Servindi, 30 de noviembre, 2010.- Simona Gómez López, indígena del pueblo Tzeltal pidió a los gobiernos reunidos en la Cumbre Mundial sobre el Clima adoptar decisiones concretas tal como su comunidad lo viene haciendo.
Simona explicó cómo ellas están haciendo su parte al reducir el consumo de leña para cocinar y modificar la forma tradicional de producir sus artesanías.
Hemos logrado un horno ecológico para nuestra alfarería y estamos contentas pues los hornos han mejorado nuestros productos, estamos menos expuestos al calor y humo, consumimos menos leñas" explicó Simona.
La mujer que lidera a un grupo de mujeres alfareras de la zona de Amatenango del Valle, Chiapas, México, pidió a los negociadores “escuchar a los dueños de los recursos, a los pueblos indígenas".
"Hemos podido entender que si no cuidamos el planeta tendremos que sufrir las consecuencias" afirmó.
"Ustedes saben mucho pero necesitan ponerse de acuerdo, evitar que cambie la temperatura del planeta, que mientras unas comunidades se inundan, en otras hace falta agua” dijo.
Simona también pidió al presidente Felipe Calderón trabajar en programas de reforestación para que se protejan los bosques que aún existen.
Discurso completo de Simona Gómez López, Representante de la Comunidad Indígena de Tzeltal
Señoras y señores. Muy buenos días a todos ustedes.
Señor Presidente de la República, licenciado Felipe Calderón Hinojosa; hermanos indígenas de todo el mundo.
Muchas gracias por la oportunidad que me dan de venir a hablar a nombre de las comunidades indígenas de México, pero especialmente de representar a las mujeres que vivimos en las zonas montañosas del país, que estamos buscando la conservación de los bosques y también disminuir la contaminación ambiental.
Soy de Los Altos de Chiapas. Mi nombre es Simona Gómez López, de origen tzeltal. Vengo del Municipio de Amatenango del Valle, un lugar en el que vivimos alrededor de seis mil personas.
En mi pueblo casi todas las mujeres nos dedicamos a la alfarería y a la venta de nuestras artesanías de barro, y representa casi la única entrada de dinero para más de la mitad de las familias de la comunidad, así ha sido desde tiempos de nuestros abuelos. Si no vendiéramos artesanías tampoco tendríamos dinero para producir nuestros alimentos en el campo.
Pero nos hemos dado cuenta que estamos acabando con los bosques y los recursos naturales, principalmente con los bosques.
También, hemos visto que sin ellos nuestro clima, que antes era muy frío y ahora más caliente, que las lluvias llegan y se van antes de la temporada, o se presentan muy desordenadas durante todo el año, y que el único río que atraviesa el pueblo se seca muchos meses.
Tradicionalmente habíamos utilizado leña para cocinar en nuestros fogones domésticos. Es hasta ahora que tenemos que caminar más de dos o tres horas para encontrar la leña que necesitamos, para darnos cuenta que hemos ya causado un gran impacto con los bosques.
Si darnos cuenta de la situación fue difícil, empezar a cambiar mi actitud y la de muchas mujeres lo fue más. Pero cuando vieron que cambié, me atreví a cambiar algo y a probar que funcionaba, los demás empezaron a confiar.
Inicialmente me enteré que el Gobierno Federal ofrecía arbolitos para reforestar, pero sólo a los hombres. Y me pregunté: Por qué no nos dan también a las mujeres, si nosotras podíamos sembrarlos también y cuidarlos.
Nos apoyaron con plantas y también con los recursos para reforestar. Empezamos a reponer los bosques. Un cambio nos llevó a otro. En el 2008, el grupo de 55 mujeres alfareras, que encabezo desde hace 17 años y que se llama Ben Tzaam, significa Grupo muy Bonito, en lengua Tzeltal, recibimos capacitación para producir arbolitos para que en el futuro nos sirvieran para leña.
Como resultado, realizamos una plantación de árboles en tres hectáreas, que ahora están en crecimiento.
Después, 20 mujeres nos atrevimos a cambiar nuestros fogones por estufas ahorradoras de leña, y ahora somos 190 quienes cocinamos sin inhalar humo, ahorrando leña. Aún tenemos la misión de gestionar 150 más para otras mujeres de la comunidad.
Pero dónde más leña usamos causando muchos daños a los bosques era con la forma tradicional de coser nuestras artesanías.
Esa era la parte más complicada. Investigamos con diversos modelos y logramos crear un horno ecológico para nuestra alfarería. Para aquello, también el Gobierno Federal nos apoyó para construir ocho hornos ecológicos, que ya estrenamos en marzo de este año.
Las alfareras de Amatenango del Valle estamos muy contentas con estos cambios, porque estamos viendo los resultados. Estos hornos han mejorado la calidad de nuestros productos, ya no estamos en contacto directo con el calor y el humo, hemos disminuido las horas de trabajo y, sobre todo, consumimos menos leña.
Antes cada familia compraba al año dos o tres camioncitos de dos toneladas llenos de leña; ahora sólo compramos una y no lo acabamos todo, gracias a que los hornos y las estufas ecológicas nos han ayudado un 80 por ciento de esa leña.
Ahora tenemos el reto de cambiar los 55 hornos tradicionales que existen en la comunidad por otros hornos baratos. Y para eso, señor Presidente, nos gustaría seguir contando con su apoyo. La verdad nos ha funcionado.
Dirán que nuestra contribución al cuidado del medio ambiente es pequeña aún, pero ya tiene efectos en las comunidades cercanas. De donde ya vienen a ver lo que estamos haciendo. Y creo que pequeñas cosas se construyen y son las más grandes.
Nuestra actividad económica no va a cambiar y tampoco queremos perder nuestras tradiciones, pero sí vamos a mejorar el uso de los recursos naturales.
A nombre de las comunidades forestales del país y, sobre todo, de las mujeres que aquí habitamos le pedimos, señor Presidente, continúe impulsando la reforestación, pero, además, otras actividades que generen empleo, que se protejan los bosques que aún existen y se valoren los beneficios que nos brindan.
Como las mujeres de Amatenango del Valle, Chiapas, muchas comunidades indígenas del mundo quieren aportar mejoramientos del medio ambiente, con mucho compromiso, pero también tenemos necesidades y queremos cambiar estas dos cosas.
En esta oportunidad que me dan de dirigirme de alguna manera a todo el mundo, quiero solicitar a los gobiernos de todos los países que nos visitan en esta reunión, y a nuestro Gobierno, Señor Presidente, a seguir escuchando a los dueños de los recursos, a los pueblos indígenas y a las mujeres, que involucradas cada vez más en estos proyectos y con los recursos, que se realizan con éxito.
Porque la verdad es que sí, nosotros los indígenas hemos podido entender que si no cuidamos el planeta y que si dejamos que el clima siga cambiando, vamos a tener que sufrir con las consecuencias.
Pienso que ustedes que están preparados, saben mucho, pero mejor que necesitan ponerse de acuerdo para que la temperatura no siga aumentado, para que en un rato los pueblos no se inunden y que al otro les falte agua.
Yo quiero pedirles que se pongan de acuerdo y que cuiden el clima del mundo. Cuidar el clima es responsabilidad de todos.
En Amatenango del Valle, en Chiapas, aquí en México, estamos haciendo nuestra parte.
Gracias, señor Presidente Felipe Calderón.
Muchas gracias. Muchas gracias a todos.