KIRUNA, Suecia (Reuters) - El pueblo indígena Sami del norte de Suecia dio un paso hacia la autodeterminación con la llegada del 2007, cuando el gobierno por primera vez les dio el control total del arriado de renos.
Ahora el pueblo, alguna vez conocido como lapón, se encuentra ante a una batalla mucho más crucial: la del derecho a la tierra que han usado por milenios, una lucha que ha planteado complejos interrogantes sobre el uso de territorios ancestrales y la vasta riqueza mineral del norte.
El 1 de enero, los 31 miembros del Parlamento Sami lograron autoridad sobre asuntos como las fronteras locales, la distribución de un fondo de 18,10 millones de dólares para subsidios al forraje y compensación por las pérdidas producto de los depredadores, y el registro del los cortes en las orejas de los renos que muestran la propiedad de las manadas.
Estas decisiones eran anteriormente tomadas por funcionarios no Sami en oficinas del condado o en edificios federales a miles de kilómetros al sur.
Lars-Nila Lasko, abogado y defensor de los derechos Sami, está contento porque el Parlamento, hasta ahora sólo un organismo asesor, tenga jurisdicción sobre asuntos tan específicos para la sociedad indígena.
Sin embargo, dijo que Suecia debe dejarles en claro a aquellos samis que viven de la ganadería, de la pesca y de la caza qué derechos tienen para la tierra que han recorrido por generaciones.
"Estamos entrando en una época en la que estado sueco debe considerar los derechos (a la tierra) de los Sami," dice Lasko, quien luce una chaqueta y camisa tradicionales que brillan con colores rojos, verdes, azules y amarillos, en representación de su origen y dialecto.
Peter Skold, director del Centro de Estudios Sami de la Universidad Umea, dijo que si bien la cuestión de los derechos a la tierra estaba lejos de ser sencilla.
Acceso decreciente
Los Sami que arrean los 240.000 renos de Suecia necesitan acceso a grandes franjas del norte para poder mover sus animales y garantizarles un suministro adecuado de comida.
"Las posibilidades (para esto) han sido reducidas año a año desde mediados del siglo XIX," dijo Skold. "Los Sami se dan cuenta de que si no se revierte, ellos quedarán un día sin ningún derecho a la tierra en absoluto."
Pero dijo que es improbable que el asunto se resuelva pronto. De hecho, ya ha sido difícil definir las tierras "tradicionales" ya que hasta las generaciones recientes, los pastores Sami eran nómades que seguían a sus animales por el norte de Suecia, Finlandia, Noruega y Rusia.
Se estima que hay 70.000 Sami en estos cuatro países, incluyendo unos 20.000 en Suecia.
Muchos de los reclamos se centran en "tierras fiscales" apropiadas por la corona sueca a mediados del siglo XIX. El Movimiento de Tierra Sami, dirigido por Lasko, sostiene que esta apropiación violó los derechos de las familias Sami que entonces estaban registradas como propietarios de parte del territorio.
El mes pasado, un reclamo de tierras ancestrales llegó a la Corte Europea de Derechos Humanos la cual Lasko espera fuerce al gobierno sueco a que establezca pautas claras al respecto.
El fiscal general de Suecia, Goran Lambertz, dijo que la tierra en el extremo norte puede en efecto pertenecerle a los Sami, no al estado.
Lambertz dijo que para hacer valer esos derechos, los Sami deberían demandar al estado o presionar para hacer que "los políticos les presten más atención que hasta ahora."
El estado se ha resistido a apurar el asunto por otro factor complicado: la convención sobre pueblos indígenas de la Organización Internacional del Trabajo.
A diferencia de Noruega y a pesar de la urgencia de los Sami, Suecia no ha ratificado esta convención, la cual requiere que las naciones firmantes reconozcan los derechos de los grupos nativos a la propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan y al uso de aquellas a las que han tenido acceso en el pasado.
También dice que puede que los grupos nativos tengan derechos a los recursos de las tierras tradicionales, lo que ha preocupado a empresas mineras, según algunos funcionarios.
Los recursos minerales del norte de Suecia incluyen una gran operación de hierro en Kiruna.
Skold dijo que las preocupaciones de las agencias mineras y terratenientes privados sobre las consecuencias potencialmente dramáticas habían llevado a que el gobierno sueco posponga repetidamente la ratificación.
Pero el camino es largo y la llegada a Suecia de un nuevo gobierno de centro derecha, en septiembre del año pasado, podría retrasar nuevamente las respuestas bajo el argumento de que hace falta tiempo para reunir y examinar la información antes de tomar cualquier decisión.