- Indígena de Madre de Dios defiende derecho de nativos en estado de aislamiento voluntario, y se enfrenta a las mafias de madereros, petroleras y mineras.Por Derry Díaz
Desde siempre la magnífica selva ha sido codiciada por monstruos industriales como las petroleras, las mineras, las gasíferas y por mafias, igual de peligrosas como la que se enriquece de la tala ilegal.
A sus 36 años, el shipibo Julio Ricardo Cusurichi Palacios sabe mejor que nadie cuán nocivas son las secuelas que dejan de su paso. Ha visto cómo sus hermanos nativos han sido despojados de sus tierras milenarias, cómo murieron contaminados los ríos sagrados, cómo han sido devastados los árboles, fuentes de vida.
Pero hay un sector de nativos que quizá sean los más afectados: los no contactados, aquellos que decidieron vivir lejos de la civilización.
Precisamente los verdaderos "sin voz" encontraron sin proponérselo un hermano que, además de enfrentar las otras amenazas, defiende sus derechos ante el mundo exterior. De voz resuelta, mirada escrutadora y ademanes sosegados, este modesto padre de dos hijos aún no cree lo que le acaba de suceder. Después de tantos portazos en la cara, de apoyos rechazados y amenazas contra su vida, ahora hasta recibe premios internacionales que destacan particularmente su incansable lucha por defender los derechos de los no contactados.
Pueblos vulnerables
En la región más inaccesible de Madre de Dios, varios grupos indígenas (yoras, mashcopiro y amahuacas) mantienen su total aislamiento del mundo exterior debido a experiencias traumáticas, como las que vivieron en épocas de la extracción del caucho, cuando se cometían todo tipo de violaciones contra esas poblaciones.
Las petroleras amenazaban con invadir dicho territorio, pero en el 2002, Cusurichi encabezó la campaña que consiguió frenar la intromisión que amenazaba con desencadenar graves consecuencias.
Honor al mérito
El Premio Medioambiental Goldman galardona anualmente a personas de cada continente que luchan a favor del medio ambiente, a pesar de todas las piedras que suelen hallar en su camino. A partir de nominaciones secretas, presentadas por las más importantes ONG ambientalistas del mundo, las personas son seleccionadas por un jurado internacional.
Este año, seis han sido los ganadores, entre ellos Julio Cusurichi. Se repartirá 125 mil dólares con los otros ganadores. "Alzaré la voz y en el extranjero diré cómo se depreda la selva. Es mi responsabilidad defender los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario", cuenta este luchador.
Claves
Nobel de la ecología. El Premio Medioambiental Goldman (The Goldman Environmental Prize) creado en 1990, es considerado como el Nobel de la ecología.
Jurado. Las personas galardonadas son seleccionadas por un jurado internacional especializado a partir de nominaciones secretas, presentadas por una red mundial de organizaciones ecológicas más importantes del mundo, así como ambientalistas destacados.
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Julio Cusurichi Palacios: Galardonado con el Premio Medioambiental Goldman de 2007 para Centro y Sudamérica
"Es mi responsabilidad defender los derechas de los Pueblos indígenas, especialmente las que se encuentran en aislamiento voluntario que no tengan ninguna voz, y es la gente más vulnerable en el planeta. Necesito informar a los políticos que están tomando las decisiones que afectan a gente indígena, a nivel nacional e internacional, proponiendo alternativas viables.
Julio Cusurichi
Ari Hershowitz, Director de la campaña BioGems para la América Latina,
Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC)
Una voz para los sin voz
En la remota Amazonía peruana, la contienda entre el beneficio económico y la soberanía indígena pone a riesgo los ecosistemas frágiles del bosque pluvial y los derechos de los pueblos indígenas.
A lo largo y ancho de esta remota región, pequeños y aislados pueblos indígenas han optado permanecer totalmente separadas del mundo exterior, viviendo tal como sus antepasados han vivido durante miles de años.
No obstante, la creciente invasión de madereros ilegales en la zona, de donde extraen para el mercado norteamericano los escasos árboles de caoba de crecimiento antiguo, hace más frecuente el contacto con estos grupos. Dicho contacto frecuentemente viene acompañado de actos de violencia con consecuencias trágicas: epidemias catastróficas, enfrentamientos y pérdida de la cultura indígena practicada desde hace muchos años.
Julio Cusurichi, líder indígena Shipibo de la Amazonía peruana, encabezó la campaña que en 2002 consiguió la creación de una reserva territorial para estos pueblos indígenas aislados sobre un territorio de 7,688 kilómetros cuadrados, en una de las áreas más vírgenes de la amazonía.
Contribuyó decisivamente a dar a conocer a escala internacional la existencia de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y frenar la intrusión en su ahora legalmente reconocido territorio.
Hoy día asesora y trabaja con la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes(FENAMAD). Cusurichi ha sido objeto de violentas amenazas contra su vida y calumnias de parte de algunos madereros ilegales y empresas mineras que se oponen a su labor. No obstante, se mantiene firme ante estos retos.
Zonas remotas, culturas en peligro
La región de Madre de Dios en la Amazonía peruana incluye una de las regiones más remotas del mundo. A pesar de ello, las comunidades indígenas que viven ahí han debido encarar numerosas amenazas de parte de las empresas mineras, madereras, petroleras y las crecientes migraciones de colonos de otras regiones.
En la zona más inaccesible, cerca a la frontera con Brasil, varios grupos indígenas decidieron vivir en las profundidades de la selva, sin contacto alguno con el mundo exterior. Se les conoce como "pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
Estos indígenas evitan usar los ríos como medio de transporte, prefiriendo permanecer al interior de los bosques y caminar entre las cabeceras y las playas de los ríos. Se calcula que su población varía entre unos cientos hasta unas miles de personas. Son en extremo vulnerables al contacto con el mundo exterior, especialmente si ello los expone a enfermedades.
No hace mucho, en la década de los noventa, eran aún más numerosos en la región los grupos indígenas en aislamiento voluntario. El contacto con trabajadores de exploración petrolera llevó a la extinción de grupos enteros de indígenas, principalmente a causa de enfermedades tan comunes como la gripe pero nuevas para ellos.
La exploración petrolera no es la única amenaza que enfrentan estos pueblos indígenas en aislamiento. En 1997, Brasil prohibió la tala de caobas de hoja grande en cumplimiento con la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). Y aunque en Perú, este compromiso internacional también fue suscrito por el gobierno en el año 1975, su incumplimiento y el incremento de la presión por la prohibición brasilera, hizo que aumentara drásticamente la tala de caoba en Madre de Dios. Para poder tener acceso a más árboles de caoba, los madereros construyeron carreteras en zonas vírgenes. Perú es hoy día el principal país exportador de caoba de hoja grande, en su mayoría talada ilegalmente.
Hoy queda muy poca caoba en Madre de Dios, abundando este árbol sólo en las zonas más remotas, precisamente donde viven los pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Si bien permanecen aislados, todavía se dan contactos, por lo general con madereros. Los contactos son a menudo breves y violentos, y culminan en el derramamiento de sangre al defender los grupos indígenas sus tierras con arcos y flechas, y defenderse los madereros con armas de fuego.
Consecuencias en ambos extremos de la cadena de suministro
Reconociendo la importancia de proteger tanto el medio ambiente como los derechos de los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario, Cusurichi trabaja para frenar la tala ilegal en los bosques pluviales, trabajando tanto con el gobierno peruano como involucrando a los tribunales a escala internacional.
Habiendo ganado la lucha por crear la reserva, Cusurichi impulsó nuevas formas de proteger a los pueblos indígenas, documentando la tala ilegal y en ocasiones llamando a la policía y las fuerzas armadas para que se encarguen de hacer cumplir la ley.
Ayudó al gobierno a establecer puestos de vigilancia a lo largo de los principales ríos para frenar el ingreso de madereros ilegales a la región y documentar el número de troncos de caoba que salían. Cuando el gobierno abandonó dichos puestos, Cusurichi junto a su organización indígena matriz, FENAMAD, apoyó procesos de entrenamiento a los habitantes indígenas para que se ocupen de la vigilancia en estos mismos puestos y logró que el gobierno les pagara por esta labor y también promovió la activa participación de la población de aldeanos locales, para constituir la red de solidaridad y monitoreo de protección a la Reserva.
Con el fin de asegurar la protección futura de esta zona, Cusurichi, junto con FENAMAD, la ONG peruana Racimos de Ungurahui y el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), se ha embarcado en una continua batalla legal y política, incluyendo una demanda entablada en Nueva York contra el Departamento de Seguridad de la Patria, y los departamentos del Interior y de Agricultura de Estados Unidos, así como contra tres empresas norteamericanas importadoras de madera.
La demanda alega que al importar caoba de hoja grande del Perú, Estados Unidos está en contravención tanto de su propia Ley de Especies Amenazadas, como de CITES. El caso se está litigando y de tener éxito eliminaría el mayor mercado para este producto ilegal poniendo fin a la tala ilegal en la reserva, y con ello permitiendo la protección de esta especie, la conservación de uno de los bosques más prístinos de la amazonía y principalmente la vida y la preservación de la cultura y sabiduría de grupos de los más antiguos pobladores amazónicos que han decidido permanecer fieles a sí mismos.
Sobre el Premio Medioambiental Goldman
El Premio Medioambiental Goldman hace posible que personas ordinarias sigan logrando victorias a favor del medio ambiente, a pesar de las condiciones desventajosas de su lucha, y sirve de inspiración para que otras personas ordinarias actúen de forma extraordinaria para proteger al mundo. El Premio Medioambiental Goldman fue creado en 1990 por los líderes cívicos y filántropos Richard N. Goldman y su finada esposa, Rhoda H. Goldman.
Las personas galardonadas con el Premio Goldman son seleccionadas por un jurado internacional a partir de nominaciones secretas presentadas por una red mundial de organizaciones e individuos ecologistas.
Los ganadores del premio participan en una gira de diez días en San Francisco y Washington, D.C., donde asisten a una ceremonia de premiación, celebran conferencias de prensa, participan en sesiones informativas con los medios de comunicación y se reúnen con dirigentes políticos, ecologistas y del campo de la política pública.
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Primer ganador peruano del Premio Goldman en el año 1991
Evaristo Nugkuag.
After studying medicine in Lima in the late 1970s, Nugkuag began rallying the Aguaruna Indians to gain control of their land. He soon realized that all Indians living in the Peruvian Amazon faced the same threats. Cattle ranching, mining and logging were destroying their forest home. Nugkuag set out to convince the different tribes to form a coalition of tribal groups. Known as the Alliance of the Indian Peoples of the Peruvian Amazon or AIDESEP, the organization represents 300,000 people. AIDESEP initiates projects that combine environmental and indigenous land objectives.
In 1984 Nugkuag took his organizing principles a step further and formed COICA, a federation of Indian organizations representing the national Indian organizations of the five Amazon Basin countries: Peru, Bolivia, Ecuador, Brazil and Colombia.
Twenty five years ago there was little communication among the tribes of the same nation. Today, the COICA network represents over a million people from the 219 different indigenous groups pressing for Indian land rights in each of the five Amazon basin countries. As COICA's president, Nugkuag was able to build an important alliance between indigenous people and the international environmental community.
After Nugkuag's term as COICA's president expired in 1992, the organization relocated to Ecuador. Nugkuag continued to forge alliances, becoming president of the Alliance of European Cities and the Indigenous People of the Amazon for the Protection of Tropical Rainforests, Climate and Human Life. Today Peru's indigenous people face threats from oil exploration on their land. Ever in the public eye, Nugkuag plans to run for mayor of his municipality.