La Unión Territorial Interétnica del Naya, UTINAYA, saluda la decisión del Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCODER) de iniciar el tramite administrativo para extinguir el derecho de dominio privado que ha argumentado tener la Universidad del Cauca sobre los territorios de la cuenca del río Naya.
Estos se encuentran ocupados ancestralmente por comunidades afrocolombianas y por indígenas nasa, eperara siapidaara y comunidades campesinas.
"vamos abriendo puertas
vamos cerrando heridas
Comunicado de UTINAYA a la opinión pública
La Unión Territorial Interétnica del Naya, UTINAYA, saluda la decisión del INCODER de iniciar el tramite administrativo para extinguir el derecho de dominio privado que ha argumentado tener la universidad del Cauca sobre los territorios de la cuenca del río Naya, ocupados ancestralmente por comunidades afrocolombianas y por indígenas nasa, eperara siapidaara y comunidades campesinas.
Los análisis jurídicos y los estudios recientes hechos en terreno demuestran que la universidad del Cauca sólo podría alegar propiedad sobre una parte del Naya. Pero esta titularidad de dominio que ostenta no es justa ni legítima, pues la ha ejercido de forma precaria y esporádica y sin manifestar ningún interés por esta región y sus pobladores.
Loable de esta iniciativa del INCODER es que vislumbra un cambio de actitud del gobierno hacia nuestras comunidades, tradicionalmente excluidas y tratadas marginalmente por el Estado, pues sufrimos los problemas característicos de aquella Colombia olvidada: narcotráfico, corrupción y violencia.
Lo más importante, sin embargo, es que comienza a reconocerse que nos hemos organizado para hacer de este gran territorio un lugar de paz y convivencia intercultural, donde se respete la naturaleza y todas las formas de vida que ella encierra. Esto, que legitima nuestra aspiración de obtener los títulos de propiedad sobre el Naya, lo podemos decir con mucha propiedad, pues hemos experimentado en carne propia la violencia, el despojo y la ruptura de la identidad colectiva, cuando el paramilitarismo realizó en esta región una de las más cruentas masacres que haya vivido el país.
Nosotros los nayeros, a la par que trabajamos por la reconstrucción económica, social, cultural y territorial del Naya, hemos venido haciendo también esfuerzos por solucionar la situación jurídica de propiedad de este territorio a favor de nuestras comunidades negras, indígenas y campesinas.
Registramos entonces con satisfacción, que nuestros esfuerzos empiezan a verse recompensados con esta iniciativa del INCODER y esperamos que en un tiempo no muy lejano podamos ver cosechados este trabajo y anhelos de nuestras comunidades.
No obstante creemos que todavía tenemos un arduo camino por recorrer, pues sabemos, también por experiencia propia, que el sueño de convertir al Naya en la casa grande de todos, tiene adversarios.
El primer adversario lo tenemos nosotros adentro. Mientras que muchos (la mayoría) queremos una propiedad colectiva de la tierra y sus recursos, sobre los cuales tengamos un control para garantizar su buen uso y manejo, hay algunos (por fortuna una minoría) que promueven la propiedad individual y un tipo de desarrollo económico, que en el mediano y largo plazo nos creará nuevos problemas y vulnerabilidades, pues está orientado por aquellos intereses egoístas que han consumido y agotado los recursos del territorio. En el pasado hemos visto como estos intereses han destruido nuestra vida comunitaria y generalizado la pobreza en el Naya, en todos los órdenes de la vida social, económica y cultural de las comunidades.
En este sentido creemos que UTINAYA, el INCODER y otras entidades del Estado, tenemos una gran responsabilidad: colocar los cimientos para que este territorio se mantenga al margen de la destrucción, pues queremos mantener viva y poner en práctica en el Naya, la idea que tenemos de la naturaleza y la tierra, como el origen de todo y fuente de todo nuestro sustento. Es por esto que también buscamos alianzas con aquellos que estando afuera, en la mayoría de los casos nos entienden más: amigos del bosque, de los ríos, de la biodiversidad y defensores de los derechos humanos, pero también aquellos que manejan la ciencia y la tecnología, como la universidad del Valle y la del Cauca, que pueden jugar un papel importante, apoyando nuestros esfuerzos para, como dice el himno del Naya, podamos sacar el Naya adelante.
Pero otro gran adversario que tiene el Naya, además de la ausencia de reconocimiento legal de estos territorios a nuestras comunidades, es la falta de voluntad política del Estado para hacer valer los derechos de las poblaciones más vulnerables de la Nación colombiana y para proteger este territorio y sus comunidades de los efectos nocivos de la globalización del mercado neoliberal, que no ve la gente sino los recursos naturales. Es por esto que nos estamos juntando todos aquellos que hemos llegado al Naya para vivir y para hacer realidad nuestros proyectos de vida, pero sintiendo un profundo respeto por esa gran cuenca madre que es el Naya: indígenas, negros, campesinos que hemos sufrido la desidia de los gobiernos y el desafuero de los depredadores.
Reiteramos que vemos con buenos ojos la iniciativa que hoy desarrolla el INCODER y aspiramos que la universidad del Cauca, más que oponerse a nuestra legítima aspiración de titulación colectiva, nos ayude a reconstruir el Naya, para que esta región se convierta en un paradigma de diversidad cultural y biológica y un ejemplo de convivencia y tolerancia social. Creemos que los nayeros y caucanos, que también somos, lo merecemos.
Junta Coordinadora de UTINAYA
Río Naya, noviembre 2006
Fuente: Agradecemos el envío de información al colectivo Jenzera