Crisis climática amenaza con convertir en pequeños charcos dos de los mayores embalses de Estados Unidos que proporcionan agua y electricidad a millones de personas.
Servindi, 3 de agosto, 2022.- Dos de los mayores embalses de Estados Unidos corren el riesgo de convertirse en pequeños charcos producto de la crisis climática y el consumo excesivo de agua.
De llegar a ese escenario, el nivel de agua en las presas sería tan bajo que ya no podrían alimentar las centrales hidroeléctricas que proporcionan agua y electricidad a millones de personas.
Los embalses afectados que se encuentran en sus niveles más bajos de agua son de los lagos Mead, en los estados de Nevada y Arizona, y Powell, en los de Utah y Arizona.
El embalse del lago Mead, la mayor masa de agua artificial de Estados Unidos, se creó en la década de 1930 con la construcción de la presa Hoover, una obra maestra de la ingeniería.
Mientras que el del lago Powell, el segundo más grande, se creó en la década de 1960, con la construcción de la presa de Glen Canyon.
Lago Mead de Estados Unidos. Foto: Internet
Los lagos Mead y Powell proporcionan agua y electricidad a decenas de millones de personas en Nevada, Arizona, California, Wyoming, Colorado, Nuevo México y México, y agua de riego para la agricultura.
Los expertos advierten que, de agravarse la crisis, habrá que introducir recortes de agua, aunque esto podría no ser suficiente, señala un reporte de Naciones Unidas (ONU).
Las condiciones del oeste americano han sido tan secas durante más de 20 años que los expertos ya no hablan de “sequía”, sino de una “aridificación”, una nueva normalidad muy seca.
A ello se suma el aumento de la demanda de agua debido al crecimiento de la población y el riego para la agricultura se ha visto agravado por los efectos del cambio climático.
"Estas condiciones son alarmantes, y particularmente en la región del lago Powell y el lago Mead, es la tormenta perfecta", señaló Lis Mullin Bernhardt, experta en ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
Cabe señalar que, en los últimos 20 años, el 90% de las grandes catástrofes fueron causadas por inundaciones, sequías y otros fenómenos relacionados con el agua.
Esto forma parte de una tendencia más amplia que afecta a cientos de millones de personas en todo el planeta.
Mientras que el cambio climático avanza causando estragos, la sequía y la desertificación se convierten rápidamente en la nueva normalidad, en todas partes, desde Estados Unidos hasta Europa y África.
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