Por Maria Emilia Coelho
6 de septiembre, 2011.- Quince indígenas asháninkas constataron que la explotación ilegal de madera en el Perú continúa en pleno apogeo e incluso invadiendo territorio brasileño.
Después de la denuncia de invasión de madereros en la Tierra Indígena Kampa del río Amonia, en Acre, los asháninkas realizaron entre el 29 de agosto y el 2 de setiembre una misión de inspección en la región fronteriza de Brasil y Perú, donde se concentra una gran densidad de caoba y cedro.
El grupo, compuesto por diez indígenas del pueblo Apiwtxa, de Acre, y cinco de la comunidad Soweto del río Alto Tamaya, de Perú, identificó vestigios que demuestran una vez más la acción de los madereros peruanos en Brasil.
Los asháninkas encontraron un campamento a unos 200 metros de la línea de frontera con Brasil, y cerca de una carretera. "Esta es una estrategia conocida. Montan un campamento cerca de la frontera para retirar la madera de Brasil ", explica Isaac Piyãko, líder de la aldea Apiwtxa.
De acuerdo con la comunidad indígena de Soweto, hay otro campamento entre los puntos de referencia 42 y 43 donde trabajan con tornos de motor, un sistema que causa mucho más impacto ambiental.
Durante la misión, los asháninkas de Perú también se encontraron con un grupo de ocho jóvenes peruanos y brasileños, en su mayoría menores de edad. "El jefe del grupo no estaba, apenas su hijo. Se sentaron y escucharon nuestro pedido para que no vayan al lado brasileño ", informaron. Dentro del territorio indígena Kampa del río Amonia, en el Brasil, entre los puntos 43 y 44 se encontraron trozos de madera y varios árboles de cedro, caoba, cumaru y copaiba marcados para el corte y extracción", contó Issac Piyãko.
Denuncia y acción
La Asociación Asháninka del río Amonia divulgó la noticia de la incursión en su blog, el 29 de agosto pasado, y presentó la denuncia ante la Fundación Nacional del Índio (Funai), la Policía Federal, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) y al Ejército de Brasil.
El Ejército hasta ahora no se ha manifestado, Funai entró en contacto con la asociación indígena pidiendo más información, y los agentes de la Policía Federal y funcionarios del Ibama de Cruzeiro do Sul buscó a los líderes asháninkas brasileños con el fin de organizar un plan conjunto de vigilancia y fiscalización en el área invadida.
Todas las referencias geográficas e informaciones obtenidas durante la misión fueron presentadas en una reunión el 2 de setiembre en Cruzeiro do Sul.
Estuvieron presentes los dirigentes asháninkas Benki Piyãko e Isaac Piyãko, Gleyson Teixeira, asesor técnico de los apiwtxas, Malu Ochoa, coordinadora de la Comisión Pro Índio (CPI-Acre), y agentes de la Policía Federal y del Ibama local.
En la reunión, se acordó que en los próximos días se hará una nueva inspección para llevar a cabo sobrevuelos en los lugares marcados y ver otros posibles casos que no fueron vistos desde tierra. Llevarán filmadoras y cámaras fotográficas.
A mediano y largo plazo, fue discutida la importancia de efectuar un trabajo de seguimiento interinstitucional de la región, con la participación de líderes indígenas para fortalecer el intercambio de información.
"Si hubiéramos tenido el apoyo logístico de la Funai y el Ibama, la misma gente sería capaz de ejercer la supervisión de estas áreas. Una vez al mes realizaríamos una expedición por tierra hasta la frontera.
Esta acción sería reforzada con un sobrevuelo en la región llevado a cabo por la Funai y el Ibama cada dos o tres meses ", sugirió Issac Piyãko.
El problema es antiguo
La falta de registro en el lado del Perú no es un acontecimiento reciente. En 2002, el gobierno concedió inmensas extensiones de bosques a las grandes empresas madereras. Sin la supervisión adecuada, se facilita la actuación de ilegales que invaden las áreas de las comunidades nativas.
"En el Perú, el pueblo asháninka no tiene título de propiedad, están en la lucha por la demarcación hace 10 años. Nuestros familiares se ven constantemente amenazados, y algunos han sido asesinados. Ellos son el blanco de los invasores y por lo tanto, viene a nosotros en busca de ayuda", dijo Issac Piyãko.
"Lo que más nos preocupa es que las autoridades hasta ahora no han asumido sus responsabilidades. Si no se soluciona el problema nuestro territorio seguirá siendo invadido y continuaremos recibiendo amenazas de muerte ", dijo un líder asháninka del Perú, que reserva su nombre para evitar cualquier tipo de represalia.
El líder de la comunidad indígena de Soweto también explica que varias reuniones se han celebrado en la ciudad de Pucallpa, el eje principal de la madera en la Amazonía peruana, pero sin éxito.
"La excusa es que no hay presupuesto para misiones de vigilancia. Recuerdo que una vez le dije a un fiscal: ¿Por qué crean instituciones ambientales sin presupuesto?”
La última incautación del Ibama y la Policía Federal brasileña en la región del río Amonia ocurrió en el 2008. "Funai quedó en colocar un puesto de control en esa frontera, pero esto no se ha hecho hasta hoy", se quejó Issac.
Las autoridades de la comunidad de Apiwtxa también creen que es importante articular con el gobierno peruano para retirar a esas personas. "Necesitamos una política para la preservación de la frontera, para marcar la presencia de los Estados en esta región, que impida que sucedan nuevas invasiones".