Por Jorge Agurto
9 de julio, 2007.- En un reportaje televisivo se dijo ayer en referencia a quienes hicieron la maravillosa obra de Machu Picchu: "Fue hecha por un pueblo que desapareció misteriosamente".
Ese comentario resume de manera clara la actitud y mentalidad colonial que se sorprende de la grandeza del Incario pero que no reconoce a los actuales descendientes de esos mismos antiguos peruanos que admiran.
Sin duda es motivo de orgullo que se aprecie una obra cimera de la cultura andina pero debemos llamar la atención acerca de la incoherencia de quienes realzan el Santuario Histórico de Machu Picchu (SHMP) perdiendo de vista a sus actuales herederos culturales.
Hay quienes han hecho de la campaña "Vota por Machu Picchu" una cruzada nacional con el afán principal de atraer más turistas y captar más inversión extranjera. Hay otros que se han sumado honestamente a la campaña porque entienden que es una manera de alimentar el alicaído orgullo nacional.
Lo preocupante es que -como lo revela el comentario de televisión- casi ningún medio relaciona el esplendor de Machu Picchu con los pueblos indígenas u originarios que en una fase autonómica de su desarrollo crearon grandes obras, entre estas las arquitectónicas, que a pesar de los siglos aún asombran al mundo por su perfección y belleza.
Ya José María Arguedas señaló el "monstruoso contrasentido" de los señores y criollos que admiran el arte antiguo de los indígenas pero que no ven ninguna continuidad entre dicho arte y los indígenas y mestizos actuales.
Arguedas escribe:
"Lo incaico tiene un alto prestigio, lo indio está aún cargado de menosprecio de todas las demás castas, y ante el consenso de la mayoría de personas 'superiores' y 'cultas', es decir de los grupos dominantes para quienes el indio no debe dejar nunca de seguir siendo un siervo, segregado de la riqueza económica y mucho más de la riqueza intelectual acumulada por el hombre."(1)
Es necesario destacar ese contrasentido porque diversos funcionarios ya hablan de aumentar de 2000 a 5000 el número de visitantes diarios a Machu Picchu, contraviniendo estudios técnicos que recomiendan limitar las visitas.
El desparpajo es tal que no hay ninguna actitud autocrítica por la forma irresponsable cómo se ha venido manejando el santuario que afronta serias debilidades y amenazas, provocadas por la falta de voluntad política por conservarlo y manejarlo de manera responsable. (2)
Recordemos. El año 2000 el brazo metálico de una grúa destruyó de manera irreparable un pedazo del denominado Intihuatana o Reloj Solar ubicado en el santuario mientras se firmaba un comercial de cerveza. El proceso judicial casi fue archivado el 2003 por prescripción de la causa lo que fue impedido gracias a la movilización de la comunidad cusqueña y el INC local.
El Plan Maestro con el que cuenta el SHMP fue aprobado principalmente debido a la insistencia de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y su ejecución aún es deficiente.
El pueblo quechua, creador de grandes obras como Machu Picchu, no "desapareció misteriosamente"; sino que fue objeto de un brutal genocidio y sus sabios o amautas perseguidos para intentar destruir su capacidad de resistencia cultural y política.
Los descendientes culturales de los Incas son los campesinos comuneros que hoy defienden sus territorios, las aguas y el ambiente de la contaminación y la actividad minera que sigue enriqueciendo a grupos de poder minoritarios, dueños del país, tal y como en la época colonial y republicana.
Los descendientes actuales del incario -cuyos portentos arquitectónicos asombran a los ilustres señorones del gobierno- son los mismos peruanos que claman por apoyo al agro sin recibir ninguna atención de las autoridades.
Son aquellas "llamas y vicuñas" -en palabras de Ántero Flores-Araoz, hoy representante del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA)- a las que no vale la pena consultar la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos a pesar que serán los principales afectadas por los productos subsidiados por la economía imperial.
Arguedas se pregunta ¿cómo es posible que quienes realizan y dirigen las muestras artísticas no perciben el espíritu del pueblo que creó la obra? Y brinda una respuesta que no ha perdido actualidad:
"Porque no sienten el Perú, porque no lo conocen, y porque, sin duda, consciente o inconscientemente, desprecian a los auténticos creadores de nuestras artes indígenas, o no buscan otra cosa que el lucro innoble." (3)
Nota:
(1) Arguedas, José María: El Monstruoso Contrasentido, artículo publicado en el libro: Señores e Indios. Acerca de la Cultura Quechua, Calicanto editorial SRL, 1976, Buenos Aires, p. 218
(2) Un listado de amenazas y debilidades del Santuario Histórico de Machu Picchu se encuentra en el sitio Web del Instituto Machu Picchu (IMAPI), http://www.imapi.org.pe/m46_amenazas.htm
(3) Ob. citada, p. 219.