Servindi.- Uno de los más importantes eventos paralelos que se realizan en el marco del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas es la presentación de El Mundo Indígena 2007, una de las publicaciones más útiles para aproximarnos a la realidad actual de los pueblos indígenas. Este año la presentación se realizará el miércoles 16 de mayo a la 1.15 p.m. en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos.
El Mundo Indígena cumple el propósito de brindar un panorama actual de la situación de los pueblos indígenas de todo el mundo por lo que representa un esfuerzo editorial extraordinario. Es publicado por el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA, por sus siglas en inglés) con sede en Dinamarca.
El Mundo Indígena es una fuente de informaciones y una herramienta imprescindible para aquellos que necesitan estar al día sobre los temas y acontecimientos más recientes dentro del mundo indígena. En la presentación habrá ejemplares gratuitos en español e inglés para los delegados y delegadas indígenas que asisten a este importante evento indígena internacional.
El anuario se publica en el mes de mayo y cubre el periodo enero diciembre del año anterior. El volumen correspondiente al año 2007 tiene 630 páginas y contiene informes por países y una sección sobre los procesos internacionales relacionados con los pueblos indígenas.
Gracias a las contribuciones de académicos y activistas indígenas y no indígenas El Mundo Indígena 2007 suministra una visión general de los acontecimientos fundamentales sucedidos en el 2006 que han hecho impacto sobre los pueblos indígenas del mundo.
El libro está a la venta a personas particulares a un precio de US $ 30.00 y US$ 40 para las instituciones. Los que deseen solicitarlo pueden escribir al correo: [email protected]
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El Mundo Indígena 2007
Editorial
2006 fue un año importante para los más de 350 millones de indígenas del mundo. En junio, el recientemente establecido Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas hizo historia al adoptar la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas durante su primera sesión en Ginebra. La adopción de este documento importante, que atiende la injusticia histórica y la discriminación continua del derecho de los pueblos indígenas al autogobierno, la expresión cultural, el derecho colectivo al uso de la tierra, territorios y recursos, etc, se consiguió después de más de 20 años de intensas negociaciones y discusiones que finalmente resultaron en la presentación de un borrador final al consejo a comienzos de 2006. Con el apoyo abrumador de derechos derechos humanos del sistema de la ONU después de las reformas, donde debia ser aprobada a fines de 2006. Las expectativas eran altas, pero problemas de procedimiento y una oposición feroz por parte de un grupo pequeño de países bloquearon su adopción final. A fines de 2006, el futuro de la Declaración permanecía incierto.
Obviamente, los pueblos indígenas se sintieron muy decepcionados y frustrados por los hechos ocurridos en la Asamblea General. Los informes de país de Canadá, Nueva Zelanda y otros países incluidos en El Mundo Indígena 2007 expresan el desánimo de los pueblos indígenas al ver que sus gobiernos "llevaban las agendas políticas nacionales a la arena internacional" al oponerse a la Declaración (cita del artículo sobre Aotearoa Neva Zelanda). Una vez más, otros informes de países dan testimonio de la vulnerabilidad extrema que caracteriza las vidas de los pueblos indígenas en todos los rincones del mundo. Los lectores de El Mundo Indígena 2007 no podrán dudar, porlo tanto, de la necesidad apremiante de protección especial en laforma de una Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que requieren los derechos de los pueblos indígenas.
Matanzas políticas y criminalización de la protesta indígena
Las amenazas y abusos sufridos por los pueblos indígenas en 2006 son múltiples. El Mundo Indígena 2007 da testimonio de abusos que van desde la opresión de la cultura y las prácticas indígenas a la persecución abierta de activistas por los derechos indígenas, la criminalización de los movimientos y protestas de los pueblos indígenas e inclusive las matanzas políticas. En Filipinas, solo en 2006, al menos 26 activistas por los derechos indígenas fueron asesinados, supuestamente en una maniobra extrajudicial del gobierno para suprimir las protestas crecientes contra la presidenta. En la India, cada año, una gran cantidad de personas pertenecientes a los pueblos tribales pierden la vida a manos de las fuerzas de seguridad, a menudo en relación con la adquisición forzosa de sus tierras para proyectos industriales. A principios de enero de 2006, 14 personas pertenecientes a los pueblos tribales fueron asesinadas por la policía en Orissa mientras protestaban contra la apropiación de sus tierras por parte de una gran planta de acero. Las autoridades en ambos países no investigaron bien las muertes.
En su informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas, el Sr. Rodolfo Stavenhagen, señala la criminalización de los movimientos indígenas como una de las tendencias particularmente problemáticas en estos años. Tambien resalta que muchos de los movimientos de protesta indígena que se enfrentan a acusaciones penales se centran en la defensa de los territorios ancestrales. Con la presión creciente sobre las tierras y territorios de los pueblos indígenas generada por el aumento del consumo de recursos naturales en el mercado gloabalizado, los pueblos indígenas no tienen otra forma de sobrevivir que no sea protestando y defendiendo la base de su sustento. Por otra parte, los estados responden con un uso desproporcionado del poder, que se justifica con un discurso que considera a los movimientos de protesta indígenas como acciones criminales.
Modos de vida bajo presión
Mientras que las matanzas políticas son sólo la punta del iceberg, los modos de vida indígenas están bajo presión en un sentido amplio en todo el mundo. Las políticas públicas no protegen la situación vulnerable de los pueblos indígenas y los distintos tipos de programas de los gobiernos socavan su supervivencia sociocultural en tanto pueblos. Como en Laos, donde el reasentamiento de comunidades indígenas de las montañas hacia zonas llanas adyacentes a las grandes carreteras continuó durante 2006 a pesar de las importantes críticas hechas por ONG y agencias internacionales en los últimos años, que han documentado cómo estos desplazamientos causan la desintegración social. O en África, donde los modos de vida pastoralistas o de cazadores recolectores de los indígenas también quedan fuera del paradigma dominante de producción y, por lo tanto, son en gran medida ignorados por las políticas del gobierno. En Tanzania, por ejemplo, hay una nueva Política Ganadera que intenta transformar a los pastoralistas en criadores de ganado "modernos" y sedentarios, descuidando absolutamente la contribución económica fundamental del pastoralismo a la economía y producción alimenticia de Tanzania.
En otro nivel, esta ignorancia y falta de protección deja lugar para que las industrias extractivas como las explotaciones de petróleo y gas, la industria minera, las empresas madereras, la agroindustria, etc., operen en los territorios indígenas como si fueran tierra de nadie. En África Central, las empresas madereras explotan los recursos forestales a tal punto que la supervivencia de las comunidades indígenas forestales se ve amenazada. Lo mismo ocurre en la Amazonía, donde algunas organizaciones indígenas de Perú argumentan ahora que la selva estaría mejor protegida si las zonas actualmente designadas como parques naturales, pero que en realidad son la base de la tala ilegal, fueran incluidas en los territorios indígenas comunales adyacentes. Los pueblos en aislamiento voluntario padecen cada vez más la presencia de la industria maderera ilegal, que socava su base de sustento y los desplaza de sus tierras y más hacia el interior. En el sudeste asiático, las agroindustrias como las plantaciones de palma aceitera son una amenaza seria a la base de sustento, la integridad cultural y la supervivencia de las comunidades indígenas.
Las voces indígenas son oídas
En una nota más positiva, también debería destacarse aquí que El Mundo Indígena 2007 incluye muchos ejemplos de cómo el nivel de movilización y coordinación de las organizaciones indígenas ha tenido efectos positivos en el último año. Si bién aún queda mucho camino por recorrer, como sugieren los ejemplos anteriores de las amenazas muy reales a las culturas y sustentos indígenas, los gobiernos, las administraciones estatales, las cortes de justicia nacionales e internacionales, las agencias intergubernamentales y en algunos casos, incluso las corporaciones empresariales que operan en los territorios indígenas se están volviendo más concientes de la necesidad de respetar el derecho de los pueblos indígenas a su existencia e integridad cultural. Los gobiernos, las agencias interestatales y las corporaciones de negocios están adoptando cada vez más políticas que promueven el bienestar de los pueblos indígenas y resguardan sus derechos. Las organizaciones indígenas están ganando cada vez más juicios contra administraciones estatales o empresas privadas por la violación de sus derechos fundamentales. Y cada vez más corporaciones privadas que operan en territorios indígenas se dan cuenta de que estas tierras no son tierra de nadie, sino el hogar y la base del sustento de personas vivientes. Los ejemplos de estas tendencias son muchos en El Mundo Indígena 2007 y los siguientes son sólo algunos ejemplos.
En Botswana, la Corte Suprema emitió un fallo en diciembre de 2006 en relación con un caso sobre el reasentamiento de cazadores recolectores san en la Reserva de Caza de Kalahari Central que ha durado varios años, donde sostuvo que la expulsión de personas y la negación de sus derechos territoriales y de subsistencia en el Kalahari Central eran ilegales. Esta fue una victoria extraordinaria para los san y para el sistema legal de Botswana, que demostró la independencia de la justicia con este fallo inesperado. En Argentina, la organización Lhaka Honhat, que ha estado luchando por conseguir la titularidad sobre su territorio tradicional durante años, logró que su caso fuera admitido por la Comisión Interamericano de Derechos Humanos y por lo tanto tuvo un avance importante en su lucha, Y en lo que respecta a la relación entre las industrias extractivas y los pueblos indígenas, los informes de Sakhalin en Rusia y de los Territorios del Noroeste en el Ártico canadiense son interesantes: en ambos casos las comunidades indígenas han logrado un lugar en la mesa de negociación y han obtenido algún tipo de compensación (Sakhalin) o acuerdo para compartir ganancias (Territorios del Noroeste) con las empresas petroleras que operan en sus territorios.
En el nivel de la política nacional también hubo noticias alentadoras. En Bolivia, en el primer año después de que Evo Morales asumiera la presidencia de gobierno, comenzaron las discusiones para la redacción de una nueva constitución. En 2006, las organizaciones indígenas y campesinas se aliaron y movilizaron apoyo para contribuir a las discusiones constitucionales que apuntan a reformar el estado monocultural con vistas a crear un estado plurinacional. Nepal dio los primeros pasos hacia un proceso similar con el movimiento popular de la primavera de 2006 que dio lugar a la caída delpoder absoluto del rey y la reinstauración del Parlamento. En las discusiones políticas en curso sobre el futuro del estado nepalí, el tema de la libre determinación de las nacionalidades indígenas es un punto muy importante de la agenda.
Una nueva característica de El Mundo Indígena
Como una nueva característica, los informes de los países incluidos en esta edición de El Mundo Indígena incluyen cajas de texto introductorias con información sobre quiénes son los pueblos indígenas en cada país en particular y su situación (socioeconómica y/o en relación a la protección legal de sus derechos). Compilar esta información no ha sido una tarea fácil y muchos autores se han sentido frustrados por la falta de disponibilidad de datos. Por supuesto, esta falta de datos es un mensaje importante en sí mismo, ya que refleja el nivel de ignorancia de las administraciones públicas con el que se enfrentan los pueblos indígenas. Además de las consecuencias para su sustento, que hemos visto en los ejemplos anteriores, el hecho de que se los haga invisibles hasta este punto, tiene implicaciones importantes en relación con su situación básica de derechos humanos. En algunos países, esta invisibilidad toma formas extremas, como en Tailandia, donde los pueblos indígenas de las montañas ni siquiera pueden registrarse como ciudadanos y, por lo tanto, son privados del acceso a los servicios sociales, certificados de escolaridad adecuados, etc.
Más allá de las nuevas introducciones, el formato y el estilo del libro siguen siendo en gran medida igual que en las ediciones anteriores. Esperamos que la continuidad de nuestros informes haga que el libro sea una fuente de consulta utilizada una y otra vez por nuestros lectores.
Queremos tomar esta oportunidad para mencionar también que hemos tenido reacciones de lectores en los últimos años que consideran que la organización geográfica de los contenidos del libro es inadecuada. En este libro intentamos dar espacio a los escritores y defensores indígenas para que presenten los desarrollos y hechos importantes de 2006 desde un punto de vista indígena. Por lo tanto, muchos de los informes de países presentados aquí parten de regiones etnográficas y siguen estrictamente las fronteras estatales. Esto va en concordancia con la visión del mundo e identificación cultural de los pueblos indígenas, que a menudo trasciende a lo que son propiamente las fronteras estatales.
Conclusiones
Finalmente, quisiéramos utilizar estas líneas para expresar nuestra sincera esperanza de que 2007 se convierta en el año en que los pueblos indígenas del mundo vean la adopción final de la Declaración de la ONU sobre sus derechos. Este libro da testimonio del hecho de que los pueblos indígenas del mundo necesitan, en efecto, una Declaración que atienda su situación especial y particularmente vulnerable.
Es nuestra esperanza que las organizaciones y activistas indígenas encuentren una fuente de inspiración para su trabajo y movilización continua en El Mundo Indígena 2007. Que sea una herramienta útil para que los académicos y profesionales que trabajan de alguna u otra manera con cuestiones relacionadas con los pueblos indígenas tengan un panorama y un entendimiento de los desarrollos y hechos que han tenido lugar en países particulares y a nivel internacional en 2006. Y, finalmente, que los gobiernos oigan las voces de los muchos escritores que han contribuido en esta publicación que comparten la preocupación por la situación en la que viven los pueblos indígenas y el nivel lamentable de protección de sus derechos del que gozan, con la consecuente pérdida de vidas y de dignidad. Esperamos sinceramente que los gobiernos oigan estas voces y hagan que 2007 sea el año en que la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas reciba la aprobación final de la Asamblea General de la ONU.
Sille Stidsen, Editora.