Por Rosa Montalvo Reinoso, SER
“Está prohibido salir”, nos dice ante nuestra sorpresa sobre la orden carcelera el guardián del recreo La Ponderosa ubicado en Huachipa en las afueras de Lima, lugar elegido por el Instituto de Pueblos Indígenas del Viceministerio de Interculturalidad para desarrollar el Encuentro Nacional de pueblos indígenas para aportar al reglamento de la Ley de consulta previa.
El lugar era el menos apropiado para el desarrollo de un evento de tal importancia y magnitud, que congregaba a más de 600 líderes y lideresas indígenas que llegaban al final de un proceso en el que se habían desarrollado 6 encuentros macrorregionales, que congregaron a cientos y cientos de personas. La llegada allí ya constituía una odisea, con muy pocas referencias y ni tan sólo un plano en la página web del Indepa que posibilitara a los más entendidos y asiduos a la información virtual informarse y guiarse. Un toldo oscuro protegía a las personas asistentes, y se iba haciendo cada vez más inútil mientras aumentaba el calor. Un almuerzo – si podría llamarse así – consistente en un pan con chancho y un tamal provocó el reclamo airado de la asistencia. Fue el epílogo de una serie de situaciones que se habían dado en cada uno de los encuentros y que habían caldeado los ánimos, acentuando la idea de maltrato y discriminación que se hacía evidente para muchos en este episodio. Las protestas y los llamados de atención a la entidad estatal, exigiendo una solución a esta situación, que implicaba el traslado del evento a otro local, tomaron toda la tarde, mientras nubes y nubes de mosquitos se deleitaban con la piel y la sangre fresca de la asistencia.
Este episodio, que puede ser atribuido a la inexperiencia del personal del INDEPA que de pronto se encontró con un fuerte y justo reclamo de una población que está precisamente en espacios como éste exigiendo sus derechos como ciudadanos y ciudadanas indígenas, es un reflejo de las distancias que persisten aún en la relación entre indígenas y Estados, como se pudo apreciar desde el momento en que algunos de los dirigentes nacionales tomaron la palabra y expresaron sus visiones del proceso. Así tenemos, por ejemplo, que pese a los reclamos de las organizaciones indígenas desde el inicio sobre la publicidad sobre la consulta al reglamento y la manera de representarles, que puede encontrarse en los afiches, banners, etc, se siguió utilizando los dibujos que son una caricatura de los hombres y mujeres indígenas y que son considerados denigrantes. Mostrando la tarjeta de identificación en donde se seguía usando los dibujitos duramente cuestionados, Gladis Vila, presidenta de ONAMIAP, señaló que las mujeres andinas no son como se las ha dibujado y que parece que la imagen en que el dibujante se ha inspirado es en el personaje de la paisana Jacinta, que refleja a las mujeres indígenas como sucias, descuidadas, y si nos fijamos bien no podemos sino estar de acuerdo.
Una lideresa Yanesha finalmente hizo notar un hecho que se transformó en un leitmotiv de los discursos que le siguieron. “Cuando vienen a nuestras comunidades,” dijo, “los recibimos de lo mejor y no al lado del corral de nuestras gallinas, aquí nos han recibido al lado del corral de las vacas.” Y de pronto la vaca se transformó en el punto de quiebre del evento.
Las denuncias de que desde el Estado no estaba actuando de buena fe en todo este proceso, debido a los problemas que en cada encuentro macrorregional se han dado, aumentaron en el encuentro nacional, demostrando en la práctica la contradicción con lo declarado por el viceministro, cuando en entrevista el mes pasado comentaba sobre las felicitaciones de la OIT: “Recientemente algunos de sus funcionarios han señalado que les parece que este es un proceso que hemos venido conduciendo de una manera adecuada, y que el Perú se está convirtiendo en un referente.” (1)
Al día siguiente, ya en otro recinto más apropiado, se dio lectura a las actas que contenían los acuerdos en cada una de las macrorregionales, en donde un primer consenso al que se llegó era que la ley debe ser modificada en varios de sus artículos, pues no responden a los estandares internacionales de los derechos de los pueblos indígenas. Con relación a la propuesta de modificatoria a la ley, se plantearon dos caminos: el primero, continuar con el proceso de reglamentación e iniciar los procedimientos para lograr la modificatoria de estos artículos y el otro, exigir la modificatoria y esperar para la reglamentación pues continuar con su discusión sería avalar la ley como está.
Otras propuestas también se han mencionado en los encuentros macrorregionales que se dirigen a que los pueblos indígenas tengan un mayor espacio en la formulación de las políticas públicas que les conciernen. Una institucionalidad indígena con rango ministerial, autónoma y con presupuesto, un censo nacional que permita conocer cuántos son realmente los y las indígenas y para las mujeres, su exigencia es que se incluya una perspectiva de género e intergeneracional en la ley. Hoy miércoles, último día del encuentro, las organizaciones hicieron explícitas sus posiciones con relación a la ley y el reglamento, encontrándose dos posiciones, una mayoritaria que propone realizar primero la modificatoria de la ley y que luego se realice la reglamentación y otra sustentada por dos de las organizaciones que han participado en el proceso que señala que debe continuarse con la reglamentación.
Este proceso inédito en el país, deja varias lecciones que deben aprenderse si desde el Estado y las organizaciones de los pueblos indígenas se tiene la voluntad de seguir impulsando procesos participativos.
Un primer punto que debe señalarse es que se inició el proceso con unos tiempos que precisamente no daban tiempo para una discusión más profunda de lo que se estaba planteando. Desde el inicio, hubo tensiones con relación al tiempo establecido desde el viceministerio para la discusión. Este punto se ha convertido en una espada de Damocles sobre los indígenas, que han tenido que correr a discutir un proyecto de reglamento cuando apenas se conocía la ley. Se debería entonces, para iniciar un proceso de consulta como el que está llegando a su fin en estos días, garantizar que la ley haya sido suficientemente difundida y comprendida, porque si bien el lenguaje jurídico es necesario como en cualquier ley, para una persona que no lo maneja es difícil entender los sentidos, más aún si el castellano no es su lengua materna.
Otro elemento que hay que mencionar es que los procedimientos del Estado no se adecuan suficientemente a la realidad geográfica, social y cultural y generan una nueva tensión por cuestiones administrativas que suma al malestar. Por otro lado, si se quiere una discusión más profunda que posibilite los aportes desde los propios pueblos indígenas, es claro que se requiere una metodología diferente para la consulta sobre temas tan complejos y vitales.
Hechos como la publicidad de la ley que caricaturiza, infantiliza a los y las indígenas no pueden volver a repetirse. Por ello, es muy positivo que el ministerio esté capacitando a sus funcionarios y funcionarias para el conocimiento de los derechos de los pueblos y de los procesos que a nivel internacional se han dado. La presencia en Lima hace unos días de la Dra. Mirna Cunningham, Presidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, para esta capacitación es saludable. Por otro lado, en relación a esto, vale señalar lo poco difundida que fue esta importante visita y la perdida de oportunidad que podría haberse dado de que el Estado y las organizaciones de los pueblos indígenas compartieran con ella en un espacio más público.
Este proceso ha develado las dificultades que aún subsisten para el diálogo intercultural, que para que se de en condiciones más idónea implica liberarnos de los prejuicios que existen con relación a los otros y otras. Esto se evidencia, por ejemplo cuando a priori se considera que el Estado es nuestro enemigo, como a veces se plantea, y de parte del Estado, requiere cuidar los gestos y redimensionar los tiempos, que son distintos como diverso es el país. Por ello, el dedicar dos días para el diálogo intercultural en la comisión multisectorial, bajo el supuesto de que ya se deberían tener las propuestas al reglamento, es definitivamente perder la perspectiva intercultural que dicen querer incluir en el proceso. Seguramente el 23 de febrero, como ha sido anunciado, se aprobará el cuestionado reglamento por parte del Estado, sin el aval de todas las organizaciones, quedando posiblemente para un buen número de representantes indígenas presentes y para quienes tienen que participar en su representación en la comisión multisectorial, el sentimiento de que pese a la esperanza que aún muchas y muchos tienen de un cambio en la relación Estado - pueblos indígenas, el camino es y seguirá largo y escabroso.
Nota
(1) “Lanegra: Reglamento de 'Consulta Previa' nos hace ver como referentes, según la OIT”, La República, 14 de enero de 2012. http://www.larepublica.pe/14-01-2012/lanegra-reglamento-de-consulta-prev...