Por Matilde Pérez U.
La Jornada.- Es necesario aceptar que casi ningún país reconoce los derechos humanos como política de Estado, aseveró el relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, Rodolfo Stavenhagen.
En un diálogo con integrantes del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) que lo invitaron al seminario Tendencias que afectan los derechos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas, Stavenhagen comentó que la lucha por esos derechos siempre ha sido de los pueblos excluidos y de la oposición.
Aunque en los 20 años anteriores hubo un pequeño avance, ahora "siento que hay una regresión mundial en materia de goce efectivo de los derechos humanos de los pueblos indígenas".
No tengo una línea estadística de base, pero creo que hay un patrón de regresión en la efectividad del ejercicio de los derechos de los pueblos indios frente a los estados, a los poderes fácticos y a la ley, lo cual no quiere decir que no haya avances políticos y sociales, expuso.
Además, los estados representados en la ONU están convencidos de la bondad del sistema, de la globalización, de las privatizaciones, del mercado, del individualismo y de los avances tecnológicos, los cuales son parte de "las nuevas escrituras sagradas del mundo globalizado", y es ahí donde no tienen un lugar los pueblos indios, aunque éstos, al igual que las mujeres, los niños y los discapacitados, se han abierto camino paulatinamente y ha habido momentos de pequeñas victorias.
Por ello, destacó, el desafío es encontrar la manera de incidir en el discurso público, en la acción y la construcción de una cultura de protección de los derechos humanos para participar en esos triunfos.
A tres meses de concluir su mandato como relator especial de los derechos humanos, Stavenhagen explicó a los antropólogos del Ciesas el papel del relator y la complejidad que enfrenta para plasmar en sus informes situaciones particulares de los pueblos indios, así como las resistencias de algunos países que integran el Consejo General de la ONU para aceptar como un tema de interés internacional los derechos humanos.
En la ONU "creo que también hay una regresión en materia de derechos humanos, porque hay estados miembros que preguntan por qué tanto énfasis en ese tema cuando los problemas son otros, como el libre comercio, el combate al terrorismo y a las drogas, y hasta dicen que los derechos humanos están costando mucho dinero."
Se refirió a las resistencias de algunos países de la Asamblea General de la ONU a la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, la cual fue aprobada el 29 de junio del año pasado por el Consejo de los Derechos Humanos.
"Está atorada en (esa instancia), y no es seguro que sea adoptada porque hay países que quieren que se quiten algunas frases que les molestan y están en un fuerte cabildeo para lograrlo; además propusieron que la comisión de asesores -que se conformó a partir de la aprobación de la citada declaración- y los relatores especiales se sujeten a un código de conducta. También hay organizaciones indígenas que buscan tener una representación en el Consejo General, pero allí toman las decisiones los estados y tengo mis dudas de que vayan a crear un consejo sólo para los pueblos indígenas."