Por Federico Villagrán
21 de febrero, 2010.- Cuando era niño mis padres me enseñaron que robar era posesionarme indebidamente de algo que fuera de otra persona. Las leyes de los gobiernos me dicen lo mismo, y que matar a alguien para sustraerle alguna propiedad es un delito de homicidio agravado.
Cuando los españoles, portugueses e ingleses arribaron a estas tierras "Americanas" (Abya yala) se encontraron con que estaba habitada por personas diferentes a ellos (los denominados indígenas) en el color de la piel, costumbres y cultura en general, y sin importarles la opinión de los "dueños de casa" les robaron sus tierras y sus riquezas en forma indebida, y la mayoría de las veces asesinando a quienes se les oponían. Esto es según las leyes de los gobiernos del hombre blanco: homicidio agravado.
La historia de la conquista está llena de dolor y angustia e injusticias de todo tipo. Además, y a pesar de que los criollos (hijos de europeos en las Américas) se quitaron de encima a sus madres patrias en las luchas por su independencia, estos mismos continuaron con el mismo afán de destruir al resto de los indígenas "rebeldes" que quedaban. Y sin importarles que estaban sobre terreno ajeno implantaron la política colonialista occidental, mientras el poco resto de los indígenas que quedaron sufrió todo tipo de privaciones y restricciones, “mirando de lejos” lo que una vez fueron sus tierras, sus hogares, sus campos de cultivo y casa, y aun sus lugares sagrados.
Así como un padre endeudado transmite el embargo a su herencia, hoy los hijos de los europeos mantenemos esa lastimosa herencia. Estamos sobre una tierra que no se negoció para poseerla. Estamos sobre una tierra que pertenece a otro dueño a quien se le amenazó para que se sometiera o en caso de poner resistencia se le mató para posesionarse de su propiedad. El español, el portugués y el inglés, no vinieron con ansias de negociar y plantear acuerdos fraternales con los dueños de casa, solamente vino a posesionarse indebidamente de algo que no le pertenecía. Y los criollos nunca enmendaron esa deuda, por el contrario la agravaron.
Hoy quienes somos hijos de los europeos estamos sobre una tierra ajena, y que aún es mirada de lejos por algunos pocos descendientes de los verdaderos dueños. ¿Qué vamos a hacer? ¿Seguir ignorando la verdad? (es decir, el conocimiento de las cosas como fueron, como son, y como han de ser).
Por un momento pongámonos del lado de los locatarios y busquemos alguna forma de remediar esta injusta situación. De haberse negociado una convivencia en acuerdo con los dueños de casa (indígenas), sin duda que lo más relevante hubiera sido haber respetado sus normas de vida, y en caso de haber existido malos comportamientos tanto de un lado como del otro, haberlos ido puliendo en armonía con el "buen vivir" (suma qamaña).
Sin duda que los gobiernos de España, Portugal e Inglaterra, y los gobiernos actuales americanos (excepto Bolivia) tienen y tendrán por siempre un deber moral para con los descendientes nativos de ésta Primer Nación, y aquellos que somos hijos de los europeos aceptar al menos las normas de vida de los descendientes de los primeros dueños de éstas tierras.
Quienes son descendientes de la Primer Nación (indígenas americanos), desde la Tierra del Fuego hasta los límites del Polo Norte deben unirse como una Nación en honor a sus antepasados y exigir al mundo el derecho de ser nombrados y respetados como la Primer Nación del Abya Yala, y por ende expedir un legítimo pasaporte "Indígena-Americano", el cual les dé derecho a viajar libremente por todas las Américas, con la misma libertad que lo hacen las aguas de los ríos.
En justicia debemos dar paso a que la Primer Nación ocupe su lugar y aceptar sus estatutos de vida, que probablemente difieran en algunos puntos de la doctrina Occidental. Probablemente ellos borrarán las limitaciones geográficas-políticas que conforman las “repúblicas”, pues ellos no las hicieron, quizás ya no usen mas sus banderas y sus símbolos patrios. Quizá ya no les guste que se fabriquen armas para la guerra, sino que se empleen como herramientas para cultivo. Posiblemente tomen todos los adelantos tecnológicos en bien de la humanidad.
Ellos lo definirán.
Sinceramente:
Federico Villagrán en representación del grupo: Por un pasaporte indígena-americano.
Desde Uruguay (Río de los pájaros pintados)
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