Por Javier Ugaz
Servindi, 5 de junio, 2011.- Ollanta Humala es el nuevo presidente del Perú. Aun cuando faltan unas horas para que se conozca el conteo rápido por parte del organismo electoral, la suerte está echada para el fujimorismo y los sectores de la extrema derecha. Medio país ha salido a las calles para compartir una emoción contenida. Celebran un triunfo que es también la redención a tanta exclusión y discriminación.
Los pueblos indígenas habían anunciado su adhesión a este candidato que se mostró más identificado y preocupado con ellos. En Atalaya incluso suscribieron un acta que contiene una lección de la historia reciente y una crítica fundamentada de porqué el fujimorismo en el poder sería nefasto para las comunidades nativas.
El Consejo Directivo de Aidesep también se identificó con Humala, sin apasionamientos pero con la firmeza de saber que actuaban con corrección. Dejó constancia, además, por si a algún ciudadano de la capital le interesaba, que los pueblos amazónicos darían su apoyo a la alianza Gana Perú.
Los agricultores, campesinos y sus organizaciones andinas también sintonizaban con Ollanta. La Confederación Campesina del Perú (CCP), la Confederación Nacional Agraria y sus federaciones departamentales se pronunciaron a favor mucho antes de que Ollanta Humala suscriba el Compromiso con el Agro en la sede de Conveagro, sabiendo que un gobierno nacionalista podrá mejorar las oportunidades de crecimiento del sector agropecuario y la calidad de vida de los pequeños y medianos productores.
¿Fraude?
El peligro de fraude era real desde que el momento en que el presidente saliente Alan García había anunciado, palabras más palabras menos, en una reunión de empresarios, que si bien él no podía designar al futuro presidente, podía impedir que otro lo sea.
Las últimas injerencias de García en el proceso electoral en apoyo a Keiko, junto a los arrebatos publicitarios de la Confiep, la confederación de empresarios, y la ofensiva y violenta invasión en internet y en los teléfonos de miles de ciudadanos en la medianoche de ayer con propaganda en contra de Humala mostraban un escenario similar a las elecciones del año 2000, cuando Alberto Fujimori derrotó con un grotesco fraude a Alejandro Toledo.
Como diría un militante de Gana Perú "el peligro de fraude electoral se mantiene hasta que la ONPE no declare ganador a Ollanta". No obstante, la diferencia cardinal de más de cinco puntos porcentuales según todas las encuestadoras y la movilización de personeros en casi todo el territorio nacional, permiten proyectar que la tendencia no variará, a pesar de las denuncias comprobadas de anforazos en La Libertad y otros lugares con ayuda de la facción alanista a favor de los Fujimori.
Las comunidades campesinas y nativas celebran hoy. Para mañana anuncian nuevas tareas y gestiones.