Servindi, 21 de marzo, 2009.- El irreparable daño que día a día ejerce una parte de la población sobre los bosques y las áreas naturales del planeta -hogar de miles de comunidades indígenas- propicia una juiciosa reflexión en lugar de una celebración en el 30º Día Forestal Mundial.
La depredación de estas áreas ricas en biodiversidad no sólo afecta los diversos ecosistemas que existen en mundo. Los crímenes forestales impactan particularmente a los más pobres, y en ese sentido, atentan contra la vida y la libertad de los pueblos originarios que habitan estas zonas desde tiempos ancestrales.
En el Perú -segundo país latinoamericano con la mayor superficie forestal-, un alarmante 90% de la destrucción de bosques es responsabilidad de la acción humana. La actividad extractiva no regulada o ilegal no se compara con el 10 por ciento de daño causado de forma natural.
Es junto a esta población, en la sierra y la selva del país, donde se concentra el mayor porcentaje de recursos naturales disputados por empresas privadas para ejecutar operaciones de extracción de madera, petróleo y minerales preciosos.
Legal o ilegal, el daño es el mismo
Año a año, el desmonte causado por la extracción ilegal de madera en el Perú aumenta, acabando con decenas de miles de hectáreas de plantas y árboles.
Al respecto, el World Wild Fund (WWF) considera al Perú, junto con Camerún, Canadá y Rusia, como uno de los cuatro países en donde predomina el crimen forestal de la tala ilegal de árboles.
La deforestación causada por la tala ilegal conduce también a la pérdida de alimentos y de medicinas tradicionales vitales para la subsistencia de las poblaciones locales.
Sin embargo, además de las actividades ilegales, las actividades legales mal reguladas ocasionan daños en los bosques.
El 2007 la organización Rainforest Expeditions estimó que la construcción de la carretera Interoceánica en el Perú provocaría la eventual devastación de 50 km de bosque a cada lado de la vía.
Así como este, numerosos hechos fueron denunciados por organizaciones indígenas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y ante las autoridades gubernamentales.
Pese a esto, el Ejecutivo emitió una serie de decretos legislativos que vulneraban los tratados internacionales acerca de la protección de los derechos de los pueblos indígenas, como la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ashaninkas y Yaneshas en peligro
Un caso emblemático en la actualidad es la problemática que atraviesa el Bosque de Protección San Matías-San Carlos, en la provincia de Oxapampa, Pasco, donde un grupo de madereros tiene en marcha un proyecto para construir una nueva carretera que atraviesa la zona.
Los madereros ofrecieron financiar la obra con 3 millones de soles para el tramo donde pasarán sus tractores transportando la madera extraída.
Esta decisión, respaldada por el alcalde del distrito de Puerto Bermúdez, de origen asháninka, amenaza la vida de las comunidades nativas Ashaninkas y Yáneshas que habitan la zona.
Hasta el momento el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones no se han manifestado en contra de la construcción de la vía impulsada por personas particulares.
Las poblaciones indígenas están en alerta debido a que conocen la experiencia sufrida en Oxapampa y Satipo, en donde los madereros ilegales depredaron sus bosques. En la actualidad el Parque Nacional de Otishi y la Reserva Comunal Ashaninka se encuentran en peligro por esta actividad.
Incendios Forestales
La ola de calor que azotó Australia a inicios de año causó la muerte de 184 personas e incineró decenas de miles de hectáreas de bosques tras interminables incendios forestales.
A pesar de la prevención y la actuación inmediata de las autoridades este daño no pudo ser controlado en las miles de hectáreas devastadas.
Si bien en la región amazónica no existe una ola de calor tan pronunciada, este precedente debe ser tomado con mayor preocupación en el Perú, donde la irresponsabilidad y la ilegalidad propician estas desgracias con una preocupante periodicidad.
El gerente de Recursos Naturales y Gestion del Medio Ambiente del Gobierno Regional, Juan Sandoval Valdivieso, denunció que un incendio perpetrado en Lambayeque fue "ocasionado por un grupo de invasores que taló árboles de algarrobo y que luego construyó una huayrona (horno) para quemar troncos y convertirlos en carbón".
Esta práctica, muy común en la zona costeña, registró al menos ocho incendios en el 2008 en los bosques secos de Olmos, Motupe, Salas, Jayanca y Chóchope.
A mediados del 2008, la provincia de Ica sufrió un incendio forestal cerca de las míticas Líneas de Nazca. El siniestro provocado por unos sujetos que pretendían producir carbón de guarango ilegalmente dejó un daño irreparable en 3 hectáreas de cultivo.
En este caso el jefe regional del Instituto Nacional de Cultura (INC) de Ica, Alfredo González, subrayo que "se perpetró un doble delito: contra la ecología y el medio ambiente, y contra el patrimonio cultural de la humanidad".
De otro lado, el departamento de Arequipa atraviesa un escenario aún más preocupante según el reporte del biólogo Marco Antonio Avendaño, especialista en recursos naturales de la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca.
La especie conocida como Pajonal de la Puna, desapareció tras un incendio en la reserva, con llamas de al menos 10 metros de altura y que consumió 35 hectáreas.
Consecuencias irreparables
En todos los casos, los daños no sólo involucran la pérdida de amplias extensiones de árboles, destrucción de hábitats y contaminación ambiental.
Pero sobre todo, esta tendencia acelerada por aprovechar -o más bien depredar- los recursos naturales conllevan a la inminente extinción de especies animales y vegetales, y a la eliminación de la vida de los pueblos originarios que permanecen y protegen sus tierras.
El medio ambiente, la sociedad y la economía de los países son perjudicados día a día por la destrucción forestal. Incendios forestales, afección sobre la fauna, alteración del ciclo hídrico y el aumento de la emisión del dióxido de carbono son sólo algunos de los principales impactos de esta depredación que al parecer no será realmente valorada hasta que ponga en riesgo visible a la especie humana.
Datos
- En 1971 los estados miembros de la FAO aceptaron la celebración del Día Forestal Mundial el día 21 de marzo, primer día de otoño en el hemisferio sur y primer día de primavera en el hemisferio norte.
- La mitad de los bosques que una vez cubrieron la Tierra, 29 millones de kilómetros cuadrados, han desaparecido.
- 22 por ciento de bosques están amenazados por la extracción de madera y la conversión a otros usos como la agricultura y la ganadería, la minería, grandes embalses, carreteras y pistas forestales, el crecimiento demográfico y el cambio climático.