Informe presentado por la CEPAL y la FAO propone a los gobiernos de la región reforzar el ingreso básico de emergencia con un bono contra el hambre, a fin de evitar que la actual crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria.
Servindi, 16 de junio, 2020.- La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 podría dejar en la pobreza extrema a 83,4 millones de latinoamericanos en el 2020, advirtieron hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Esta situación implicaría el alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán dichas personas para acceder a los alimentos, señalaron ambos organismos, quienes presentaron un informe conjunto titulado Cómo evitar que la crisis del COVID-19 se transforme en una crisis alimentaria: Acciones urgentes contra el hambre en América y el Caribe.
En el documento, las instituciones proponen acciones urgentes para enfrentar el alza del hambre producto de la pandemia en los países de América Latina y el Caribe, región que, tras siete años de lento crecimiento, sufriría un desplome de su PIB regional del 5,3%, su mayor caída en cien años.
Esto «traerá en 2020 un aumento de la pobreza extrema de 16 millones de personas con respecto al año anterior, sumando 83,4 millones en total», apunta el informe, situación que se verá agravada por los 53,7 millones de personas que entre el 2016 y el 2018, ya vivían en condición de inseguridad alimentaria severa.
Bono contra el hambre
A partir de estos cálculos, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, explicó durante la presentación del informe la importancia de que los gobiernos de la región complementen los ingresos básicos con la entrega de un bono contra el hambre, propuesta incluida en el informe.
Foto: Bono Contra el Hambre ayudaría a evitar que la crisis sanitaria se convierta en una crisis alimentaria
“La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para ello proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia (IBE) con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, indicó Bárcena.
Según el informe, el Bono Contra el Hambre podría materializarse en la forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos a toda la población en situación de pobreza extrema por un período de seis meses, equivalente al 70% de la línea de pobreza extrema regional (47 dólares de 2010).
Su costo equivaldría al 0,06% del PIB regional, si se entrega únicamente a la población en pobreza extrema mayor de 65 años, o al 0,45% del PIB si se da cobertura a toda la población en pobreza extrema. La CEPAL y la FAO recomiendan la segunda opción, lo que tendría un costo estimado de 23.500 millones de dólares.
“En América Latina podemos tener un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. Podemos perder lo que hemos logrado en quince años en tan sólo un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual”, explicó el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.
• Lea aquí el informe completo:
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