La situación de los pueblos indígenas no ha cambiado en términos estadísticos. De hecho, los últimos informes nacionales e internacionales muestran que su ubicación en los índices de desarrollo humano y de acceso a mejores niveles de vida es exactamente el mismo que hace 15 o 20 años, afirmó José del Val, director del Programa Universitario México Nación Multicultural de la UNAM, con motivo del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.
No ha habido modificaciones sustantivas, recalcó, sino un crecimiento exponencial de la discusión sobre estas comunidades, particularmente en organismos multinacionales como las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA). Por ello, abundó, casi todos los países de América Latina han modificado sus constituciones y se han reconocido como naciones pluri y multiculturales, o pluriétnicos.
En la actualidad hay un importante corpus jurídico referido a estos grupos humanos. Asimismo, se creó el Foro Permanente de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas, una conquista esencial porque por primera vez este sector tiene voz directa en una organización internacional; asimismo se creó la figura del relator, refirió.
Sin embargo, enfatizó, si se habla de las condiciones de desarrollo humano en que se encuentran, se debe pensar que son los más pobres entre los más pobres.
Si bien los asuntos indígenas hoy están en el centro de la discusión, no provocan el mejoramiento de su situación y, en ese sentido, la estrategia de reconocimiento parcial de derechos no configura ningún instrumento de transformación de sus niveles de vida, sostuvo.
Por otro lado, indicó, se observa un proceso económico global que tiene como consecuencia el despojo de sus tierras, por lo que ahora está en juego la defensa de sus territorios, los cuales constituyen las zonas mejor conservadas, desde el punto de vista ecológico. Hoy la expropiación se ha convertido en una maniobra de legitimidad jurídica.
No hay una cultura indígena ni una lengua, sino muchas; entonces, la categoría de indio no se refiere a la diferencia, sino a la homogeneidad que presenta un grupo de personas, apuntó.
En ese sentido, acotó, lo común para ellos es la pobreza, es decir, lo que los hace iguales es esa condición; en ese contexto, se debe tener en cuenta que cualquier grupo humano, si no tiene las condiciones para desarrollar su vida e identidad, enfrenta la desaparición.
Entonces, es inútil y hasta perverso suponer que se va a proteger una cultura y una lengua, y no a los portadores de ésta, consideró. Así, o hay una reformulación real de las sociedades o habrá un incremento en la confrontación entre pueblos indígenas y gobiernos.
Bajo este panorama se sitúa la intención de la Universidad al generar un centro de estudios de la diversidad cultural, donde se intenta crear conciencia e investigación académica para proponer a la sociedad alternativas en este sentido, señaló.
Por otro lado, detalló, se busca afianzar la articulación entre las instituciones de educación superior y las comunidades autóctonas; así como interculturalizar los centros de estudio.
Ahora lo fundamental es la formación profesional de los indígenas, no una capacitación, porque eso genera un conocimiento fragmentario; lo que se requiere es acumular saberes y formar una masa crítica de gente preparada, puntualizó.
Asimismo, es necesaria la defensa de sus territorios, respetar la posesión histórica de sus tierras y establecer negociaciones justas y equitativas, lo cual implica reconocer a este capital con carácter empresarial, concluyó.