Servindi, 8 de octubre, 2009.- Para la mayoría de peruanos Miguel Grau representa gloria, honor, caballerosidad y arrojo. Existen miles de páginas escritas sobre su desempeño como comandante de la marina peruana. Pero Grau también fue un ejemplo de padre de familia, ciudadano y político. Y representa un símbolo del amor a la patria y a la nación.
- Miguel Grau, ejemplo de integridad (descargar audio con un clic derecho en el enlace y elegir guardar como).
Miguel Grau Seminario nació en Piura el 27 de Julio de 1834 y desde niño amó el mar.
Su padre fue un humilde trabajador en la Aduana de Paita, y Miguel, desde los nueve años, inicia su larga carrera naval con el desempeño de los oficios más humildes hasta llegar a recorrer prácticamente todos los mares del mundo.
Como oficial de la Armada forja una carrera esforzada, impecable y con una sólida ética profesional y calificación militar. Participa de la batalla naval de Abtao, al mando de la corbeta Unión, en la cual enfrentó a la escuadra española.
Amoroso padre de familia, contrajo matrimonio con doña Dolores Cavero, con quien tuvo 10 hijos. En la paz y en la guerra supo ser un buen esposo y padre como lo atestiguan las numerosas a su familia.
En 1872 el coronel Tomás Gutiérrez, entonces Ministro de Guerra y Marina, y sus tres hermanos dieron un golpe contra el estado de derecho.
Desconocieron la elección de Manuel Pardo, tomaron preso al entonces Presidente José Balta y disolvieron el Congreso.
Los golpistas ordenaron el sometimiento de la Armada hecho que fue rechazado de manera tajante por los comandantes de los buques, entre estos, Miguel Grau.
Indignado por los acontecimientos promovió una reunión en la isla San Lorenzo para deliberar y suscribir una proclama contra la tiranía y reafirmar su decisión de luchar por el restablecimiento del orden y la ley.
La proclama circula por el Callao y Lima y la Escuadra se retira del Callao y viaja hacia el sur mientras que, fracasada la revuelta, el Presidente José Balta es asesinado en el cuartel San Francisco, donde estaba detenido.
Mientras en Lima la población se amotina contra de los hermanos Gutiérrez, Miguel Grau se dirige a los prefectos de Arequipa, Cusco, Puno, Moquegua y Tacna y las autoridades judiciales del sur para informar la posición de rechazo a la dictadura asumida por la Escuadra.
Esa vocación por la patria y el respeto a los valores democráticos fue parte del bagaje ético del ciudadano Miguel Grau, comandante del buque Monitor Huáscar, que en 1876 es elegido Diputado por Paita, como miembro del Partido Civil, a los 42 años.
A pesar de haber estado solo tres años en el Congreso la historia registra una actividad congresal eficaz al servicio de sus representados.
Cuando se suceden las hostilidades fronterizas entre Chile y el Perú Miguel Grau no duda un instante en pedir licencia en el Congreso para reasumir en 1879 el mando del Huáscar.
La política nacionalista emprendida por Manuel Pardo, en desmedro del capital extranjero, fue un factor que desencadenó la guerra del Pacífico. El trasfondo son los intereses de Inglaterra que provoca el conflicto y utiliza a la burguesía chilena como mascaron de proa de la avanzada inglesa.
Durante el conflicto, Grau destacó por su audacia y arrojo, pero sobre todo por su don de mando, de estratega militar y marino consumado. Durante cinco meses, la escuadra enemiga no pudo con Grau y su viejo monitor.
Para el glorioso Almirante Grau la guerra nunca fue un baño de sangre y destacó por su caballerosidad ante el enemigo rendido.
Cuando el combate de Iquique hundió a la corbeta chilena La Esmeralda no dudó en rescatar a los náufragos que luchaban por sus vidas en las frías aguas del Pacífico, quienes luego de ser rescatados dieron un sonoro ¡Viva al Perú Generoso!.
Tampoco reparó en rendir homenaje al héroe chileno Arturo Pratt, caído en el fragor de la batalla. Guardó con respeto la cartera de Prat, que contenía los retratos de su esposa e hijos, y también su espada, y envió una sentida carta de condolencia a su viuda en Chile.
En la bitácora del Huáscar, Grau escribió: Os puedo asegurar que si el Huáscar no regresara victorioso, yo tampoco he de regresar. Esta profecía se cumplió el 8 de octubre de 1879 en el combate naval de Angamos donde los buques peruanos Huáscar y Unión se enfrentaron en inferioridad a los buques chilenos Cochrane, Blanco Encalada, O'Higgins y Covadonga.
La captura del Huáscar por la Escuadra chilena fue decisiva para el dominio del teatro marítimo y marca el fin de la campaña naval de la Guerra del Pacífico.
Para Jorge Basadre, el héroe Miguel Grau "fue la espada y el escudo del Perú que por seis meses impidió el desembarco".
Teodoro Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos, llegó a decir: "El Huáscar es el famoso y recordado buque sobre el cual se hayan ejecutado los actos de heroísmo mayores que jamás se han hecho en algún otro blindado de cualquier nación del mundo"
El historiador peruano Jorge Basadre escribió:
"Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras.
El héroe de Angamos siempre estuvo en la línea de afirmación de las normas morales y las tradiciones de la república. Honrado en el camarote y en la torre de mando, lo es también en el salón y en el hogar."
Como una señal de respeto y homenaje en el hemiciclo del Congreso del Perú se encuentra una réplica de su escaño y el nombre de Miguel Grau es el primero que se llama al momento de pasar lista a los congresistas.
Anexos:
Carta de Miguel Grau a la viuda de Arturo Pratt
Monitor Huáscar, Pisagua Junio 2 de 1879.
Señora Carmela Carvajal de Prat:
Dignísima señora: Un sagrado deber me autoriza dirigirme a usted y siento profundamente que en esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor que hoy, justamente debe dominarla.
En el combate naval del 21 del próximo pasado, que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el Capitán de Fragata don Arturo Prat, Comandante de la Esmeralda, fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su Patria.
Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso deber de enviarle las, para usted, inestimables prendas que se encontraron en su poder y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y para eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad de ofrecerle mis servicios, consideraciones y respetos con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro servidor.
Miguel Grau
Carta de respuesta a Miguel Grau por la Vda. de Pratt
En la carta que respondió ella se puede leer:
"...con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre su persona... Por ello tengo la conciencia de que el distinguido jefe que tiene hoy el valor de asociarse a mi duelo y de poner muy en alto el nombre y la conducta de mi esposo en esta jornada, y que tiene aún el más raro valor de desprenderse de un valioso trofeo... un jefe semejante, un corazón tan noble hubiera evitado, si hubiera podido, el sacrificio de mi esposo...".
Fuentes consultadas:
- Wikipedia
- Kapsoli Escudero, Wilfredo: Miguel Grau: La Patria, en Modernidad y Tradición. Perú, siglos XVI-XX, Editorial Lumen, 1996.