El agua dulce existente en el mundo se hace cada vez más insuficiente para los requerimientos futuros de la humanidad. Su consumo agroindustrial y doméstico tiende a rebasar las posibilidades de su existencia sustentable, lo que ya está creando situaciones conflictivas entre los estados, en las que necesariamente los más poderosos tendrán las mayores oportunidades de salir victoriosos. Para el año 2025, se calcula que 70% de la población humana no tendrá acceso a suficientes cantidades de agua.
La industria, sobretodo la automotriz, la minera y la de textiles, utiliza el 20% de toda el agua de consumo. Muchas empresas agotan acuíferos que tardaron siglos en llenarse o con sus construcciones secan ríos y los transforman en pantanos. La agricultura mundial utiliza el 67% del agua de consumo, pero regiones continentales como Asia, África y América Latina alcanzan a utilizar, con estos fines, hasta un 85% de la misma.
En consumo doméstico se usa alrededor de un 10% del agua total de consumo, dividido entre las múltiples actividades de la familia: 2,5 litros por persona y por día para la ingesta y cerca de 100 litros para el aseo dental y corporal, a los que hay que sumar las cantidades que se utilizan en el lavado de la ropa y de los enseres de alimentación y de cocina.
El 97% del agua de la Tierra es salada y está en mares y océanos, el 2,5% es agua dulce y el 0,5% se encuentra como humedad superficial y vapor de agua en la atmósfera. Del agua dulce existente, la tercera parte fluye, pero sólo un 1,5% lo hace en ríos, de los cuales un 60% ha sido represado con lo que se ha bloqueado el ciclo del vital líquido. La mayor parte del agua dulce fluye o se acumula subterráneamente o está en lagos y lagunas.
De toda el agua dulce, Brasil tiene el 13%, Rusia el 11, Canadá y China tienen un 9% cada una, mientras EEUU, Indonesia y Bangladesh tienen cada uno el 6%, la India el 5%, mientras el 37% restante se encuentra en los otros países del mundo.
Europa atraviesa una situación muy grave, pues sólo cinco de sus ríos no están contaminados con agrotóxicos y desechos industriales, con la resultante destrucción de bosques. España, el sur de Italia, Grecia, los Balcanes, parte de Holanda, Alemania, los países bajos e Inglaterra son los más afectadas. Asia parece estar peor, siendo crítica la situación en Corea, Japón, parte de China, la Península Arábiga, Irán, Afganistán, Pakistán y la India. Turquía e Irak están enfrentados por las cabeceras del Tigris y el Éufrates, y en el trasfondo de la invasión de Israel a Palestina y Líbano está la decisión israelí de apoderarse de las fuentes de agua de la región.
En Australia, la sobreexplotación de ríos y fuentes subterráneas está salinizando los mismos. En África, pese a la existencia de dos acuíferos importantes en Sudán y el norte del Sahara con más de 135 mil billones de litros de agua, están en estado crítico Somalia, Eritrea, Etiopía y el sur del continente, ya que todos sus ríos y lagos están contaminados.
América dispone del 47% de las reservas de agua potable de superficie y subterránea del mundo con apenas el 12% de la población mundial. Sin embargo, en Norteamérica la situación es grave, pues unos 200 millones de personas de su población dependen ya del agua subterránea para uso doméstico, lo que compromete la conservación de las aguas superficiales, puesto que los niveles de éstas dependen del nivel de aquéllas. Los niveles de los lagos Ontario y Hurón de Canadá dependen en un 42% de su abastecimiento por aguas subterráneas.
En América hispana y el Caribe viven unos 510 millones de personas de los cuales casi 80 millones no tienen acceso seguro al agua. Ésta escasea en pueblos y ciudades incluidas las grandes capitales, donde quienes viven en los llamados barrios marginales o villas miseria deben dedicar buena parte de su vida a procurarse cantidades restringidas de este vital líquido.
Desde hace tiempo el agua se desperdicia y no se aprecia como es debido, pero hoy la mayor amenaza la constituye la privatización del agua por las multinacionales, bajo los auspicios de la banca multilateral y el FMI. Se pretende poner en manos de unos pocos el destino de miles de millones de seres. Se privatiza el acceso al servicio de agua, como en un futuro se llegará a privatizar el aire que respiramos. Nada detiene la voracidad capitalista transnacional.
Fuente: Recibido del Movimiento para la Salud de los Pueblos-Latinoamérica, Equipo Comunicándonos
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