En nuestro país, se crían, se engordan en terribles condiciones y se sacrifican a 47 millones de cerdos cada año
Por Silvia Barquero*
3 de setiembre, 2018.- Estos días se ha difundido la noticia de que en España ya somos más cerdos que personas. En nuestro país, se crían, se engordan en terribles condiciones y se sacrifican a 47 millones de cerdos cada año.
Este triste récord, más allá de convertirse en un titular curioso, conlleva una serie de problemas en materia de bienestar animal, medio ambientales y de salud, a los que no se está dando solución política.
España ya somos más cerdos que personas. En nuestro país, se crían, se engordan en terribles condiciones y se sacrifican a 47 millones de cerdos cada año
Precisamente la última campaña electoral de PACMA en Cataluña llevaba ese mismo lema: ‘Más cerdos que personas’. En una comunidad donde se concentra la mitad de la producción de cerdos de todo el estado, se han generado unos problemas de contaminación de tal magnitud, los datos oficiales estiman que el 41% de los acuíferos están contaminados por el estiércol que generan los 20 millones de animales hacinados en granjas en las que nunca verán la luz del sol.
Parece que este gravísima situación no preocupara ni a los políticos ni a las instituciones públicas, que tratan de esconder el problema debajo de la alfombra ¿Por qué nadie habla de que en 139 municipios de Cataluña el agua del grifo ya no es apta para consumo?
La contaminación de los acuíferos no es el único problema medio ambiental que genera la ganadería industrial. Según datos que ofrecen las Naciones Unidas, el 70% del agua dulce del planeta se dedica a la producción de carne y lácteos, y el 38% de la superficie de la tierra se destina a esto mismo.
Esto significa que el agua que se gasta en 100 duchas equivale a la que se necesita para la producción de un solo kilo de carne. O dicho de otra forma, dejando de comer un kilo de carne estaríamos ahorrando 15.000 litros de agua, que es la que se gasta en 100 duchas.
Por si los problemas relativos al consumo y contaminación del agua fuera n poco, es sabido que la industria ganadera genera un 18% de los gases de efecto invernadero que la actividad humana vierte al medioambiente, superando, incluso, al sector del transporte, algo que viene alertando el informe ‘La larga sombra del ganado’ publicado hace ya casi 10 años por la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Tampoco parece que haya importado mucho a las autoridades el informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, que desvelaba en octubre de 2015 que comer carne procesada, como salchichas, hamburguesas o embutidos aumenta el riesgo de sufrir cáncer, catalogando estos alimentos como “carcinogénicos para los humanos”, incluidos en el grupo de sustancias más peligrosas para la salud junto con el humo del tabaco, el plutonio o el aire contaminado.
Afortunadamente, sí le preocupó a la ciudadanía, que dejó de consumir este tipo de productos hasta el punto de que hicieron saltar las alarmas a la industria cárnica, que puso en marcha su maquinaria de marketing para aumentar de nuevo sus ventas.
Esa era la intención del autobús publicitario que durante meses ha recorrido las ciudades y colegios españoles promocionando la carne de cerdo. Que las empresas miren por su intereses económicos, ignorando el bienestar animal y la protección del medio ambiente es habitual. Que ignoren la salud de las personas es altamente cuestionable, pero que la Unión Europea financie estas campañas de marketing es un auténtico escándalo.
Y eso es lo que sucedió: La Unión Europea pagó a Interporc la nada despreciable cantidad de 1.366.348, 20 € para “publicitar las propiedades de la carne de cerdo, a nivel nutricional, la metodología de producción, basada en el bienestar animal, la protección del medio ambiente” ¡La protección del medio ambiente!
Pero esta campaña publicitaria en favor del consumo de carne de cerdo no es una excepción. En términos generales, la producción de carne y productos lácteos reciben subvenciones públicas del dinero del contribuyente.
Tan sólo en octubre de 2017 la UE aprobó una partida de más de 12 millones de euros para promocionar la carne producida en España
Toda vez que es contrastado y conocido el efecto negativo del consumo de carne sobre la salud, el medio ambiente y los animales, se hace urgente poner fin a este disparate de las subvenciones y políticas que favorecen el consumo de este tipo de alimentos.
Las instituciones públicas por el contrario, deberían promocionar el consumo de legumbres, verduras y frutas con el mismo valor nutricional y proteínico que la carne y facilitar a la ciudadanía información nutricional sobre alternativas vegetales a la carne, tal y como recomienda la FAO, que urge a todos los gobiernos del mundo a que afronten el reto más importante de nuestro tiempo: asegurar una buena nutrición para todos y detener el cambio climático.
Para ello, aconseja reducir el consumo de carne y pescado y sustituirlos por proteínas vegetales a través de guías alimentarias donde se informe a los consumidores del elevado impacto ambiental de la carne, y de la necesidad de incluir en nuestro menú más productos de origen vegetal.
Sin demora, los gobiernos deben tomar nota y actuar de inmediato poniendo freno al daño que produce la ganadería industrial, haciéndose necesario un compromiso de las instituciones públicas con la salud de las personas, con la preservación del planeta y con el bienestar de los animales.
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*Silvia Barquero es presidenta del Partido Animalista PACMA
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nadie tiene derecho sobre la
nadie tiene derecho sobre la vida de nada ni de nadie
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