La economía mundial caerá un 20% si no se frena el calentamiento del planeta, según el informe realizado por el economista Nicholas Stern, asesor del Gobierno de Tony Blair. La riqueza de la Tierra se reduciría en cerca de 10 billones de euros y se produciría un colapso económico superior al crack del 29. Sin embargo, el coste de las medidas necesarias para reducir la catástrofe medioambiental, no superaría el 1% del PIB mundial.
La causa principal del cambio climático son los gases de efecto invernadero. Hoy la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera supera las 430 partículas por millón (ppm). A este ritmo, el informe asegura que, en menos de 30 años, la temperatura de la Tierra habrá aumentado dos grados. En el año 2050, la temperatura de la Tierra será cinco grados mayor que la diferencia que hay entre la temperatura actual y la que existía en el edad de hielo.
El aumento de la temperatura terrestre tiene un efecto directo en la subida del nivel de los océanos y el acceso de la población mundial al agua potable. Con un grado más, se fundiría el hielo de los pequeños glaciares. Con dos, entre 20 y el 30% de la población del Mediterráneo y el Sur de África tendría problemas de suministro de agua potable. Cinco grados más supondría la desaparición de países como Blangladesh o Vietnam. Ciudades como Londres, Nueva York, Hong Kong, Tokio, Buenos Aires o El Cairo quedarían debajo del mar.
La agricultura y las cosechas también sufrirían las consecuencias del calentamiento global. El informe pone de manifiesto que las tierras de cultivo de toda África se verían muy afectadas con tan sólo el aumento de dos grados. Tres grados más harían que 500 millones de personas estuviesen expuestas a hambrunas debido a la sequía. Y cuatro grados más de temperatura harían que tierras productivas en todo el mundo desaparecieran.
El hambre, la falta de agua y los problemas de contaminación, traerían consigo el aumento de las enfermedades, incluso de aquellas que hoy se encuentran erradicadas. Dos grados más provocarían que entre 40 y 60 millones de africanos enfermaran por malaria, y que esta enfermedad se extendiese a regiones del Mediterráneo y Estados Unidos. Además, la Organización Mundial de la Salud alerta de que aumentarían las enfermedades respiratorias, las diarreas y los problemas de piel por el impacto solar.
Las temperaturas serían más extremas, habría más sequías, más tormentas, más olas de calor, más inundaciones y tifones supondrían la pérdida de vidas humanas y la desaparición del 40% de las especiales animales y vegetales del planeta. Un futuro estremecedor, aunque no tanto como el que presagia James Lovelock: a finales de siglo los cambios climáticos acabarían con el 80% de la población.
Stern, sin embargo, es del todo optimista y explica que no todo está perdido, que se puede echar el freno al calentamiento global y dar una oportunidad a las generaciones futuras.
La reducción de los efectos del calentamiento glogal, según el informe, pasan por disminuir la demanda de bienes y servicios intensivos en emisiones de dióxido de carbono; aumentar la coordinación y firmar acuerdos que promuevan la investigación en tecnologías limpias y eficaces en electricidad, calefacción y transporte; frenar la deforestación, que supone el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero por detrás de la electricidad (24%); y la posibilidad de integrar políticas a favor del medio ambiente dentro de las políticas internacionales de desarrollo.
La sociedad civil debe organizarse y presionar para que se produzcan cambios en la política medioambiental de la comunidad internacional. Hay que exigir que se cumplan los compromisos de Kioto y las recomendaciones de Naciones Unidas para acabar con el despilfarro energético y el maltrato a la Tierra.
*Ana Muñoz, Centro de Colaboraciones Solidarias Portal del Medioambiente
http://www.portaldelmedioambiente.com
Fuente: recibido por cortesía de Ecoportal Â