Por Jimena Azócar
Antes de la llegada de los españoles a América, los beneficios nutricionales de la quinoa o quinua eran ampliamente valorados por los indígenas. Los mapuches por el sur y aimaras e incas por el norte, la cultivaban y consumían profusamente. Los incas la consideraban "grano madre". Era sagrado.
Tras el descubrimiento y la conquista, este cereal fue relegado a un tercer plano, convirtiéndose en una cosecha menor y sin importancia.
Pero la actual tendencia a consumir alimentos funcionales la rescató de la oscuridad y, aunque hoy difícilmente se le levantará un altar, los europeos valoran sus propiedades, sobre todo en su variedad orgánica.
Eso la convierte en un producto de alto potencial con demanda muy atractiva, especialmente en Europa, donde también se usa como harinas, confitados y snacks.
Bolivia es el exportador más fuerte, con el 95 por ciento del total de lo que se comercializa globalmente.
Pero la demanda del mercado europeo supera en 700 toneladas anuales los envíos de ese país. Raya para la suma: una excelente perspectiva de negocio para Chile, que en 2006 vendió sólo 78 toneladas, lo que representa el 0,5% de las ventas de quínoa mundiales.
Sin embargo, hasta ahora en el país es un cultivo con escaso manejo agronómico, de calidad heterogénea y de bajo valor agregado, que está en manos de pequeños productores.
Es decir, se requiere una fuerte introducción de tecnología, mejoras para obtener un producto homogéneo y también en poscosecha y procesamiento.
Una manera de aportar a esta revalorización del cultivo fue el reciente Primer Congreso Internacional de Quinua realizado en Iquique.
Allí quedó claro el interés que despierta la semilla: llegaron más de 130 trabajos y algunos expertos internacionales coincidieron en que es posible crear emprendimientos con perspectivas económicas interesantes.
En Chile ya hay ejemplos de lo anterior, como el de la comunidad Ancovinto, del altiplano iquiqueño.
Allí un grupo de productores trabaja en el desarrollo tecnológico y en crear una unidad de negocios, cuenta Paulina Erdmann, de la unidad de estudios y proyectos de FIA, organismo que apoya la iniciativa.
José Delatorre, jefe del proyecto, explica que los agricultores se organizaron en una cooperativa agrícola con la finalidad de iniciar un proceso exportador que, además, sirva de modelo.
En él han trabajado asesores de Perú y Bolivia y los resultados se difundirán en un manual en español y aymara.
Los $183.688.169 que costó el proyecto fueron financiados por FIA, la Universidad Arturo Prat, el Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto y por los agricultores, liderados por el dirigente aymara Elías Gómez.
Otra experiencia es la de la Cooperativa Las Nieves de Paredones, en la VI Región. Se trata de 25 productores asociados que actualmente son los principales exportadores del país, con 60 toneladas.
Además, se han convertido en el principal poder comprador desde Navidad a Vichuquén. Su meta es cultivar 500 hectáreas en 2009.
Quieren mejorar sus resultados y para ello procesarán el producto.
"La próxima vez que exportemos serán productos con valor agregado, harina de quinoa tostada y cruda; y granos desamargados, listos para el consumo humano", explica Ricardo Valdebenito, gerente de la Cooperativa.
Variedad Nacional
Hay otros actores que están apostando por algo más grande. Incluso ya existe la primera variedad de quínoa chilena registrada: la "regalona Baer".
"En Chile se trabaja con ecotipos de calidad heterogénea. Una variedad ofrece un grano homogéneo", explica Eric von Baer, dedicado al cereal desde 1968 y gerente de Avelup, empresa de Temuco, que comercializa quínoa pelada envasada.
Su hija Ingrid, ingeniera agrónoma, se dedica completamente a la investigación del producto y, en conjunto con Enrique Martínez de la Universidad de La Serena y José Delatorre de la Universidad Arturo Prat de Iquique, integra la "Red Quínoa", que busca subsanar problemas como la brecha en investigación aplicada, la asistencia técnica y transferencia tecnológica y la nula integración de los eslabones de la cadena para elaborar productos de mayor valor. La fragmentación de la capacidad productiva es otro talón de Aquiles.
Los expertos recetan apoyo a la producción y al proceso de comercialización, además de inversiones en infraestructura. De lo contrario, la presencia chilena en el mercado internacional del grano continuará invisible y se perderá una buena oportunidad para un producto local.
Harina
La quinoa contiene 16 aminoácidos, entre ellos 10 esenciales que el organismo no puede sintetizar, por lo que los debe adquirir de los alimentos. Posee alta cantidad de lisina, aminoácido asociado al desarrollo de la inteligencia, memoria y aprendizaje, y uno de los compuestos más escasos de origen vegetal. Contiene el doble que otros cereales (2,5/5,0 más que el maíz, 20,6 más que el trigo y 14,0 más que leche).
"Un punto a favor es que no contiene gluten, lo que es de gran utilidad en dietas de celíacos, pero es un punto en contra, porque el pan que se fabrica no es esponjoso. Eso hay que mejorarlo", explica Lilian Abugoch, académica de Ciencia de los Alimentos y Tecnología Química, de la Universidad de Chile.
Fuente: Chile potencia alimentaria