El 15 de enero se cumplen 100 años de la muerte de Rosa Luxemburg, una de las fundadoras del socialismo democrático.
Por Efraín Jaramillo Jaramillo*
12 de octubre, 2019.- El 15 de enero se cumplen 100 años de la muerte de Rosa Luxemburg, una de las fundadoras del socialismo democrático. Rosa Luxemburg (1871-1919) fue la primera pensadora marxista que conjeturó, que las periódicas crisis del capitalismo no conducían a su colapso, como pensaba Marx.
La explicación la halló en el colonialismo, que permitió a este sistema económico, expandirse en sus colonias, a la vez que de ellas obtenía las materias primas para su crecimiento y le servían de mercado para sus productos manufacturados, generando con ello el “subdesarrollo” de sus colonias.
Con ello puso las bases para las teorías sobre el imperialismo que posteriormente desarrollaría Lenín, y muchas décadas después los teóricos latinoamericanos de la “dependencia”. (“La acumulación del capital” de 1913).
Hija de un comerciante de Varsovia, a los 18 años abandonó Polonia a consecuencia de la persecución de la policía por su militancia socialista, refugiándose en Suiza, donde pudo continuar sus estudios, a pesar de los prejuicios que imperaban contra las mujeres en ese entonces, y pese a la discriminación antisemita que existía en Europa contra los judíos.
Fundó junto a Karl Liebknecht la "Liga de Spartacus", que más adelante se convertiría en el Partido Comunista Alemán. Fue redactora del periódico teórico marxista “Neue Zeit” y autora de varios libros.
Rosa Luxemburg creía en una opción socialista internacional, lejos de particularismos y nacionalismos, en la que las masas obreras, solidariamente, tomaran el poder, distanciándose de Lenín por las concepciones que tenía sobre la democracia en el partido y la dictadura del proletariado.
Rosa Luxemburg postulaba la integración de las bases obreras y campesinas en la dinámica partidista, y se oponía a la concepción del “centralismo democrático” de un partido de revolucionarios profesionales que defendía Lenin.
Para Rosa Luxemburgo, la sociedad socialista era profundamente pacífica. Era una forma de convivencia humana, en la cual debían desaparecer todas las causas de la guerra y de la barbarie. Fue también su anhelo profundo de paz el que la motivó a luchar por el socialismo con toda su pasión:
"La revolución proletaria no requiere de terror para lograr sus objetivos; odia y repudia el asesinato. No precisa de estos instrumentos de lucha porque no lucha contra individuos, sino contra instituciones, porque no entra al combate con ilusiones ingenuas cuya frustración tendría que vengar con sangre. No es un intento desesperado de una minoría de moldear el mundo a su ideal mediante la violencia..."
Es memorable la recomendación que hacía a sus copartidarios socialistas: “No debemos olvidar que la historia no se hace sin grandeza de espíritu, sin una elevada moral y sin gestos nobles.”
El 15 de enero de 1919, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht son asesinados en Berlín. Sus cuerpos son arrojados a un canal.
Rosa Luxemburgo. Fuente de la imagen: Sinpermiso.com
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*Efraín Jaramillo Jaramillo es antropólogo colombiano y pertenece al Colectivo de Trabajo Jenzera.
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— Servindi (@Servindi) 9 de enero de 2019
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