La película Madeinusa, de la peruana Claudia Llosa, ha recibido este año una importante distinción internacional. Sin embargo su contenido ha causado controversia y polémica.
Publicamos tres opiniones con distintas opiniones sobre el tema pertenecientes a Pilar Roca, Diego Chang y Wilfredo Ardito y que vienen circulando por la Internet. Esperamos que nuestros lectores, de manera especial los que han visto la película en mención, ingresen sus comentarios.
Madeinusa o el insulto hecho cine, por Pilar Roca
El día de ayer fui a ver Madeinusa a la sala 8 del cine Planet (Jr. De la unión). Pocas veces en mi vida he sentido tanto malestar al ver una película, ¿Por qué? ¿De qué se trataba? Bueno, tal vez ustedes no la hayan visto pues en la función de las 7.50 del sábado, éramos apenas 65 espectadores.
Trataré de analizar mis propios cuestionamientos: Una película no sólo posee cualidades formales, vale decir, técnicas e interpretativas. También tiene un contenido, una manera de expresar ideas, conceptos, valores, usos y costumbres, ideología en suma. Por eso decimos que el cine es la cara de un país.
No es intención de esta nota hacer un análisis del guión, la fotografía , la música, la actuación o la edición. ¡No! Me voy a referir, porque lo considero necesario ya que la crítica ha bajado las banderas, no se si por afinidad ideológica o por el premio de la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRECI) , a la imagen que proyecta no sólo de la mujer campesina sino de los pueblos andinos en su conjunto, a los que calumnia sin piedad.
El tema: Los indios ignorantes, brutos y primitivos están tan cautivados por lo foráneo que le han puesto por nombre Madeinusa a una ingenua niña del poblado. Encima son tan perversos que maltratan a un pobre jovencito limeño que por azar del destino llega a su comunidad en donde el pecado está permitido pues se ha muerto Dios y nada ve. Suponemos que se trata de la Semana Santa.
La ingenua niña lo elige a él precisamente para perder su virginidad sin caer en pecado y ver si le liga en suerte viajar a Lima y vivir la fantasía que su madre le ha provocado al abandonarlas junto a un padre borracho y estrupador y a una hermana envidiosa. Ni ella ni su hermana (tampoco el pueblo, por supuesto) consideran impropio que el padre se acueste con sus hijas si esto ocurre en el Tiempo santo donde el Señor ha muerto y, por consiguiente, nada ve ni tiene poder para juzgar los pecados y debilidades de los hombres.
Es inevitable, a estas alturas del dislate fílmico, asociar semejante calumnia a los pueblos andinos, con la pretendida confusión que los comuneros de Uchuracay cometieron con los periodistas mártires de ese lejano y emblemático pueblecito serrano. Para ellos era lo mismo, como lo puso en letras de molde en su informe el pariente de la directora, una cámara fotográfica que un fusil de guerra. Tan bestias y miopes eran como estos serranos que aparecen en la pantalla violando a sus hijas, emborrachándose hasta el cansancio y traicionando el candor de un limeñito de clase alta que cometió la imprudencia de aproximar su bella humanidad a ese infierno en miniatura.
Tal vez por eso mismo el CONACINE dotó al millonario presupuesto de la película con sabe Dios cuántos miles de dólares adicionales, al haberla premiado en uno de sus polémicos concursos. Ahora, para que El tiempo santo termine de asombrarnos, pretende matricular esta calumnia fílmica como candidata del Perú al Oscar, es decir a esa especie de Premio Nóbel de la cinematografía que tan elusivo ha sido para el pariente en el campo de la literatura.
¿Tendremos que acudir a la Defensoría del pueblo para que nos proteja de semejantes dislates del CONACINE? ¿Sabia Ud. que el dinero que regaló CONACINE para alimentar semejante calumnia sale de su bolsillo? Bueno, así ocurre en este país donde con el dinero público hacen cera y pabilo los que tienen acceso a sus arcas.
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Comentario de Diego Chang Prado (circulado por Internet)
Hasta donde sabemos, la película está dentro del género ficción y todo lo que allí sucede (alcohol, sexo, incesto, envidia, sueños, limeños, indios, etc...) debe entenderse como eso, FICCIÓN. Ahora, que muchas cosas coincidan con la realidad no debe entenderse como algo necesariamente cierto. En todo caso, los productores debieron hacer una advertencia al inicio de la misma: "Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".
Todos sabemos que el Perú es mucho más que una película y cualquier mortal en sano juicio e inteligencia no se tragaría dicha historia como parte de "nuestra historia".
Algo más: la película fue una coproducción española y cubana (www.elpais.es) y recibió fondos del Ministerio de Cultura Español y del Gobierno de Catalunya (se detalla en los créditos de la película). El CONACINE aportó S/. 235 000 (www.inc.gob.pe/textos/nota6.doc) y este premio se evaluó por un consejo multidisciplinario de profesionales ligados al mundo académico, cultura y cinematografía (entre ellos, el Dr. Salomón Lerner, el de la CVR).
Son puntos de vista, decir que la película es un "insulto" es aceptable, cada quién tiene su propia sensación y eso se respeta. Personalmente, no me parece un insulto sino más bien, un intento de contar historias a través de la lente. Asimismo, los premios obtenidos internacionalmente reconocen un buen trabajo.
Más tolerancia, sana discusión y buena onda. Más daño a nuestra imagen de Nación nos han hecho Fujimori y Montesinos que una simple película.
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Madeinusa: Racismo en la pantalla grande, por Wilfredo Ardito
-¿Por qué no dan ya Rin-Tin-Tin? –pregunté a mi mamá, hace ya varias décadas.
-Porque ponía muy mal a los indios –me explicó ella.
Informaré, a los menores de 35 años, que Rin-Tin-Tin era un perro pastor alemán, protagonista de una serie de televisión donde se le presentaba como mascota de un fuerte en el Oeste de Estados Unidos. La serie narraba sus aventuras, junto con los soldados que aseguraban el dominio sobre los crueles y violentos indios.
Probablemente, el gobierno de Velasco decidió que era un mensaje demasiado nocivo y los niños de esa época tuvimos que conformarnos con las aventuras de otros animalitos como Lassie, Flipper o Skippy (no hay mucho espacio para explicar quiénes eran).
Actualmente, sería impensable producir en Estados Unidos una serie como Rin-Tin-Tin y tampoco una película como Madeinusa, que mostrase un poblado indígena habitado por seres alcoholizados, primitivos y violentos, capaces de encerrar sin mayor motivo a un forastero blanco e ingenuo.
Claudia Llosa, guionista y directora, distorsionando toda la cosmovisión andina, diseña una comunidad donde el adulterio y el incesto son aprobados. Transforma las tradiciones más solemnes, como las relativas a la Semana Santa, en grotescas orgías. El mismo nombre que da a la protagonista y a la película refleja una percepción sobre los campesinos como exóticos e ignorantes. Los defensores de Claudia Llosa sostienen que por tratarse de una obra de ficción, es un error pretender juzgar el contenido de Madeinusa. Es el mismo argumento que usaba Jorge Benavides, al señalar que La Paisana Jacinta era un personaje ficticio, que no buscaba ofender a nadie.
Con mucha frecuencia, el autor de una obra de ficción transmite un determinado mensaje y a nadie debería censurarse por comentarlo o rechazarlo. Esto último sucedería, por ejemplo, si una película ensalzara la lucha de Abimael Guzmán, negara el holocausto de seis millones de judíos o difundiera la versión del VicePresidente Giampietri sobre el conflicto armado en el Perú. En el caso del cine, además del guión, el mensaje puede transmitirse mediante la elección de los actores, sus rasgos físicos, la ambientación, los encuadres y la solidaridad o el rechazo que cada personaje pretende generar en los espectadores.
Personalmente, mientras veía Madeinusa no podía dejar de recordar El Nacimiento de una Nación, dirigida por David Griffith, que tuvo tres millones de espectadores en Estados Unidos en 1915. Mediante personajes de ficción, se muestra el nacimiento del Ku Klux Klan, como la única forma en que los heroicos blancos logran proteger a sus mujeres de ser violadas por los malvados negros. Actualmente, se sostiene que la película perjudicó mucho la imagen de los negros en Estados Unidos, haciendo que fueran vistos, por ejemplo, como incapaces para desempeñar cargos públicos... y, sin embargo, son mucho menos malvados que los campesinos andinos presentados por Claudia Llosa.
Es lamentable además el contraste entre la acogida de la crítica y las distribuidoras de películas hacia Madeinusa con su indiferencia hacia cineastas andinos como Flaviano Quispe, un director puneño que no ha obtenido financiamiento catalán o del Conacine y trabaja con sus propios recursos. Sus películas apenas si tienen distribución en Lima, aunque generen furor en otras localidades. Yo pude ver una de ellas, una versión altiplánica de Oliverio Twist, llena de suspenso, desde el nacimiento del protagonista hasta sus aventuras en Juliaca. Numerosos personajes se entrelazan en una sólida trama, abismalmente superior a Madeinusa. En Jarjacha, una sobrecogedora película ayacuchana, el centro de la trama es también un caso de incesto, pero los hechos son condenados por la población, y a pesar que se basa en los mitos andinos, resulta siendo mucho más verosímil.
Volviendo a Griffith, a pesar del éxito de taquila de El Nacimiento de una Nación, las críticas por sus planteamientos racistas lo llevaron a presentar un mensaje muy diferente en sus posteriores películas. Así surgió la espectacular Intolerancia, que logra capturar la atención del público a pesar de estar narrada en cuatro épocas paralelas (la antigua Babilonia, el tiempo de Jesús, la masacre de los hugonotes y el tiempo presente), manteniendo como argumento las terribles consecuencias de los prejuicios en la historia de la humanidad. Más intimista es Pimpollos Rotos, cuyo protagonista es un chino (un anglosajón maquillado, naturalmente), víctima del racismo en Londres.
Esperemos que, si Claudia Llosa persiste en dirigir películas, abandone los estereotipos racistas. Le conviene saber que, a pesar de sus esfuerzos, Griffith nunca pudo librarse de ese estigma y por eso, hace pocos años, se retiró su nombre de uno de los principales premios para directores cinematográficos. Sería muy conveniente que ella aceptase que su película ha ofendido a muchos de sus compatriotas, así como a varios extranjeros que trabajan en el Perú. Sería más conveniente, aún, que pensase en disculparse.
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