Hablantes de lengua Xinca en Guazacapán.
Foto: Prensa Libre
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Argenpress, 03 de marzo 2006.- Invisibles durante casi 200 años y en franco proceso de extinción, los xincas son hoy uno de los pueblos indígenas no mayas de Guatemala que luchan por salvar su cultura, identidad e idioma. Especialistas estiman en alrededor de 100 el número de personas, todas ellas ancianas, que hablan el idioma xinca, distribuidos en el sur y el oriente del país, aunque los descendientes directos de este pueblo podrían sumar algunos miles.
Si su presente y futuro son inciertos, su pasado tampoco resulta muy claro, aunque una cosa es fehacientemente cierta: no son descendientes de los mayas pero habitan en el territorio de Guatemala desde mucho antes del arribo de los europeos.
De hecho, fueron uno de los pueblos que mayor resistencia opusieron a la conquista, según narran las crónicas del español Bernal Díaz del Castillo, quien acompañó a Pedro de Alvarado durante el sometimiento de los pueblos mesoamericanos.
Prácticamente desde el año 1575, cuando fueron derrotados y reducidos a la esclavitud, los xincas entraron en un proceso de extinción y no fue sino hasta la negociación de los acuerdos de Paz, en 1996, que su presencia se hizo sentir en la nación.
Junto a los Garífunas, fueron reconocidos como parte de un país multilingüe y pluricultural y paso a paso son aceptados como miembros de esta sociedad, aunque existe la inquietud de saber si no será demasiado tarde para ellos.
Uno de los primeros esfuerzos que se realizan es salvar su idioma, base de la cultura, y para ello fue creado el Consejo del Pueblo Xinca, que está realizando un estudio gramatical con ayuda de sus pocos habitantes.
Ramiro López, miembro de esa institución, señaló que hay una creciente demanda de cursos de Xinca, aunque aún están lejos de alcanzar los logros del garifuna, que hoy tiene más de 100 mil hablantes en el país.
Dispersos en los departamentos de Santa Rosa, en el sur, y Jalapa y Jutiapa, en el oriente guatemalteco, los xincas luchan por preservar su identidad, cuyos orígenes se remontan a la historia precolombina de la región.
Todo parece indicar que sus primeros habitantes formaron parte de migraciones ocurridas desde el sur del continente a través del océano Pacífico y de ello dan fe algunos testimonios históricos.
Entre ellos está el descubrimiento en Guatemala de restos de embarcaciones hechas con juncos que son propios del lago Titicaca, así como la presencia de vocablos quechuas en la lengua xinca.
Todo ello indicaría que los ancestros de este pueblo son originarios de las culturas andinas, de las que se sabe tuvieron cierta actividad comercial tanto con los mayas como con los aztecas del actual México.
Resulta claro entonces que rescatar el idioma y la cultura de esta comunidad aportaría muchos datos sobre la vida de las naciones originarias de nuestra región, cuyo desarrollo fue abruptamente cortado por la invasión europea.
Para los guatemaltecos, en particular, despejaría muchos puntos oscuros de la historia, que a todas luces dista mucho de lo que aparece escrito en los textos estudiados por varias generaciones.
Acodado al margen de la vida del país, el pueblo xinca fue puesto al borde de la extinción y hoy lucha denodadamente por preservarse, una tarea que no sólo les pertenece a ellos sino a toda una sociedad cuya identidad está en proceso de afincarse.
Siglos de racismo, discriminación y exclusión conspiran contra este empeño, el cual es indispensable, sin embargo, para lograr la unidad de una nación cuya riqueza está precisamente en su gran diversidad.
Fuente: Recibido de Ukhamawa, red de noticias indígenas