Acción Ecológica, Quito, 10 de Mayo de 2006.- Hace pocos días, la prensa nacional dio a conocer que madereros habrían asesinado a un número indeterminado de indígenas Taromenane indígenas de la nacionalidad Huaorani en aislamiento voluntario. La intensa y violenta explotación forestal en el Parque Nacional Yasuní y la zona intangible se ha realizado durante años y se realiza aún a vista y paciencia de la policía, funcionarios de medio ambiente y de militares.
Los camiones cargados de madera recorren impunemente vías fluviales y terrestres y atraviesan el campamento militar. Las masacres y muertes son repetitivas. En el 2003 fueron asesinados decenas de Taromenanes.
Todo apunta a que detrás de ello había la mano de los intereses madereros. Desde entonces nada se ha hecho de oportuno y pertinente para evitar este genocidio.
Estos crímenes de lesa humanidad, son consecuencia de omisiones estatales en materia de protección de nuestro pastrimonio y de los derechos indígenas.
En territorio Huaorani se impusieron irresponsablemente 5 bloques petroleros e inclusive se dio la licencia de explotación forestal a la compañía Petrobrás. Las actividades petroleras requieren de vías de acceso por las que ingresan los madereros a los territorios de los Pueblos Indígenas Aislados, para los cuales estas actividades y sus implicaciones podrían equivaler a genocidio.
Y ¿que dicen los madereros?
El 5 de mayo los madereros organizados en la Asociación de Industriales de la Madera (AIMA), Corporación de Manejo Forestal Sustentable (COMAFORS) y la Corporación de Desarrollo Forestal y Maderero (CORMADERA) hacen público un comunicado en el que en actitud racista desconocen a los Pueblos Indígenas y afroecuatorianos y consecuentemente sus derechos. En este comunicado se pretende deslindar los nexos entre explotación maderera y violaciones a los derechos humanos de los grupos Tagaeri y Taromenanes.
Además adoptan una posición de víctimas y afectados por la desatención gubernamental al sector forestal del país, lo que es inmoral, sobre todo cuando las verdaderas víctimas de la deforestación han pagado con su vida el precio de la madera.
Las empresas madereras citadas dan claros indicadores de querer pescar a río revuelto al demandar del Estado Ecuatoriano mayores prebendas para sus actividades que han sido destructivas y causales de deforestación.
La versión del Plan Nacional Forestal de estas empresas y del Ministerio del Ambiente, que se pretende posicionar aprovechando la ocasión, les daría, entre otras las siguientes vergonzosas prebendas
- Dos millones de hectáreas para plantaciones.
- Recursos económicos del FEIREP y canje de deuda externa para sus actividades de explotación de bosques y monocultivos forestales.
- La desregularización de sus actividades y la desvinculación del el Ministerio del Ambiente del control de las mismas.
- Entrega del control forestal a entidades privadas vinculadas a sus intereses.
- Promoción de sistemas de venta anticipada de madera.
Las compañías madereras no pueden pretender cínicamente, sobre la sangre de las víctimas de sus actividades y por sobre los destrozos causados al medio ambiente, que el Estado Ecuatoriano les permita extender sus dañinos tentáculos, so pretexto de realizar una sustentable explotación forestal.
Silencio cómplice
Un silencio cómplice se ha instalado nuevamente en torno a la zona intangible. Las lanzas encontradas revelan que algo de extrema gravedad paso, igualmente se pretende ignorar la presencia de gente armada en la región.Los que dieron la voz de alarma y aquellos que poseen información, ahora estarían amordazados por el miedo. Nadie se atreve a hablar en contra de los madereros; su violencia, el poder económico que manejan parecen más fuertes que la justicia y el derecho. No se puede ni debe pretender que la ausencia de pruebas de la posible masacre signifique ausencia de condiciones asociables al genocidio.
Es imperante que se realice una investigación seria e imparcial de los hechos, y a que se tomen medidas de protección, las mismas que deben de empezar por una clara política de respeto a las áreas protegidas, a los pueblos indígenas que las habitan y a que se detenga todo tipo de actividad extractiva a gran escala en estos lugares.
La delimitación del área intangible es una necesidad inmediata para la protección de los pueblos no contactados Tagaeri Taromenares, la vigilancia encaminada a detener la extracción de madera y el retiro de las empresas petroleras que ilegalmente explotan petróleo en esta zona también.
Atentamente
Ivonne Ramos
CI 1707901573
ACCION ECOLOGICA