Declaración del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas - IWGIA
Más de dos décadas de esfuerzos para promover normas internacionales de derechos humanos para la seguridad y el bienestar de los Pueblos Indígenas parecen haber fracasado después de una moción del Tercer Comité de la Asamblea General de la ONU del 28 de noviembre para diferir la histórica adopción de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. La moción, promovida por unos pocos países occidentales y presentada por la delegación de Namibia en nombre del Grupo de Estados Africanos, fue puesta a votación, con una mayoría de 82 estados nacionales a favor, 67 en contra y 25 abstenciones.
Siendo una organización no-gubernamental dedicada a promover los derechos de los pueblos indígenas de todo el mundo y que ha estado, desde el principio, directamente involucrada en las discusiones referentes a la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, IWGIA desea hacer conocer su inconmensurable desaliento y preocupación en cuanto a la decisión tomada ayer por el Tercer Comité de la Asamblea General de la ONU. Tememos que esto pueda significar que las Naciones Unidas nunca adoptarán un fuerte instrumento internacional de derechos humanos que promueva y respete los derechos fundamentales de los pueblos indígenas.
También creemos que el fracaso de la Asamblea General a este respecto constituye un serio retroceso para la integridad del recientemente establecido Consejo de Derechos Humanos. El Consejo, mandatado por la misma Asamblea General para promover el respeto universal por la protección de los derechos humanos y libertades fundamentales para todos, había exhortado a la Asamblea General a adoptar formalmente la Declaración sin demora.
Al no adoptar la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Asamblea General de la ONU ha indudablemente no sólo dejado sordamente de destacar la capacidad del sistema internacional de derechos humanos para encarar algunas de las más penetrantes y censurables violaciones de derechos humanos en el mundo de hoy sino que también ha perdido una oportunidad histórica de promover los derechos y aspiraciones de los pueblos indígenas del mundo.
La ambigüedad de la resolución adoptada por el Tercer Comité hace muy difícil predecir el futuro que está por delante de la Declaración. El texto actual es el resultado de más de 22 años de arduos diálogos entre pueblos indígenas y gobiernos y está ahora ampliamente aceptado por aquellos que han estado involucrados en este proceso.
Nosotros, por lo tanto, creemos que todavía más meses de consultas gubernamentales indefinidas no mejorarán de ninguna manera sus oportunidades de ser adoptado sino que pueden ser contempladas en cambio como un intento de gobiernos como Australia, Nueva Zelanda, los EE.UU. y Canadá –que se han opuesto empecinadamente al texto de la Declaración tal como fue adoptado por el Consejo de Derechos Humanos- para desmembrarlo o bloquear su adopción final. Estamos seguros que la actual desilusión y desaliento que los pueblos indígenas, las ONG e instituciones internacionales de derechos humanos están sintiendo hoy son también compartidos por aquellos gobiernos que están fuertemente comprometidos en la abogacía para la adopción de la Declaración.
Dado que es difícil darse cuenta, en este momento, cuál será la plena significación e implicaciones de la aprobación de la resolución de Namibia, es esencial que todos aquellos gobiernos que han estado hasta ahora comprometidos con la Declaración de la ONU sobre los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, redoblen sus esfuerzos y trabajen, junto con los pueblos indígenas, para promover la adopción de la Asamblea General del texto aprobado por el Consejo de Derechos Humanos en junio de 2006.