Por Dr. Alfredo Alberdi Vallejo
- Canto de Navidad, AC Kuyacc Inca Perú) (mp3, 7 minutos 29 segundos)
- Huayno navideño, AC Kuyacc Inca Perú) (mp3, 2 minutos 30 segundos)
La conquista introdujo en los pueblos andinos un género popular de sus cantares conocido en España como villancicos o "canzonettas que no eran exclusivamente cantos navideños sino ritmos bailables como la jota o la ensalada
; en el Perú de la conquista uno de los soldados que acudía a estos cantares fue Francisco de Carbajal, más conocido como el Diablo de los Andes. Para los indios estas canciones fueron muy extrañas a sus gustos por lo diferente al ritmo eufónico del quechua usada en sus melodías de los ganaderos y agricultores.
En la época prehispánica existían canciones para todo el calendario del trabajo de los habitantes andinos y costeños, especialmente los cantados por la época del sembrado de los campos y las cosechas conocidos por aylli, waylli, qaylli, waylia que fueron y son música y danzas de regocijo de los que trabajaban en mancomún las labores del campo. Estas composiciones musicales agro-ganaderos posiblemente eran inculcados por la misma clase incaica en los diferentes pueblos.
Hubieron que pasar varias generaciones de los hijos mestizos de los conquistadores para que nazca otro género de villancicos hispano-andinos, entreverados con los géneros nativos del aylli y el qachwa, dando un nuevo tipo cantado en la festividad de la Navidad. Estas huellas todavía pueden entre leerse en los datos del franciscano huamanguino Fray Luís Gerómino de Oré en la introducción de su Símbolo católico indiano de 1598 que, en uno de sus párrafo, dice lo siguiente:
Otras oraciones hizo el inga los quales tengo en mi poder, y es averiguado averlas hecho el, y por suyas los conocen los antiguos indios y españoles scrutadores (sic) de aquellos tiempos, no los pongo en la lengua aunque son alegantísimos, hasta tener permission del señor Arçobispo y de los demas señores obispos (1).
Posiblemente, junto a la catequesis verbal y cantada fueron surgiendo esos villancicos quechuas; Oré, por lo demás, complementa a lo anteriormente dicho con lo siguiente:
... los niños de la escuela y los muchachos de la doctrina se crien en leche tan segura y provechosa: y sean desterrados de los cantares suyos supersticiosos, dañosos y contrarias a la fe catholica y a las costumbre honestas y loables... (2)
Por la misma formación educativa que adoptaron en la colonia –desde los tiempos transcurridos hasta la actualidad –, parecería un método pedagógico moderno el machacar constantemente una sola manera de ver y comprender la sociedad del allá y del acá; a ésas otras formas diferentes y perniciosas a la de los hispanos –que dió frutos sin haber extinguido a la formación nativa en sus costumbres –, se prestó un ensamblaje de gustos y intereses culturales para formar el sistema colonial hispano.
En verdad surgieron ritmos mezclados en sus géneros musicales, predominando las melodías andinas que se adaptaban a las composiciones textuales llamadas antiguamente como misti usu (a la usanza mestiza) llamadas a esas coplas así por alternar los pies de versos, entre quechua y castellano.
A estas coplas mestizas les caracteriza la suave fonética quechua tal un arrullo de las canciones de cuna (Lullaby), rematadas con un contrapunteo zapateado del ritmo vigoroso y alegre; en este momento actuaban los bailarines jocosos llamados Weraqo (enjundioso, mantecoso) quienes afectando las voces agudas improvisaban versos satíricos, éstos personajes han desaparecido del baile popular en la sierra central peruana.
La Navidad fue un acontecimiento de los mestizos más que de los mismos nativos quechuas. A mediados del siglo XVII, fue que esta nueva clase social emergente hizo suya el bautismo de los nacimientos como el Niño Manuelito, nombre dado por una mestiza tucumana, beata, llamada Angela Carranza que gozaba de absoluta santidad entre las clases populares limeñas pero que fue penitenciada por la inquisión de Lima en 1694. Esta beata fue una singular creadora de fantasías religiosas quien relataba, en cierto pasaje de sus trabajos quemados por la inquisión limeña, que en el cielo hablando con el señor, él le reveló que se llamaba en la tierra verdaderamente Manuel de Jesús. Este es el origen del nombre difundido para los belenes y no la falsedad que los indios le pusieron Manuelitos por no saber pronunciar el Enmanuel bíblico. Esta justificación pueda estar bien para los teólogos católicos modernos quienes, en su corazón, están de acuerdo con lo hecho y actuado por la inquisión de los siglos pasados.
Para los indios no existe un nombre especial dado a los nacimientos, simplemente le nombraron, le nombran y le nombrarán como niñocha; a los belenes los mestizos le fabrican del Illa rumi o Niño rumi que es el alabastro andino o más conocido como piedra de Huamanga. Los quechuas difícilmente pronunciaban el mismo sustantivo Navidad porque la fonética castellana (latina) es tan extraña a su lengua.
Muchas de las melodías andinas de los cánticos adaptados por los catequistas cristianos quechuas poco se han conservado, muy excepcionalmente han llegado hasta nosotros por el esfuerzo de algunos hombres versados en su calidad y formación musical de su época. Las canciones quechuas a la Navidad tuvieron probablemente personalidad propia con el afincamiento definitivo social de los mestizos hacia mediados del s. XVIII.
Los cronistas conventuales de la colonia han transmitido algunas que otras canciones con motivo navideño, entre ellos destaca Jaime Martínez de Compañón que, a fines de 1790, tenía consigo en sus nueve tomos manuscritos varias melodías andinas, entre esas destacan unas qachwa (Allegro) tituladas: Al nacimiento de Christo Nuestro Señor I y II.
Algo de referencias tempranas musicales trae Juan de Araujo (1646-1712) en su composición titulada Silencio, pasito. Como se nota de los datos coloniales, escasean los autores de cantos navideños hasta entrado el s. XX.
Una buena cantidad de datos musicales pudo rescatar el franciscano fray José Pacífico Jorge O.F.M. en su obra Melodías religiosas en Quechua (3)
En la obra de fray Pacífico, destacan 13 partituras en la Sección V, Melodías del Niño Dios que recogió en la ciudad de Ayacucho, Perú.
Posteriormente, la obra del arriba citado autor fue reimpreso por fray Gabriel Ayala. Entre los destacados cánticos mencionaremos un devocionario llamado Himnos al Niño Jesús, Ayacucho, sin fecha, donde presenta ocho canciones navideñas sin partituras en la sección Niño Jesusman.
En un pequeño librito titulado: Novena de la Virgen del Carmen, Ayacucho, 1976, existe una sola canción alusiva a la Navidad, sin partitura nombrada: Huancacui cacharpari taquicuna; Diospa Maman, Mamallai (Himnos de despedida: Madre de Dios, madre mía).
Entre los recopiladores profanos pudo Alejandro Vivanco rescatar algunas canciones mestizas nivideñas tituladas: Machoq, Qamchum kanki Niñochallay, Adoración con partituras, entre varias de otros géneros. (4)
Una breve muestra del intento de recuperar los motivos musicales andinos con los temas navideños nos ha hecho llegar el Centro de Investigación Artística y Cultural Kuyacc Perú-Inka, ellos han editado una colección de canciones bajo el título de: Cantos de Navidad. De esta colección hacemos entrega en audio dos canciones de autores anónimos, una composicón quechua-castellana y la otra en castellano del acervo popular con un ritmo de rondas mestizas peruanas.
Las canciones aquí adjuntas sean las mensajeras de nuestros mejores saludos para todos los amables lectores de la revista electrónica virtual Runa Yachachiy, deseándoles unas reflexivas fiestas de fin del año 2007 y un próspero Año Nuevo 2008.
Berlín, diciembre de 2007.
Notas:
(1) Luys Hieronymo de Oré: Symbolo catholico indiano, Lima, 1598.
(2) Idem, Ob. Cit.
(3) Cfre. José, Pacífico Jorge, Fray (1924); Melodías religiosas en Quechua, seleccionadas y transcritas en su expresión típica. Con Ocasión del Centenario de Ayacucho. Precedidas de un pequeño devocionario. Friburgo de Brisgovia (Alemania).
(4) Cfre. Alejandro, Vivanco: Didáctica de la quena peruana (1979). Edit. Universo, Lima.
Integrantes del Centro Cultural Kuyacc-Perú, Familia Púñez Vallejo
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