Servindi, 24 de febrero, 2011.- Con el objetivo de proteger los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios, el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) busca mecanismos que eviten que las industrias patenten estos saberes.
“Se trata de evitar que industrias extranjeras patenten aquellos conocimientos que involucran recursos genéticos y biológicos que pueden tener más valor, incluso, que el petróleo”, sostuvo Andrés Ycaza, director del IEPI.
Sostuvo que por ejemplo la epibatidina era parte de los conocimientos ancestrales de los pueblos andinos, pero hace algunos años fue patentada por una farmacéutica estadounidense.
La epibatidina es una sustancia extraída de la rana multicolor ecuatoriana que funciona como un alcaloide natural, 250 veces más potente que la morfina y no provoca efectos secundarios como adicción.
Al respecto, Jhon Wajai, representante de la nacionalidad shuar, considera que el Estado está en la obligación de ofrecer las garantías que permitan proteger el conocimiento ancestral.
Explica que las comunidades no consideraban relevante el tema, pero responsabiliza al sector estatal por no velar por el cumplimiento de sus derechos.
“Ahora no solo buscamos protección, sino que se defina cómo hacer uso de esos conocimientos ancestrales para beneficiar a las nacionalidades y contribuir al desarrollo económico del país”.
Wajai considera que los conocimientos son una alternativa económica sostenible para el país, porque concentran saberes farmacéuticos, alimenticios e industriales.
Registro de conocimiento indígena
Un mecanismo de protección sería la construcción de bases de datos con la información que poseen los pueblos y nacionalidades. Ello evitará que se los patente en el extranjero. “Es oportuno declarar esos saberes como propiedad del Estado ecuatoriano”, dijo Ycaza.
Por su parte el especialista de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) en el Perú, Manuel Ruiz, explicó que los registros ayudan a documentar la información que podría perderse en el tiempo y posibilita identificar a los poseedores de esos saberes.
De ese modo, servirían para detener cualquier solicitud de patente y derechos de propiedad intelectual que se tramite en otros países, indicó.
Sin embargo, acotó que es necesario que los indígenas participen en la elaboración de esa base de datos, para luego establecer un protocolo que regule el acceso a esa información.