Olga Luz Restrepo, Actualidad Étnica, 10 de febrero de 2006.- Este fin de semana, la organización mundial de apoyo a los pueblos indígenas Survival International lanzó una Acción internacional urgente en defensa de la vida de la única etnia nómada de Colombia, los Nukak Makú, atrapada hoy en el fuego cruzado de los paramilitares, la guerrilla y el ejército, quienes se disputan el control de vastos territorios de la selva amazónica.
Luego del asesinato de dos miembros de esta etnia en diciembre de 2005, muchos otros se han visto forzados a abandonar sus territorios. Según Survival, “una de las tribus más aisladas del Amazonas es arrastrada a la guerra de las drogas que asola Colombia. La malaria y la gripe ya han devastado a la población nukak-makú, y ahora los cultivadores de coca, las guerrillas de izquierdas, los paramilitares de derechas y el ejército colombiano han ocupado sus tierras, y los indígenas se han visto involucrados en el conflicto”.
“Unos 50 nukak han huido de sus tierras en los últimos meses; 35 se han refugiado en el pueblo más cercano, y otros 15 se han dispersado por otras zonas. Algunos se han refugiado en las tierras de la tribu vecina, los guayabero. Los nukak refugiados han informado de que dos de ellos fueron asesinados tras haberse visto atrapados en un fuego cruzado durante una lucha armada”.
Dos muertos en esta etnia seminómade representan el 0.5% de su población, estimada hoy en unas 400 personas. Este porcentaje, aplicado a una población urbana de 5 millones de habitantes equivaldría a decir que producto de la guerra habrían muerto 25 mil personas en un solo día, de allí que preocupen los altos impactos que para la pervivencia física y cultural de esta etnia tiene la desaparición violenta de cualquiera de sus miembros.
Según la Expedición Humana, 1993, los Nukak “son quizá los seres humanos más auténticos y bellos de que se tenga noticia, y al tiempo uno de los últimos grupos nómadas en la tierra; por siglos han caminado las selvas colombianas, en armonía con la naturaleza y otros grupos indígenas de la región; derivan su sustento de la caza, la pesca, y la recolección de frutos; viven en grupos pequeños, y se establecen por temporadas cortas en campamentos construídos con hojas de platanillo, los cuales abandonan -al agotarse los recursos del área- para continuar su camino por senderos indescifrables. Habitan las selvas comprendidas entre el río Guaviare y el río Inírida en el Departamento del Guaviare, al sur de Colombia.
Son una de las mayores riquezas culturales en un país que ha tomado por vicios olvidar su pasado y no reconocer su diversidad; hoy están al acecho de grandes peligros: la colonización de las selvas del Guaviare por colonos en búsqueda de la bonanza de la Coca, las enfermedades traídas por estos que han causado estragos en su población, y el desconocimiento de su cultura y belleza”.
Los boletines de acción de Survival se emiten cuando una tribu está en peligro y “cuando tu colaboración es necesaria. Desde 1969, han sido muchas las ocasiones en que Survival ha demostrado cómo el apoyo de la opinión pública puede evitar la destrucción de tribus amenazadas…” con sólo unos minutos dedicados a escribir cartas, que tienen un impacto decisivo.
Esta Acción Urgente que acoge y difunde Actualidad Étnica, convoca la participación de todos los ciudadanos del mundo para que expresen de manera cortés y breve sus opiniones, para que insten a las autoridades “a entablar negociaciones con todas las partes del conflicto con el objetivo de excluir el territorio Nukak y el de los Guayabero, sus vecinos indígenas, de cualquier tipo de operación armada”.
Por eso quienes compartan esta iniciativa, deberán enviar mensajes al Presidente de la República, [email protected], y al Sr. Michael Frühling, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, [email protected], con copia a [email protected].
Un posible texto de las cartas es el siguiente:
“Los indígenas nukak son víctimas inocentes de la guerra de drogas colombiana. Insto a las autoridades a entablar negociaciones con todas las partes del conflicto con el objetivo de excluir el territorio nukak y el de los guayabero, sus vecinos indígenas, de cualquier tipo de operación armada. La fumigación aérea de las plantaciones de coca dentro del territorio indígena deben ser suspendidas, y se debe implementar una política apropiada para reestablecer a los colonos en tierras donde puedan plantar cultivos legales. Se debe ayudar a los nukak que han sido desplazados de sus territorios a regresar a los mismos, y se les debe ofrecer asistencia médica y humanitaria adecuada”.
Crónica de agonía
Los Makú viven tradicionalmente en pequeños grupos familiares dentro de la selva y están en constante movimiento. Se hallan agrupados en tres unidades regionales separadas. Están organizados en un sistema de unidades de descendencia por vía paterna, reconocidos como clanes, nominados, jerarquizados y compuestos por patrilinajes. Su unidad básica es el clan o kulu, formado por descendientes de un ancestro común que establece el nombre de sus miembros y el orden de mayorazgo entre clanes.
Por efectos de los procesos de colonización de las zonas selváticas, las emigraciones causadas por la violencia, el desarrollo del narcotráfico y expansión de la industria de la guerra propiciada por el conflicto armado interno, desde los años 60 el territorio de los Nukak ha venido sufriendo la presión cada vez mayor de grupos de colonos y actores armados ilegales, que han visto estas tierras como aptas para el cultivo de la coca, materia prima de la cocaína.
Toda esta presión ha llevado a que esta etnia se desplazara cada vez más hacia los poblados mestizos y hacia 1988 entrara en contacto con sus habitantes, afectando gravemente su cultura y sus posibilidades de vida, ya que sus organismos desconocían los virus y enfermedades corrientes entre nosotros y una simple gripa les ocasionaban la muerte. Como resultado, en sólo una década su población se redujo a la tercera parte, al pasar de casi 1.200 personas a sólo 400.
Según Survival, “la presencia de tantos colonos cultivando coca ha atraído al ejército a la región, quien fumiga desde el aire las plantaciones de coca. Tanto la principal guerrilla de izquierdas colombiana, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), como el ejército paramilitar de derechas, las AUC, tienen actualmente un gran número de cuerpos armados en territorio nukak. Ambos grupos tratan de controlar el lucrativo cultivo de coca, y a veces obligan a los indígenas a trabajar en los campos de coca. Así es como los indígenas se han visto involucrados en la casi guerra civil colombiana”.
Luego de una campaña internacional, “organizada por Survival, la mayoría de las tierras de los nukak fueron protegidas bajo la forma de un Resguardo”, o territorio de propiedad colectiva inembargable, inenagenable e imprescriptible, pero las epidemias de malaria y gripe, y la ausencia de una clara política de protección por parte del Estado siguen diezmando su población.
La invasión de los colonos que cultivan coca y los ejércitos que compiten por el territorio de los Nukak está teniendo un efecto devastador en sus vidas. Si los actores de la guerra no suspenden sus operaciones en la zona y permiten la entrada de la ayuda humanitaria, los efectos sobre los Nukak pueden ser desastrosos.