Por José Manuyama
La tarde del 24 de enero, una numerosa población loretana y representantes de organizaciones sociales convocadas por el Frente Patriótico de Loreto dieron vida a una fervorosa manifestación cíÂvica, en contra las pretensiones del Presidente de la República, Alan García Pérez de poner a la venta 8 millones de hectáreas de nuestra AmazoníÂa.
El Presidente, aprovechando una visita oficial a España, no reparó en ofertarlos, mismo vendedor ambulante (con el perdón de los honorables trabajadores ambulantes) a empresarios y operadores de las transnacionales. El ineflable Presidente de estatizador de la banca pasó a ser un entusiasta vendedor de las riquezas del paíÂs. Todo lo ve dinero.
Los grandes intereses internacionales, no contentos con el remate que el nefasto régimen el ex presidente Fujimori hizo con las empresas del Estado, exigen voraces nuevas formas de asegurarse más ganancias económicas y seguir engordando sus arcas y sus cuotas de poder y, como no hay más que vender, el actual mandatario peruano, entregado en cuerpo y alma a sus intereses, muy alegremente pone a su disposición lo que es mucho más que simple recurso económico: la morada de las poblaciones indíÂgenas y de la cultura amazónica.
Como no es de extrañar, una vez más desde el centralismo, las regiones y provincias son vistas, no en función a su población, sino a sus recursos explotables, para estrujarlos, como lo fue en la época del caucho y otras olas extractivas de la región y el paíÂs con consecuencias económicas, sociales y culturales dramáticas, especialmente para la población indíÂgena.
En momentos en los cuales La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 13 septiembre del 2007 la Declaración de Derechos de los Pueblos IndíÂgenas, tras 25 años de espera, contra todo pronóstico y el espíÂritu de este planteamiento, irrumpe una medida que a todas luces la desconoce y con ella a una población secular y oficialmente vejada y despojada de sus derechos humanos.
Parece increíÂble pero el tipo de desarrollo largamente anhelado, ha encontrado su cauce en la mente de los que ahora nos gobiernan en el solo hecho de poner precio a cuanto recurso sea reclamado por paíÂses y empresas que han hecho de la acumulación del capital su máximo valor. Algo perverso está pasando con cierta gente, que por desgracia tiene el control del poder económico y políÂtico del mundo.
La población loretana y las organizaciones sociales de base han demostrado estar atentos para frenar tamaño despropósito.
Los pobladores de las diversas comunidades asentados cerca de los lugares que fueron puestos en concesión en años anteriores están vedados de ingresar a esos territorios, los mismos que tradicionalmente sirvieron para solventar su alimentación, seguridad y su cultura.
Aquellos mismos lugares en los que hace siglos atrás había tanta riqueza natural como para atender con holgura a quienes la habitaban. Población y riquezas que están siendo exterminadas paulatinamente con la misma lógica económica con la que intervienen las actuales organizaciones económicas de las grandes transnacionales y que está llevando al colapso a todo el orbe.
Rotundo rechazo a los proyectos de ley que silenciosamente están listos para aprobarse en el Congreso de la República, cuyos congresistas elegidos por el pueblo sirven como operadores de poderosos intereses nacionales y extranjeros. Estos, so pretexto de legislar para el país, crean redes normativas para legalizar oscuros intereses en vez de hacerlo por el bienestar del pueblo peruano.
Los bosques son intocables y cualquier medida afecte su equilibrio ecológico y cultural, ponga en grave riesgo la supervivencia de sus habitantes debe ser eliminada. Los bosques constituyen más que simples estadísticas económicas, son milenariamente fuente de vida de la población amazónica ¡Abstenerse políticos de paso!
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Fuente: José Manuyama, http://vocesdevida.blogspot.com