Por José Mora Galiana*
08 de noviembre, 2011.- Antônio Sidekum y Paulo Hahn fueron quienes coordinaron y organizaron un homenaje a Raúl Fornet Betancourt, que llegó a materializarse en un libro: Pontes Interculturais, editado por Novaharmonia, en Sâo Leopoldo –Porto Alegre- (Brasil), 2077.
La publicación tiene actualidad, la ha tenido en el XII Corredor de Ideas de Porto Alegre, y puede ser muy útil para la reflexión filosófica y política y para cursos y talleres sobre Desarrollo e Interculturalidad.
El libro trata de expresar, desde la realidad Latinoamericana, en diez y seis valiosos ensayos de diferentes autores, el esfuerzo realizado por este buscador y peregrino de origen cubano pero afincado en Alemania, forjador de la transformación intercultural de la Filosofía y de la Política.
Me atrevería a ordenar el conjunto de aportaciones, con independencia de la Presentación, en tres bloques de cinco ensayos cada uno, y un trabajo final de Agemir Bevaresco sobre la aportación de Alexandre Kojève, más allá del Derecho Moderno, en la perspectiva de un Derecho intersubjetivo comunitarista.
La postura más crítica puede constatarse en el primer trabajo: “Dificultades teórico metodológicas de la propuesta intercultural” de Horacio Cerutti Guldberg, pues la transformación de la Filosofía exige - dice - transformaciones estructurales de las sociedades hartas de dependencia, dominio, saqueo, violencias, abusos y arbitrariedades en exclusivo beneficio de los poderosos de este globo errante. Se plantea con claridad el tema de los distintos y diferentes logos en el quehacer filosófico.
Viene a continuación el trabajo de Ricardo Salas Astrain: “Para una crítica latinoamericana de la globalización. Aportes desde la Filosofía Intercultural”. Se postula, haciendo referencia a Castor Bartolomé Ruiz, la necesidad de la autocrítica desde los distintos contextos en los que los seres humanos vivimos y sufrimos a la hora de consolidar nuevas prácticas de encuentros entre los seres humanos, etnias y pueblos. “Dios no es europeo, y la Teología no es occidental”, de Josef Estermann, es una reflexión en seis pasos que se introduce por nuevos caminos y concluye con una Nueva Teología para otro mundo posible.
En dicho trabajo, se camina hacia una deconstrucción intercultural e interreligiosa de la Teología en América Latina, desde la sabiduría indígena andina. Adriana Arpini, centrándose en la problemática de los países de América Latina, realiza un aporte de interés al debate sobre la interculturalidad bajo el título: “Acerca de las condiciones de posibilidad para la integración y el diálogo entre culturas diversas”. Se hace referencia a los siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (de José Carlos Mariátegui, publicados en 1928), remitiendo al problema de la tierra, la vida y los pueblos indios, ya que el “reconocimiento” implica “redistribución”. Cierran este primer apartado de cinco trabajos Álvaro B. Márquez-Fernández y Doris Gutiérrez con su ensayo sobre “R. Fornet-Betancourt: La Filosofía del diálogo intercultural”.
En el segundo apartado se pueden englobar otros cinco trabajos. El de Marco Massoni: “Asimetrie culturali e transformazione interculturale della Filosofia nel constesto della globalizzazione”. El de Giovani Meinhardt: “As vozes das Vítimas” (sobre la Psicología Social de Martín Baró y la interculturalidad en Raul Fornet Betancourt), en donde se constatan las distintas escisiones del psiquismo de la sociedad y se plantea la necesaria actitud de renuncia a la propia visión, fruto de circunstancias o momentos históricos, con el fin de poder adentrarse en el carácter dialogal de la Filosofía de la Interculturalidad.
El de Izaskum Petralanda Jauregui, que da un giro hacia la:“Ética y Bioculturalidad? El reconocimiento del otro(a) en la Salud”, acentuando la importancia de la Educación junto con los principios de la vida, el respeto y la responsabilidad, para favorecer la salud pública y combatir la violencia y todo tipo de agresión. De lo concreto y particular, se vuelve a lo global en el trabajo de Natalia Petyaksheva: “El pensamiento latinoamericano en el contexto de la globalización”, haciendo referencia a la concepción del filósofo mexicano José Vasconcelos como tentativa original de resolver el problema de la relación entre lo universal y lo regional. Cierra esta segunda parte, un ensayo breve de aproximación de Alejandro Serrano Caldera a la Filosofía Intercultural y a las obras de Fornet-Betancourt, con unas reflexiones sobre el humanismo de nuestro tiempo.
La última parte se inicia con la hipótesis de una posible aproximación de Ernst Bloch con la Filosofia Intercultural de Paulo Hahn: “A nâo-simultaneidade e multiversum contra um Totum cultural”. En definitiva, desde lo negativo de la realidad histórica se postula el principio esperanza y la posibilidad de diálogo intercultural para una transformación en la que Bloch y Fornet-Betancourt son referente de una poderosa opción alternativa al pensamiento único.
El ensayo de Enrique Dussel: “De la fraternidad a la solidaridad. Hacia una Política de la Liberación”, ocupa de la página 151 a la 177, siendo quizás una de las reflexiones de mayor calado filosófico y político del libro. Vienen después los temas siguientes: el de “Lengua y diversidad cultural” de Mauricio Langón –un trabajo muy didáctico, fruto de un taller realizado con docentes- en donde se clarifica el valor de la diversidad lingüística y se ejemplifica cómo las características idiomáticas afectan al modo de pensar y concebir lo real; la invocación irónica “En nombre de la lengua perfecta”, de Fidel Tubino Arias-Schreiber, con hermenéutica incluida del relato bíblico sobre la Torre de Babel, la vanidad del progreso y la necesidad de construir no desde el pensamiento o la lengua única sino desde la diversidad. El siguiente trabajo, muy breve, condensado y en inglés –sin puntos y aparte- , es el de Kirabaev N.S., “Multiculturalism: pro et contra”, en el que se pone en crisis el concepto lineal del progreso.
Concluye el libro con un ensayo de Agemir Bavaresco: “Teoría da Justiça e Dreito Publico em Alexandre Kojève”, en donde lo fundamental es el reconocimiento del otro y la intersubjetividad en el esbozo fenomenológico que lleva no sólo a la autoconciencia, sino a la Justicia de la equidad y al control judicial y comunitario de la Administración Pública y de la Política, siendo prioritario lo comunitario sobre lo individual.
La lectura del libro remueve ciertos presupuestos y prejuicios e invita a tomar perspectivas distintas de las propias, abandonando la propuesta vanidosa del pensamiento único y totalitario de Occidente, contrario - desde la globalización económica mundial impuesta- a cualquier opción alternativa dentro de la Filosofía y la Política de la Interculturalidad.
El problema de la Filosofía Intercultural de hoy tal vez sea el de tener en frente no sólo el predominio de la opción del Pensamiento Único, desde la libertad mercantilista y el dominio, sino incluso la Teoría del Caos que parece adueñarse del presente, minimizando cualquier intento de señalar la diversidad, la propia identidad o la exigencia de la interculturalidad, desde la comprensión del otro.
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*José Mora Galiana, Doctor en Filosofía, es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Investigador en Humanidades y en Filosofía Política, pertenece al GI de Derechos Humanos de la UPO.
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Fuente: Blog Desarrollo liberador: http://desarrolloliberador.blogspot.com/2011/11/filosofia-intercultural.html