Las investigaciones sobre la harina de coca y sus propiedades alimenticias tienen ya décadas en el Perú. Cualquier buscador en Internet nos deriva a sitios con información valiosa al respecto. Uno de ellos es el Instituto de Cultura Alimentaria Andina, cuyo director es Ciro Hurtado Fuertes. Lo que sigue son fragmentos que apenas se aproximan a la riqueza del documento original, que está al alcance de todo investigador.
La harina de coca es un suplemento nutricional que funciona muy bien mezclado de la siguiente forma:
- Harina de plátano + harina de frejol + harina de coca.
- Harina de pituca + harina de maíz + harina de coca
- Harina de quinua + harina de tarwi + harina de coca.
- Harina de kiwicha + harina de camote + harina de coca.
- Harina de habas + harina de cañahua + harina de coca.
- Harina de flores + harina de tocosh + harina de coca.
Hurtado aconseja mezclar el vaso de leche del desayuno escolar con esos alimentos enriquecidos con harina de coca para facilitar el crecimiento infantil y mejorar la salud y la calidad de vida.
Los Makús, del río Negro de Brasil, pulverizan las hojas secas de coca con la ceniza de las hojas verdes del banano, y ese polvo fino lo agregan a la fariña o tapioca, como su alimento diario. (PRANCE, Ghillean, Ethnobotanical comparison of Four Tribes of Amazonian Indians, 1972).
Entre los Witotos, distribuidos entre los ríos Putumayo y Caquetá, "la coca se pila y tuesta. El polvo cernido se mezcla con ceniza de yarumo u hoja de uva de monte. El producto se engulle (o mambea) y se disuelve paulatinamente formando abultadas pelotas en las dos mejillas. Todo hombre posee su recipiente de coca y lo intercambia con sus interlocutores"( Pineda Camacho, Roberto, Witoto (En: Introducción a la Colombia Amerindia,. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología, 1987.)
Los indígenas Makunas, Taiwanos, Tukanos de la amazonía colombiana, preparan la harina de coca haciendo secar las hojas en unos platos de barro calientes para luego molerlas hasta reducirlas a polvo, que es mezclado con las cenizas de las hojas de una planta llamada yarumo (Cecropia discolor) que reemplaza a la cal (o a la llujta, o al bicarbonato de sodio) durante el "mambeo" o pijcheo. (Perez Arbelaez, Enrique, Plantas útiles de Colombia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1947).
Los Ticuna, cultivan la coca como alimento y para sus ritos (Acosta L. La dimensión socioeconómica de los sistemas de producción en la etnia Ticuna. Trapecio Amazónico. Colombia, Universidad Javeriana, 1999.). Los Yaneshas, Asháninkas, ubicados en las márgenes del río Ucayali, cultivan coca para su alimentación (Plan Regional del Ucayali (2004).
Es pues una práctica común, de cientos y quizá miles de años, entre los pueblos prehispánicos, la de preparar harinas (pitos) de diversos cereales y mezclarlas con harina de coca, como las famosas máchicas que elaboraban después de tostar los cereales y leguminosas.
Esta nota es apenas una invitación a la lectura de estos estudios, sobre todo para no juzgar con ligereza y suficiencia occidental prestada de otras culturas, las declaraciones del Canciller David Choquehuanca, cuando habló de incorporar la coca al desayuno escolar. Más nos valiera asimilar la experiencia peruana e investigar este venero importante de la nutrición.
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* Ramón Rocha Monroy nació en Cochabamba, el año 1950. Ha ejercido cargos diplomáticos, fue viceministro de cultura, se ha dedicado por más de dos décadas al periodismo escrito, en el que mantiene una columna llamada "ojo de vidrio". Publicó cuatro novelas: "El run run de la calavera" (premio Guttentag 1983), "El padrino" (1978), "Ando volando bajo" (premio Guttentag 1996) y "La casilla vacía" (Alfaguara 1997). Además ha escrito un libro de cuentos: "Alla lejos" y un ensayo "Por la liberación de la pedagogía nacional" (1975).
Fuente: Agencia Bol Press