Por Mirian Miranda, OFRANEH
El 9 de enero del presente año, la Asamblea de Pueblos Indígenas y Negros de Honduras interpusimos ante la Fiscalía de las Etnias y el Patrimonio Cultural, una denuncia en contra del Estado de Honduras por el robo genético (erosión genética) del maíz.
Teniendo en cuenta la facilitación que se está efectuando en las instancias del gobierno, para permitir la importación, trasiego, siembra y venta de variedades transgénicas, sin tener en consideración la contaminación genética de las variedades criollas.
Mesoamericana es la cuna genética del maíz, y las poblaciones vernáculas jugamos un papel en su creación, ya que fuimos los autores de la domesticación del teosintle, proceso que tardó cientos de años, y por el cual nunca se nos ha ocurrido cobrar derechos de propiedad intelectual.
La ofensiva de Monsanto y otras compañías transnacionales para apoderarse de la cadena alimenticia, es parte de la apropiación de la producción y control de semillas transgénicas que se viene efectuando en las últimas décadas.
El hecho que hoy en día, Honduras exporte maíz transgénico a México, demuestra la insolente actitud asumida por la Secretaría de Recursos Naturales (SERNA) que actúa más como una dependencia de la transnacional Monsanto que una instancia encargada de la defensa de nuestra biodiversidad.
Al denunciar al Estado de Honduras en cuanto a la erosión genética, queremos sentar un precedente en el uso de las leyes nacionales y los convenios internacionales, específicamente del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) en su artículo 8j, el que es específico sobre la importancia y el rol que juega el conocimiento tradicional en cuanto a la conservación de la biodiversidad.
El robo genético de las variedades criollas del maíz, se viene dando en Honduras, es una muestra más del enfoque estrictamente comercial que aplican las transnacionales farmacéuticas que pretenden apoderarse de la producción de semillas a nivel mundial, descartando el rol que han desempeñado los pueblos indígenas, primordialmente las mujeres, en la domesticación del teosintle, además en la selección y conservación del material genético.
La actitud asumida por la SERNA y algunas Escuelas de Agricultura financiada por la USAID, las que defienden a toda costa el uso de los alimentos transgénicos, demuestra los enormes intereses económicos y políticos que giran acerca de la imposición de los Organismos Genéticamente Modificados OMG.
Al Estado Hondureño se le ha olvidado el discurso que emite acerca de la protección del medio ambiente, siendo ambigua la posición asumida en su defensa.
El año pasado se vislumbró una actitud momentánea de parte de Secretaría de Agricultura y Ganadría (SAG), la que en un momento pretendió frenar el uso de semillas de maíz transgénicos; siendo sus esfuerzos acallados por orden de la Embajada de los Estados Unidos, siempre dispuesta a defender los interese colonialistas de las transnacionales.
Cabe señalar como Zambia y otros países africanos en el año 2002, en medio de una grave sequía rechazaron los embarques de maíz transgénicos donados como ayuda alimentaria por los Estados Unidos.
Los africanos explicaron el motivo del rechazo: la polinización abierta del maíz y la protección requerida para evitar la contaminación de las variedades no transgénicas.
Mientras tanto, el Sr. Pepe Lobo inundaba el Valle del Guayape con maíz Bth, aplaudido por la Escuela del Zamorano (USAID) e ignorado por la autoridades de SERNA, las que hicieron caso omiso a las protestas generadas por la introducción de las variedades transgénicas en un país considerado cuna genética de la especie.
Desafortunadamente, Honduras ha recibido maíz Starlink a través de las donaciones de comida del Programa Mundial de Alimentos (PMA), siendo está variedad de maíz transgénico, declarada como no apta para el consumo humano. Aventis - la empresa productora del Starlink - se vió obligada a retirarlo del mercado, sin embargo varios países latinoamericanos reportaron haber encontrado el Starlink en muestras obtenidas entre las donaciones del PMA.
Existe en la actualidad una agenda externa apoyada por los Estados Unidos y el Banco Mundial a través del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en inglés) para, supuestamente, armonizar las regulaciones sobre transgénicos a nivel de acuerdos regionales, y evadir de esta forma los procesos nacionales que son susceptibles a la oposición local.
Con esta estrategia pretenden establecer regulaciones en algunos países claves para usarlas como modelo que puedan ser impuestos a través de organismos supranacionales, y así evitar cualquier debate democrático al respecto, destinado a frenar la apertura a los productos transgénicos.
La Asamblea de Pueblos Indígenas y Negros de Honduras, al denunciar al Estado de Honduras por permitir la erosión genética del maíz, esperamos que con esta medida de una vez por todas se respete el conocimiento tradicional de nuestros pueblos, al mismo tiempo que se logre frenar el robo cultural y la usurpación alimenticia que se le está causando al pueblo Hondureño.
De paso, rechazamos los intentos que existen de convertir el maíz en combustible, lo que viene a encarecer el costo de nuestra alimentación, sin frenar de ninguna manera el proceso del cambio climático.
Finalmente, saludamos el triunfo obtenido por José Bové y sus compañeros en su reciente huelga de hambre para frenar la siembra de maíz transgénico MON 810, el cual fue prohibido por el gobierno de Francia, como respuesta a los esfuerzos realizados por Bové y sus compañeros los activistas.
Dado en la Ceiba el 23 de enero de 2008
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