Las escuelas primarias en las áreas rurales del país del siglo XX atravesaron varias fases. Una que continúa en cierto modo, lo que venía ocurriendo en el período colonial y comienzos de la República, y se mantiene sin grandes cambios. Los centros educativos que se crearon en las comunidades indígenas eran pocos y diseminados en algunas partes. La escuela para los indígenas era una oportunidad de tener ojos (letrado) para ser igual que el misti y tener por lo menos un trato diferente.
La segunda fase fue la escolarización masiva y obedeció a una presión incontenible que hicieron las comunidades indígenas al Estado. Esta coyuntura se expresa en el contexto de la era por el desarrollo y el proceso migratorio de las poblaciones indígenas hacia las capitales de ciudades (1950). Los indígenas de esos tiempos, quería ir a la ciudad teniendo mínimamente conocimiento del castellano; por ello, los indígenas necesitaban de la educación para afrontar la ciudad y aportar a la transformación de la vida rural indígena en desarrollado. En tal sentido se han creado numerosas escuelas en las comunidades, por entonces haciendas, y principalmente en las capitales de distrito.
La tercera oleada se inicia con la reforma agraria de 1969, emparentada a la reforma educativa de escolarización masiva, es en esta etapa donde llega casi hasta la última comunidad campesina, convirtiéndose en el segundo país de Latinoamérica en escolarización a comienzos del 80 con visión de llevar a los indígenas una vida moderna y de progreso. En la mente de los indígenas rondaba que el ser ciego termine en nosotros, nuestros hijos sean diferentes y ya no sufran lo que estamos viviendo nosotros... aunque estas expresiones no siempre significaban el olvido de la cultura ni del conocimiento indígena.
La cuarta etapa, se inicia aproximadamente en 1989 con el nombre de globalización, en la que se evidencia la crisis social, ecológica y espiritual; el impulso escolarizador decae en el nivel nacional, fundamentalmente en las comunidades indígenas. En el país aparece una sobre oferta de profesores producto de la liberalización de la carrera magisterial y la continuación de la pirámide de exclusión social y educativa que pintó la estructura del estado.
En el sistema educativo se aprecia de acuerdo a datos existentes de cada 100 estudiantes rurales que ingresan al sistema educativo un promedio de 70 terminan primaria, 60 comienzan secundaria, 35 concluyen, 12 postulan a la Universidad / Institutos Superiores, 4 ingresan, 2 logran graduarse con cierta oportunidad y de ello, sólo 1 obtiene trabajo en su especialidad.
Hoy, para la población indígena, en plena coyuntura de globalización modernidad y la información, se aprecia que las instituciones educativas actuales no están respondiendo a las aspiraciones ni a los propósitos para los que fueron creados, hay una sensación de que se ha resumido en la escritura, las matemáticas y la simple mecanización de los mismos contenidos, sin iniciativas para la investigación y la resolución de problemas de las mismas vivencias, mas bien generó conflictos de valores como la falta de respeto intergeneracional dentro y fuera de la comunidad.
Es común escuchar a los padres de familia indígenas decir: Mi hijo ya no me hace caso, ya no quieren trabajar en la chacra, dice que el ya no es chacarero porque ha terminado su secundaria, busca pretextos que tiene que ir a la ciudad, que hay mucha lluvia, el barro, el viento; lo que cocina su madre desprecia, parece que también siente vergüenza de nosotros, mas bien nos pide plata....
Las Instituciones Educativas no están abriendo una educación para la vida ni para la comunidad por la excesiva visión de modernización de las materias. Los jóvenes con quinto año de secundaria tienen poca o ninguna consideración con el saber ancestral, con el trabajo familiar, los valores sociales se han vulnerado, los aprendizajes significativos no logran plasmarse en la realidad, sus conocimientos y habilidades están cada vez mas separados de su propia forma de vida.
En tal sentido, hoy los padres de familia y la comunidad en general exige al sistema educativo, a los maestros que den un vuelco en la misma concepción de la educación, entonces la demanda de hoy es que los estudiantes vayan a un centro de aprendizaje no para aprender a renegar sobre su realidad, su familia, sus costumbres o sus formas de vida, sino para plantear alternativas, para convivir mejor, para fortalecer su cultura, para que respete los valores locales y que sepa interactuar entre lo moderno y la visión local.
Por lo mismo, el iskay kawsayta yachay (aprender dos o mas culturas) y el iskay kawsaypi tiyay (aprender a vivir en más de dos culturas) se ve cada vez más de necesidad urgente en los procesos de enseñanza aprendizaje y en su implementación para promover una verdadera plática intercultural y de construcción del desarrollo familiar y comunitario; empero, no habrá iskay yachay si primero no empezamos a valorarnos como indígenas en nuestra propia cultura.
Por ello, hoy es importante pensar ya no en que la escuela incorpore a la comunidad en sus propósitos; sino, que la comunidad vea a la escuela como suya e insertada a sus procesos de desarrollo comunitario, en la que los conocimientos comunitarios se refleje en los aprendizajes de los niños y niñas y que los sabios locales encuentren en la escuela un espacio para compartir sus conocimientos y el docente sea un aliado del desarrollo comunitario en la que prime el respeto intergeneracional del sistema ancestral y la recuperación de la producción y consumo de la biodiversidad de sus cultivos, ya debemos olvidar lo que algunos docentes decían:
los niños deben cambiar. Deben ser modernos. Ya no deben ser pobres, atrasados e ignorantes como sus padres; sus creencias, sus costumbres para qué sirve, acaso quieren ser como sus padres, unos indígenas pobres; la escuela debe enseñar la modernidad
En consecuencia, un profesor pertinente con capacidad de liderazgo será mucho más cuidadoso en sus apreciaciones e identificado con su profesión y la realidad para ser el verdadero impulsor de la autoestima colectiva de los pueblos indígenas para vivir bien.