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Por Roberto Ochoa B.*

Será ficción futurista en un escenario extraterrestre, pero el filme AVATAR describe con lujo de detalles los métodos utilizados por las empresas transnacionales para la explotación de yacimientos ubicados en escenarios naturales con nativos salvajes o no contactados. Utilizando además ejércitos de mercenarios y de especialistas, incluidos comunicadores, arqueólogos y otros científicos.

Cualquier parecido con los sucesos en Bagua, Huancabamba, Ucayali, Loreto o Madre de Dios no es una simple coincidencia. Solo que aquí los mercenarios son los agentes de la policía contratados por las propias empresas extractivas, como en el caso del sospechoso ataque a la base de Río Blanco. Pese a las evidencias, la policía y la justicia piurana las emprendieron contra los comuneros que se oponen a la destrucción de sus bosques.

Pero en AVATAR solo faltaron los sobornos y el faenón de los funcionarios públicos y felipillos locales, dedicados a otorgar lotes a diestra y siniestra.

Las noticias solo resaltan su éxito de taquilla, pero AVATAR también enseña esa íntima vinculación del entorno natural en la cosmovisión de los nativos, y deja una lección de valor a la hora de defender el terruño contra el saqueo de nuestras materias primas.

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*Roberto Ochoa es Editor de ANDARES, del diario La República.

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Fuente: http://www.larepublica.pe/andares/09/01/2010/baguatar