Por Miguel Ibañez*
El 8 de marzo el mundo entero celebra el Día Internacional de la Mujer por lo cual enviamos un saludo fraterno a todas las mujeres de todas las edades del Perú y del mundo. Este día nos permite reflexionar y enfrentar una dura realidad que remece los cimientos de los derechos humanos en el planeta.
Desde junio de 1946 el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas adoptó la Comisión sobre el Estatus de la Mujer cuyos acuerdos el Consejo Económico debe transferir a la Asamblea General. Se han realizado 53 asambleas de esta Comisión a la fecha, tiempo en el cual se han efectuado numerosas conferencias internacionales. La Cuarta Conferencia sobre la Mujer en Beijín fue en setiembre de 1995 en donde se aprobó la Plataforma de Acción de Beijín.
Si en verdad se han desarrollado nuevos conceptos sobre la problemática del género y sensibilizado al mundo contra la discriminación, también debemos decir que no se ha logrado un cuerpo de leyes que sea obligatorio para los estados con respecto a los derechos de la mujer; mejor dicho, la mujer está desamparada en la legislación internacional lo que ha permitido que las causas de la violencia contra la mujer se hayan incrementado en el último decenio.
La situación mundial de la mujer tiene un sombrío panorama, los indicadores muestran el incremento de la desigualdad, las violaciones en conflictos armados, la falta de oportunidades laborales, educativas y asistencia en la salud. El HIV Sida ha tenido un gran impacto en el sector femenino en todos los continentes, como también la malaria, el dengue hemorrágico y la tuberculosis.
El tráfico de armas en el mundo origina una violencia desigual cuyo desenlace afecta más a las mujeres que a los hombres, miles de mujeres cada año son asesinadas, violadas y amenazadas en manos de aquellos que consiguen las armas. En el mundo se calcula que hay cerca de 900 millones de armas ligeras que originan 30 mil mujeres asesinadas por año. Ocho millones de armas ligeras se fabrican y se trafican en el mundo con enormes ganancias para las corporaciones bajo el amparo de los estados.
Ibañez asiste a la 53 Asamblea de la Comisión sobre el Estatus de la Mujer en la ONU que culmina el 13 de marzo de 2009 |
La situación no varía mucho en los pueblos indígenas, y pienso que la situación se torna más grave aún. Los efectos del cambio climático han limitado la capacidad de respuesta a aprovechar los recursos naturales que eran su principal sustento. La intensidad de corporaciones en la búsqueda de madera, tierras para los combustibles biológicos, uranio, petróleo, diamantes y oro del subsuelo pinta un panorama de atrocidades.
Las violaciones de los territorios indígenas por las fuerzas armadas en conflicto y paramilitares han incrementado los desplazamientos, las violaciones sexuales y las masacres. Los desplazamientos que significan un genocidio, significa para los mineros y terratenientes un lucrativo negocio.
En el Perú la situación de la mujer no esta fuera de los indicadores internacionales. La pobreza alcanza 70% de la población en la cual el problema de género agudiza más la penuria en las mujeres y niños. Los casos de asesinatos extrajudiciales y violaciones contra mujeres cometidos en los años 80 y 90 por las fuerzas armadas comprenden más de 35 mil víctimas todas ellas indígenas.
En las exhumaciones realizadas en los últimos meses en zonas controladas por el ejército (Putis, Accomarca, Cuartel Cabitos), se han encontrado centenas de cuerpos de mujeres indígenas asesinadas enterradas con sus hijos y mujeres embarazadas, sin embargo los juicios sufren demoras porque los datos del personal militar en función de aquella época desaparecieron.
Los mismos partidos gobernantes de esas dos décadas de atrocidades contra la mujer indígena tienen actualmente el control del gobierno y del parlamento. Además, en esa misma década mas de 150 mil mujeres indígenas fueron esterilizadas, cometiéndose un delito de genocidio étnico en los andes del Perú, cuyo proceso judicial también avanza muy lento.
La inmersión de la economía peruana dentro de Tratado de Libre Comercio especialmente con Estados Unidos y con la Unión Europea no es nueva, la colonización de nuestros países se basó en dos áreas importantes en las actividades extractivas y en los recursos laborales basados en la esclavitud y en la servidumbre. Por lo tanto el mismo eje de estas acciones se mueve en diferentes términos de intercambio.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que firmó México con Estados Unidos y Canadá, no tuvo los resultados esperados en materia económica, por el contrario la globalización económica salpicó una atroz violencia crónica contra la mujer mexicana con crímenes, violaciones y extrema pobreza. El Tratado de Libre Comercio firmado por el Perú va a tener graves secuelas sociales en un país que tiene grandes raíces indígenas con una economía comunitaria.
La estructura de los valores tradicionales acerca de la identidad, el género y la familia tenderán a deteriorarse más con una nueva inundación de programas televisivos que incrementarán la violencia, el consumismo y las formas estereotipadas de la discriminación racial. La violencia urbana, el narcotráfico, el lavado de dinero, la corrupción, la pobreza nos ofrecerá un panorama desolador como sucede en Méjico.
A pesar de todos estos problemas las mujeres del mundo marchan juntas para lograr en breve plazo un cuerpo de leyes obligatorio para los estados.
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* Miguel Ibañez es Doctor en Geografía por la Universidad Nacional de San Marcos, Lima Perú y fundador de la asociación Habitat Pro.