolivia y de sus gentes, por que mediante el golpe de Estado convertían en botín los recursos públicos.
De indios a Cipayos
En la re lectura hasta el hartazgo de la Constitución que proclama al Estado Plurinacional de Bolivia y a los instrumentos de derecho internacional que amparan los derechos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas, no encuentro base alguna que ampare o justifique la forma de actuar y los métodos de violencia ejercitados por los poderosos de turno.
Quienes hasta el 2005 se proclamaban activistas y defensores de los derechos humanos de los pueblos indígenas hoy han identificado al indio como su enemigo interno.
Esta gente "doble cara" accedió al poder y a los cargos de constituyentes, parlamentarios, ministros, etc. gracias al cariño y el apoyo de los indios en las calles y en las urnas. Pero hoy no tienen escrúpulos en identificar al indio como el enemigo principal.
Bolivia es un país mayoritariamente indio, multilingüe, plurinacional pero las cúpulas del poder han creado un escenario adverso para el fortalecimiento y desarrollo autónomo del movimiento indígena; y lo que estamos viviendo es la víspera de una guerra generalizada contra el indio.
Las primeras acciones buscan reducir a los rebeldes que vienen caminando semanas para que sus derechos y sus vidas sean respetados. El método empleado es reprimirlos y escarmentarlos es el miedo y el terror, para así pretender doblegar su resistencia.
Los instrumentos empleados son gentes indígenas, traidores a su propio pueblo, a su futuro y a sus hijos, y que la historia en lenguaje colonialista los identifica como CIPAYOS.
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