Survival, 11 de septiembre de 2007.- Veintidós años de intenso debate y negociaciones llegan esta semana a su punto culminante en Nueva York cuando la Asamblea General de Naciones Unidas vote si aprueba la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas.
Canadá, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y la Federación Rusa, todos países con un importante número de población indígena, se han opuesto enérgicamente a la aprobación. Su comportamiento ha provocado indignación entre todos los pueblos indígenas del mundo.
Los países que se oponen a la aprobación de la Declaración son conocidos por su pobre tratamiento a los pueblos indígenas. En el pasado Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos han sido objeto de la categoría de "procedimientos de alerta temprana y acción urgente" del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, CERD por sus siglas en inglés.
Canadá ha sido particularmente criticada ya que en el pasado apoyó la Declaración. Los partidos de la oposición canadiense se han unido en contra de la posición tomada en este asunto por el Primer Ministro Stephen Harper.
Además, un amplio bloque de países africanos ha insistido en introducir una serie de cambios en el texto de la Declaración, los cuales, sin embargo, todavía tienen el apoyo de la mayoría de las organizaciones indígenas.
"La Declaración ha sido debatida durante cerca de un cuarto de siglo. Años en los que hemos visto cómo muchos pueblos indígenas, como los akuntsu y los kanoê en Brasil, han sido diezmados y otros, como los innu en Canadá, llevados al abismo. Los gobiernos que se oponen a la Declaración están luchando de una forma vergonzosa contra los derechos humanos de los pueblos más vulnerables. Las reivindicaciones de apoyo a los derechos humanos que puedan realizar en otras áreas se verán como hipócritas", declaran desde Survival.
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