- "El debate sobre cuáles son los deberes del Estado y de la sociedad chilena respecto de los pueblos indígenas necesita ser reabierto de cara al siglo XXI", señaló su autor.
- A juicio del abogado José Aylwin, estudio constata las "contradicciones" de la política indígena chilena.
- Como un aporte a un debate cada vez más urgente y necesario, calificaron los participantes del lanzamiento la publicación.
Azkintuwe, Santiago, 8 de Junio 2006.- El pasado martes, en una conferencia de prensa realizada en la Biblioteca Nacional, el historiador Víctor Toledo Llancaqueo, director del Centro de Políticas Públicas y Derechos Indígenas de la Universidad ARCIS, lanzó el estudio titulado "Pueblo Mapuche, Derechos Colectivos y Territorio: Desafíos para la Sustentabilidad Democrática. Esta publicación, a juicio del abogado José Aylwin, revela "las contradicciones de una política publica que, junto con impulsar una política sectorial de tierras, criminaliza la protesta social mapuche, llegando a utilizar para ello la legislación antiterrorista, cuestión que ha sido constatada por diversas instancias de Naciones Unidas y organismos no gubernamentales".
El libro publicado bajo el sello del Programa Chile Sustentable, y la edición de LOM, es un ensayo que se propone contribuir con algunos antecedentes sobre la situación de los derechos y territorio del pueblo mapuche, para la revisión de las políticas indígenas en Chile de cara al Bicentenario, desde un enfoque de derechos.
Contiene por tanto una síntesis de los principales conflictos sobre derechos y territorios entre el pueblo mapuche y el estado chileno, aporta información sobre los avances de la agenda de derechos indígenas en los convenios internacionales y entrega orientaciones sobre los desafíos a enfrentar para avanzar hacia un acuerdo democrático entre el pueblo mapuche y la sociedad chilena.
Respecto de las reclamaciones territoriales mapuches, Toledo Llancaqueo criticó la política gubernamental de "considerar que sólo se puede reclamar las tierras respecto de las cuales había títulos de merced. Eso es una falacia que no puede dar pie a la criminalización del movimiento, porque ha existido usurpación de territorios.
Encima, con los tratados de libre comercio con Corea del Sur y Estados Unidos, se pretende pasar de 2 millones de hectáreas plantadas por empresas forestales, a más de 5 millones, sin atender a las consecuencias que trae eso, especialmente en la Región de la Araucanía".
El texto aludido plantea que la cuestión indígena en Chile ha generado gran solidaridad en diversos sectores de la sociedad nacional, especialmente en aquellos afines a la defensa de los Derechos Humanos, la protección ambiental, la justicia social y la profundización de la democracia.
Sin embargo, los avances de la política indígena en la agenda pública están prácticamente estancados desde la dictación de la Ley Indígena 19.253 en 1003 y su primera etapa de aplicación. Actualmente, la discriminación y la persistencia de los conflictos territoriales expresan un profundo desencuentro entre la Agenda Indígena y la política pública.
El autor recopiló contundentes documentos históricos, y en base a ellos, señala -por ejemplo- que "la política gubernamental de Ricardo Lagos, vía represión, logró el objetivo de corto plazo de disminuir las acciones directas de reclamaciones de tierras mapuches, abrir paso a los megaproyectos, y dar relativa gobernabilidad a la región sur de Chile, en interés de la industria forestal que aumentó sus exportaciones.
No obstante, en la perspectiva del largo plazo el saldo es favorable al movimiento indígena, que logró poner al Estado chileno en la mirada del sistema internacional de derechos humanos. Quedó en evidencia el déficit de la transición democrática chilena: el reconocimiento y respeto de los derechos indígenas".
"El debate sobre cuáles son los deberes del Estado y de la sociedad chilena respecto de los pueblos indígenas necesita ser reabierto de cara al siglo XXI y a los avances de la agenda indígena internacional.
Al mismo tiempo, constituye un desafío ético-político para la convivencia nacional y la sustentabilidad democrática en Chile", señaló Toledo el día de su lanzamiento, acompañado por el abogado y director del Observatorio de Derechos Indígenas, José Aylwin, el poeta mapuche Elicura Chihuailaf y la directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, editora del texto mencionado.
Un enfoque territorial.- Como un aporte a un debate cada vez más urgente y necesario, calificaron cada uno de los participantes del lanzamiento la publicación del ensayo. "Varios son a mi entender los aportes de este libro. Primero, la información que este contiene, las cifras, los mapas, son sin duda un aporte para entender la realidad pasada y presente del pueblo mapuche, para entender sus luchas actuales.
Segundo, el enfoque interdisciplinario. En este sentido cabe valorar el análisis que Víctor hace de los procesos hoy en desarrollo a nivel internacional y comparado en materia de derechos de los pueblos indígenas", señala el director del Observatorio de Derechos Indígenas.
"Lo novedoso del trabajo de Víctor es la utilización del enfoque territorial, puesto a que en el análisis de cada una de estas etapas analiza las implicancias que para el espacio geográfico mapuche tienen las acciones desplegadas por el Estado. De particular relevancia es el análisis que hace el en libro de los impactos del régimen neoliberal sobre el territorio, los recursos y los derechos del pueblo mapuche.
Se detiene en la identificación de lo que llama la expansión de las fronteras forestales en el territorio mapuche, todo lo cual resulta a juicio de Víctor en la reestructuración espacial del territorio mapuche", indica.
"También da cuenta de la expansión minera en territorio mapuche que a 2005 afectaba a mas de 100 comunidades al sur del Bío-Bío con cerca de 180 mil hectáreas de explotación. Da cuenta de la política de los gobiernos de la transición democrática a partir de 1990, en particular del Fondo de Tierras, sus limitaciones, sus logros sus contradicciones.
Y destaca que a diferencia de lo señalado por el gobierno que habla de la ampliación de las tierras indígenas, gran parte de las tierras consideradas tituladas a indígenas en estos años no son tierras ampliadas, sino son tierras ancestrales cuya propiedad ha sido reconocida a mapuches", reseña Aylwin.
Necesidad de autocrítica.- No obstante concordar con las líneas argumentativas centrales del libro, Aylwin no dejó pasar la oportunidad para manifestar algunos puntos de discrepancia con lo señalado por su autor. "Entiendo las invitaciones a comentar un libro no como una invitación al halago, sino también como una orientada a generar debate en torno a los temas de que se trata, en este caso la relación pueblo mapuche sociedad y estado chileno.
Una mirada crítica puede contribuir a dar respuestas a la preguntas planteadas por el autor en su libro; ¿qué hacemos para vivir todos juntos, diferentes y en dignidad de derechos?", señaló el abogado.
En lo central, Aylwin lamentó la ausencia en el ensayo de un análisis autocrítico del propio movimiento mapuche, de sus limitaciones y carencias, en particular de las dificultades que se observan para alcanzar grados mayores de cohesión interna y de esta forma, enfrentar el escenario adverso que hoy se expande en el territorio mapuche.
Usando como ejemplos la huelga de hambre registrada hace un par de semanas, Aylwin admitió que "existe una fragmentación que persiste hasta el día de hoy". Ellos "tienen dificultades internas para buscar aliados. No sólo en tiempos de dictadura, sino hoy, frente a la compleja realidad en que vivimos", señaló.
"Hay una simpatía creciente de la sociedad chilena hacia la causa mapuche, pero no queda claro cuál es el espacio asignado a los que no somos indígenas. Salvo el de ser espectador", argumentó el abogado, quien ejemplificó que "en la experiencia comparativa con otros pueblos indígenas de América Latina, estos han desarrollado mejores estrategias en función de alianzas, para lograr el reconocimientos de derechos históricos y reivindicaciones".
"Si bien esto entra dentro del ámbito de la autodeterminación indígena, no es menos cierto que uno echa de menos este tipo de análisis para entender la realidad actual", finalizó.
Espacio de conversación.- Tomando como base de su exposición el nuevo escenario político generado tras la movilización nacional de los estudiantes secundarios, el poeta Elicura Chihuailaf también tuvo palabras de elogio para el ensayo. "A mí, personalmente, este libro me deja claro cuál es el papel que cada uno de nosotros tiene frente a la política del Estado y me parece que es el momento.
Si hay una lección que nos dejan los estudiantes es precisamente asumir que vivimos en un territorio donde hay muchas culturas, hay muchas etnias y tenemos que asumir un rol no solamente en relación con lo mapuche o lo chileno en el caso de la visión oficial", señaló.
"El movimiento estudiantil ha demostrado que la sensibilidad no es algo que se regala, es algo que tiene que ver con el dolor, que tiene que ver con los sueños, con la esperanza, pero que también tiene que ver con el saber remecer al otro, porque hoy cuando aparentemente las utopías han desaparecido y cuando la palabra sueños es en realidad una subversión para el Estado.
Estos espacios de conversación son eso, espacios donde se ejerce la posibilidad de la democracia, que no es ni más ni menos que participación, que el sistema no nos va a regalar", agregó el poeta. "Es la razón por la cual yo he aceptado estar aquí y agradezco la posibilidad que se me ha brindado.
Este libro es, para quienes nos movemos desde la emotividad en esta lucha por ternura, la posibilidad de conectar esa emoción con elementos que, si bien están frente a nosotros, precisan de textos que nos permitan un análisis más global de aquellas situaciones que están generando un dolor", finalizó.