Durante una ceremonia celebrada en el Patio de Los Canelos en el Palacio de La Moneda, la Presidenta Bachelet destacó que "el reconocimiento del pueblo diaguita y de sus miembros es también un acto de justicia histórica". Además, la Mandataria reafirmó su compromiso de "impulsar la ratificación del Convenio 169 de la OIT y el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios".
En la ceremonia, celebrada en el Patio de Los Canelos del Palacio de La Moneda, estuvieron presentes el presidente de la Cámara de Diputados, Antonio Leal; las Ministras de Educación, Yasna Provoste, y de Mideplan, Clarisa Hardy; los senadores Baldo Prokurica y Ricardo Núñez; los diputados Jaime Mulet, Alberto Robles y René Aedo, además del director de la CONADI, Jaime Andrade, y representantes diaguitas.
En la oportunidad, la Jefa de Estado celebró la incorporación de los diaguitas en la Ley Indígena y reafirmó su compromiso de "impulsar la ratificación del Convenio 169 de la OIT y el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios".
La legislación promulgada consiste en la incorporación, en el artículo 1º de la ley Nº 19.253, de la palabra "diaguita", con el objetivo de que este pueblo esté considerado en dicha normativa. El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados el 15 de julio del 2004 y por el Senado el 19 de julio del 2006. La moción fue presentada por los diputados Jaime Mulet, Antonio Leal y Alberto Robles y el ex diputado Carlos Vilches el 8 de agosto de 2002.
La Jefa de Estado destacó que este reconocimiento "es uno de los frutos de la Comisión de Verdad y Nuevo Trato, que dio un nuevo impulso para avanzar en el proceso de recuperación de la identidad diaguita que vive en el valle de Huasco". Además, la Mandataria recalcó que "el reconocimiento del pueblo diaguita y de sus miembros es también un acto de justicia histórica, significa superar años de asimilación y negación de las identidades fundamentales de nuestro Chile plural y hacer manifiesta la historia de uno de nuestros pueblos originarios", afirmó.
En este sentido, la Presidenta Bachelet manifestó que el reconocimiento permitirá que las comunidades ejerzan los derechos que la Ley Indígena contempla, para la defensa y promoción de su cultura e identidad; la protección e incremento de su patrimonio ancestral de tierras y aguas; y promover su desarrollo con identidad.
Según el Programa Orígenes de Mideplan, la identidad cultural y organizacional de los diaguitas es manifiesta: cada vez más personas se identifican como descendientes de ese pueblo, constituyendo diferentes organizaciones como el Centro Cultural Diaguita, la Asociación Huascoaltinos y la Mari Yunga, entre otros, en Región de Atacama.
En la ocasión, la Mandataria destacó algunos avances que se han logrado con el acuerdo de las comunidades indígenas, como "el desarrollo del proyecto astronómico mundial Alma, en la Pampa de Chajnantor en San Pedro de Atacama; la entrega en concesión gratuita de los Geisers del Tatio a las comunidades atacameñas de Caspana y Toconce; la concesión de los Pukarás de Lasana, Quitor y Chiu Chiu y la habilitación de la ruta patrimonial del "Oasis del Desierto de Atacama", para desarrollar su valor turístico, pero en forma sustentable", dijo.
La Jefa de Estado afirmó que junto con el valor simbólico del reconocimiento, esto se suma los proyectos que ya se están realizando, como "la segunda fase del programa Orígenes, que permitirá incorporar a mil comunidades indígenas a los beneficios de este programa; el incremento de los recursos del Fondo Nacional de Tierras y Aguas Indígenas; recursos para mejorar caminos rurales y ampliar la cobertura de agua potable rural, además de la ampliación y perfeccionamiento del sistema de becas indígenas".
Los Diaguitas
La cultura Diaguita, agrícola y alfarera, existió entre el siglo VIII y XV y fue contemporánea a la cultura atacameña. Esta etnia, posiblemente emparentada con los diaguitas argentinos, habría cruzado la cordillera para asentarse en los fértiles valles del Norte Chico entre los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, entre los siglos V y VI.
Al asentarse en esta área habría reemplazado a la antigua cultura de El Molle, que se extendía desde el valle del Huasco por el norte, hasta el Choapa por el sur.
Los Diaguitas son reconocidos por su arte cerámico, que se caracteriza por su fina factura y rica decoración con figuras geométricas: líneas rectas, zig-zag y triángulos adosados a una línea. Sus colores son generalmente el blanco, rojo y negro.
Su economía se basaba en la agricultura y la crianza de ganado, complementadas con la caza de algunas aves y el intercambio con otros pueblos. Cultivaban el maíz, la teca, los porotos y la calabaza. Domesticaron la llama y el guanaco, animales que les fueron muy útiles en el transporte y la carga.
Sus casas estaban construidas con materiales vegetales, y utilizaban las pircas, de influencia atacameña, para dividir los terrenos.
El territorio diaguita, específicamente los valles, se dividían en dos. La parte del curso superior y medio; y la del medio inferior. En cada una de ellas se reconocía a un cacique que mandaba sobre otros jefes menores.
Gerónimo de Vivar señala al referirse al valle de Aconcagua: Los señores de este valle son dos, sus nombres son, el uno Tanjalombo, éste manda la mitad del valle a la mar; y el otro Cacique, Michimalongo, éste manda y señorea la mitad del valle hasta la sierra.
El Kakán era la lengua del pueblo Diaguita, provenientes del norte de Argentina y que poblaron los fértiles Valles Transversales. Los estudios de Rodolfo Schüller sostienen que en ambas vertientes se habló esta lengua hoy extinguida.
Actualmente sólo se conservan algunas palabras kakán en nombres de lugares y apellidos.
Lugares: Antofagasta, Chalingasta, Elqui, Sotaquí, Atacama, Calama, Toconao, Ticnamar, Combarbalá.
Apellidos: Alballay, Campillay, Sapiaín, Talinay, Chavilca, Tamango.
Nombres de plantas: Chañar, gualtata, chilca, yalipalqui, palqui.
Fuente: Chile.comÂ