Por Dina Ananco*
8 de marzo, 2012.- Un día como este, particularmente las mujeres indígenas amazónicas de las comunidades lejanas a la ciudad no celebran, ni mencionan ni toman en cuenta que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer, su día. Probablemente salieron desde muy temprano a la chacra con los bebes en brazos para cumplir con su rutina diaria.
Pese a ello, las mujeres indígenas que se incorporan en este auge de la globalización han dado un escalón dentro de la historia cultural, económica, social y política puesto que la mujer indígena moderna por decirlo así no está sentada cabizbaja leyendo el movimiento de sus pies mientras el marido conversa o toma algunos acuerdos.
Es cierto que la riqueza cultural del país se debe gracias a las culturas indígenas existentes que vienen complementándose con los nuevos cambios, nuevos conceptos y vivencias y complementándose tal vez con otras culturas, y la mujer, por su naturaleza delicada, que juega esta dicotomía de indefensa y a la vez llena de fuerza y coraje, se asimila de manera rápida llegando así a escenarios del poder.
La inclusión de la figura femenina en el escenario político ha sido difícil pero alcanzable, es así que tenemos como ejemplo mujeres lideresas que forman parte de la directiva de las organizaciones regionales y federaciones, mujeres que trabajan para su organización sin descuidar su labor de madre y esposa con el objetivo de ayudar a otras mujeres que necesitan apoyo y orientación y que buscan involucrarse con un empujoncito en el desarrollo de sus pueblos.
En diferentes encuentros de mujeres que participé, gracias a Servindi, durante estos dos años, pude conocer a mujeres de diferentes países y escuchar sus propuestas, sus ideas, sus preocupaciones, sus testimonios, sus experiencias, temores y la importancia de sus conocimientos tradicionales. Estos pasajes me recordaban mi infancia, aquellos momentos donde “la cultura” permitía que la educación de la mujer “que se portaba mal” fuera corregidas, con golpes, látigos, azotes, puñetes o patadas y perfilaba a mi corta vida de ser sumisa y adoptar con facilidad las órdenes de mis padres, como buena niña.
Sin ir en contra de la cultura y la riqueza que ella tiene, es importante rescatar que las mujeres indígenas amazónicas de hoy han trascendido y son actores del desarrollo de sus pueblos y por qué no de su país.
Cuando comenzó esta revolución femenina en los años 60, en especial awajún y los tildaban de machistas, los hombres se justificaban diciendo que no era cierto, que los hombres escuchan a las mujeres antes de tomar las decisiones y la conclusión de las dos partes es lo que el hombre comunicaba. Pese a ello, las mujeres indígenas no quisieron tener a los hombres como interlocutores sino se visibilizaron y fueron y son partícipes en la toma de decisiones y el resultado de ese detalle es que tenemos a mujeres lideresas, capacitadas, profesionales que dicen no a la violencia, que reclaman y defienden sus derechos como mujer y además aspiran a la política con un enfoque del buen vivir.
Las mujeres indígenas amazónicas de hoy que aparecen en el escenario político son las que han derribado esa brecha o ese mito de que la mujer es simplemente la compañera del hombre. Uno de los casos es la historia de Teresita Antazú, una lideresa de larga trayectoria que incluso postuló al Congreso por el partido Gana Perú en las elecciones pasadas pero lastimosamente no logró ingresar pese a haber obtenido buen número de votos. A Teresa la conocí más de cerca cuando participé en la escuela de lideresas organizada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep).
Teresita me impresionó por detalles que contaba de sus trabajos en las organizaciones y los cambios que su pueblo no aceptaba en ese momento cuando ella aspiraba ser cornesha, título que era imposible de obtener para una mujer en la cultura yánesha sin embargo Antazú logró ese título.
Así, tenemos a muchas mujeres como Nélida Calvo, mujer wampís, ahora consejera por la región Amazonas, Delia Atamain, lideresa awajún que forma parte de la directiva del Consejo Aguaruna Huambisa, Lidia Rengifo, secretaria de la Aidesep, Alicia Fernández, mujer harambut, lideresa de Fenamad, y una larga lista donde poco a poco van sumándose más mujeres.
Además, tenemos una lista de mujeres jóvenes profesionales con diferentes especialidades que se encuentran laborando en la capital y en la amazonía.
Los grandes desafíos que estas mujeres afrontan día a día es trabajar con otras mujeres que buscan este espacio y se han comprometido en la formación de las lideresas, en sacar a luz ese poder que posee cada mujer indígena para plantear nuevos aportes. Tenemos a la coordinadora del Programa Mujer de la Aidesep, Rosilda Nunta del pueblo shipibo, a la reconocida lideresa huancavelicana Gladis Vila Pihue, presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (Onamiap) y a Tarcila Rivera Zea, de Chirapaq (Centro de Culturas Indígenas del Perú), reconocida por la Fundación Ford en 2011 con el Premio Visionario.
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* Dina Ananco es indígena awajún wampís egresada de Literatura en la UNMSM. Trabaja en Servindi.