Servindi, 25 de junio, 2010.- La mirada sobre Bagua debe transcender al conflicto para dar paso a un debate sobre los derechos indígenas y las alternativas al extractivismo que impacta en la vida de las comunidades, concluyó el Foro: "A un año de Bagua. Extractivismo y Cambio Climático ¿Hacia dónde vamos?"
El evento se realizó el miércoles 23 de junio y fue organizado por la RedGE, CooperAcción, DAR, CEDAL y CLAES en el que representantes de organizaciones campesinas y nativas coincidieron en que “Bagua es un punto de quiebre porque hace visible al actor indígena".
Mario Palacios, presidente de la Confederación de Comunidades Afectadas por la Minería (CONACAMI) señaló que a partir de ese suceso se dejó de cuestionar la existencia de los pueblos indígenas en el Perú.
"Ahora el reconocimiento de los derechos indígenas debe ser integral y girar en torno a tres grandes bloques: derechos territoriales, culturales y políticos, teniendo a la consulta previa como un derecho transversal.
De la misma opinión fue Petronila Chumpi, dirigente de la Federación de Comunidades Nativas del Río Corrientes (FECONACO), quién sostuvo que a pesar de existir culturas diferentes, es necesario que todas reciban un trato igualitario en cuestión de derechos.
Chumpi señaló con énfasis que las mujeres indígenas no se van a dejar doblegar en la lucha por sus derechos colectivos y que los procedimientos de consulta que ahora se aplican se una gran farsa.
Denunció que existe un sistema político burocrático y confuso que atrapa las voluntades y a las personas pero que las mujeres saldrán al frente para defender la vida y los territorios indígenas.
José de Echave, de la asociación CooperAcción, advirtió que las observaciones del Ejecutivo a la Ley de Consulta aprobada por el Congreso frustrará un proceso de incidencia y consenso derivado del conflicto de Bagua.
Echave coincidió con los argumentos jurídicos de Raquel Yrigoyen cuando sostiene que es erróneo que el Ejecutivo haga primar intereses por encima de los derechos.
Señaló con preocupación que los gobiernos y empresas apuestan a seguir creciendo a elevadas tasas a pesar de los conflictos que generan.
En ese sentido el crecimiento de las industrias extractivas se ha vuelto agresivo y se ha agotado en términos democráticos, manifestó.
Por otro lado, Gerardo Honty, especialista del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) sostuvo que la matriz energética actual basada en los combustibles fósiles inciden en el cambio climático que afecta a toda la humanidad.
"Si sumáramos todas las emisiones de CO2 de las reservas probadas de petróleo, gas natural y carbón conocidas, tendríamos una carga de 3.046 gigatoneladas de CO2. Esto es más del doble de lo que deberíamos emitir a nivel global durante el siglo XXI para mantener un clima estable (1.400 Gt CO2)" argumentó.
Finalmente, Eduardo Gudynas, también del CLAES, afirmó que el punto de discusión debe centrarse en las salidas al extractivismo, las cuales deben ser entendidas como transiciones.
Una de las alternativas es aplicar una regulación efectiva de las actividades extractivas de recursos naturales, haciendo cumplir las normas ya existentes. Esto evitaría actividades y malas experiencias como las del Río Corrientes o La Oroya, precisó.