Servindi, 25 de enero, 2011.- La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagarpa) anunció recientemente su negativa para que la empresa estadounidense de biotecnología Monsanto realice cultivos piloto con maíz transgénico en Sinaloa, México.
Al respecto, la organización ambientalista Greenpeace señaló que la negativa de Sagarpa se debe extender al resto de solicitudes para realizar siembras transgénicas, puesto que "carecen de normas de bioseguridad, legislación clara y ponen en riesgo la biodiversidad del maíz criollo” en el país.
La Greenpeace mexicana señaló que Monsanto pretende convencer al gobierno con el argumento de la inversión que realizará en el país, la cual oscila entre los 70 y 100 millones de dólares, sin tomar en cuenta la contaminación que causará sobre el maíz criollo.
Para la Greenpeace, Monsanto podría incrementar aún más sus inversiones si es que el gobierno mexicano da entrada a la biotecnología y “promueve un nuevo marco regulatorio acorde con los intereses de la empresa".
La problemática pasa por la aprobación de una Norma Oficial Mexicana (NOM), para regular los procedimientos que deben realizar las empresas de biotecnología para acceder a la siembra de cultivos transgénicos.
La norma tendría la finalidad de cumplir con lo establecido en el artículo 46 de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, según la cual Sagarpa debe estar enterada de los resultados de los cultivos experimentales.
Este vacío legal es aprovechado por Monsanto para ejercer presión sobre el gobierno solicitando que se extienda su permiso de cultivos experimentales a siembras pilotos, con lo que sembraría en una mayor extensión territorial.
Sin embargo, es ilegal pasar a siembras piloto si es que la empresa no ha dado un informe detallado de los resultados de sus cultivos experimentales.
Según Greenpeace, Monsanto quiere obtener el permiso antes de que se resuelva la denuncia que la firma norteamericana tiene en su contra por una investigación científica realizada en Sinaloa.
La investigación, elaborada por investigadores y profesores de la Universidad Autónoma de Sinaloa en el 2006, concluyó que "sí existe contaminación por maíz transgénico en los cultivos estudiados".
El comunicado de Greenpeace agrega que en Sinaloa ya existe contaminación transgénica en el maíz nativo y que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), reconoció en el 2009 “que existen presuntas anomalías en 123 puntos inspeccionados en el estado".
Según comunicó Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace, los resultados de las siembras experimentales aún no son fuentes confiables para determinar los riesgos o beneficios de los transgénicos.
Lara agregó que por ello aún no se puede dar autorización a este tipo de cultivos, pues no se tiene la certidumbre jurídica en materia de bioseguridad.
Asimismo, Greenpeace mencionó un estudio de la revista Nature Biotechnology, en el que se revela que en México hay mucho más maíz nativo que el imaginado, "por lo que el gobierno debe analizar el tema de la contaminación transgénica".