El Banco Mundial estima que no se podrá erradicar la pobreza en el mundo para el 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, debido a las repercusiones económicas por el COVID-19. Antes de la pandemia, ya se observaba un retroceso en la erradicación de la pobreza. Esta condición, además, se agrava por el cambio climático y los conflictos armados.
Servindi, 21 de noviembre, 2020.- El Banco Mundial proyecta que no se erradicará la pobreza en el mundo para el 2030, debido a las repercusiones económicas por el COVID-19.
Esta aseveración del Banco Mundial se da a través de su reciente informe La pobreza y la prosperidad compartida 2020: Un cambio de suerte.
Así, señala la dificultad de cumplir con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como parte de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
“Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo”. Este es el Objetivo 1 de los ODS, el que ahora es más difícil de lograr antes del 2030.
Y es que en base al análisis de la crisis desatada por la pandemia, se estima que más de 100 millones de personas podrían llegar a la pobreza extrema solo en el 2020.
Según el Objetivo 1, la pobreza extrema se estima a un ingreso menor de 1.25 dólares al día por persona.
Las pérdidas de empleo y las situaciones de privación derivadas de la pandemia en distintos países siguen golpeando gravemente a personas que ya son pobres y vulnerables.
Un ejemplo de ello se basa en el aseguramiento de la alimentación en las poblaciones, que se vio afectada por la falta de ingresos de los países.
“En siete países de América Latina y el Caribe, el 40 % o más de personas encuestadas indicaron haberse quedado sin alimentos durante los confinamientos”, refiere el estudio.
Razón por la cual, los pobres tienen más posibilidades de convertirse en pobres extremos.
A su vez, se está modificando parcialmente el perfil de la pobreza mundial al generar millones de ‘nuevos pobres’.
Se trata de personas de carácter más urbano, con mayor nivel educativo y menos tendientes a trabajar en la agricultura y ganadería que las que vivían en la pobreza extrema antes de la pandemia.
Aunque los pobres en el mundo aún se caracterizan por vivir en zonas rurales y suelen ser muy jóvenes: “En 2018, la mitad de los pobres eran niños menores de 15 años”.
Estas referencias permiten concluir al Banco Mundial de que los efectos de la actual crisis por el coronavirus se harán sentir en la mayoría de los países hasta el 2030.
“Las previsiones en las que se proyectan las repercusiones económicas de la COVID-19 y sus secuelas nos permiten calcular los efectos de la pandemia en las tasas de pobreza hasta el año 2030”.
Fuente: Informe "La pobreza y la prosperidad compartida 2020"
Esto se traduce en tres escenarios: previo, de referencia y a la baja con COVID-19.
Es decir, en un escenario sin pandemia, la tasa de pobreza mundial para el 2021 llegaría a 7.5 %.
En un escenario de referencia con COVID-19, la tasa se incrementaría a 8.9 % para el 2021; y llegaría a 6.7 % para el 2030.
Y en un escenario a la baja con coronavirus, la tasa de pobreza mundial para el próximo año llegaría a 9.4 %; mientras que para el 2030, se obtendría 7 %.
El Banco Mundial afirma que “los efectos empobrecedores de la pandemia serán formidables”, incluso si los países vuelven a sus tasas históricas de crecimiento económico entre el 2021 y 2030.
Retroceso en reducción de la pobreza antes del COVID-19
Las principales amenazas a los objetivos de erradicación de la pobreza surgieron mucho antes de la pandemia del COVID-19.
La disminución sostenida de la pobreza extrema comenzó en la década de 1990 y continuó hasta el 2017, pero esos avances ya se estaban ralentizando.
Entre el 2015 y 2017, el número de personas en todo el mundo que vivían por debajo de la línea internacional de la pobreza se redujo de 741 millones a 689 millones.
No obstante, las cifras del 2017 confirman la desaceleración de la tasa de reducción de la pobreza.
A nivel mundial, la pobreza extrema mermó en un promedio de alrededor de 1 punto porcentual por año durante el cuarto de siglo que va de 1990 a 2015.
Sin embargo, entre el 2013 y 2015 la tasa de disminución se redujo a solo 0.6 puntos porcentuales por año.
Entre el 2015 y 2017, la tasa descendió aún más: a 0.5 puntos porcentuales por año; debido a esta desaceleración, la erradicación de la pobreza extrema para el 2030 ya estaba en peligro.
Fuente: Informe "La pobreza y la prosperidad compartida 2020"
Más pobres por el cambio climático y conflictos armados
Junto con la pandemia, los conflictos armados y el cambio climático ya están provocando un aumento de la pobreza en algunas partes del mundo, y es probable que sus efectos empobrecedores se intensifiquen.
El Banco Mundial estima que para el 2030, “podrían caer en la pobreza hasta 132 millones de personas debido a los múltiples efectos del cambio climático”.
Así, el cambio climático representa una amenaza grave para la reducción de la pobreza, sobre todo en los países de África al sur del Sahara y Asia meridional.
En estas regiones, se concentran la mayor parte de la población pobre del planeta.
“Hay abundantes pruebas de que las personas que viven en la pobreza o en un nivel cercano a la línea de pobreza son particularmente vulnerables a conmociones como los desastres naturales”.
De este modo explica el documento La pobreza y la prosperidad compartida 2020: Un cambio de suerte, cuya exposición advierte que el cambio climático repercute en la agricultura por ejemplo.
Es una cadena de numerosos factores, pues los desastres naturales pueden dañar los ecosistemas y áreas de cultivo originando el aumento de los precios de los alimentos.
Además, la mayor susceptibilidad a las enfermedades relacionadas con el clima, como la diarrea y el paludismo, generan que la pobreza se extienda producto del cambio climático.
En cuanto a los conflictos armados, estos se han ido acumulando de forma ininterrumpida durante los últimos años y también están provocando un aumento de la pobreza en algunos países y regiones.
En Oriente Medio y Norte de África, por ejemplo, las tasas de pobreza extrema casi se duplicaron entre el 2015 y 2018 al pasar del 3.8 % al 7.2 %.
Esto, a raíz de los conflictos registrados en la República Árabe Siria y la República del Yemen.
Los efectos acumulativos de la pandemia y su impacto económico, así como los efectos de los conflictos armados y del cambio climático, cobrarán un alto costo a largo plazo.
Fuente: ONU
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— Servindi (@Servindi) October 27, 2020
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