La chaquitaclla, una de las técnicas de la agricultura sostenible heredada desde tiempos prehispánicos y que conservan las comunidades andinas, representada en un dibujo de Alejandro Alemán y fotografía del Blog Factoría |
- Ante la amenaza del cambio climático y los nueve mil millones de bocas que habrá que alimentar en el mundo en 2050, la agricultura de conservación es clave para el futuro de la seguridad alimentaria.
FAO, 25 de agosto, 2014.- A la vista de una meteorología cambiante debido al cambio climático y la creciente demanda de alimentos, la agricultura de conservación (AC) tiene como objetivo lograr una agricultura sostenible y rentable y mejorar los medios de vida de los agricultores. A continuación explicamos cinco aspectos clave de la AC que deberías conocer:
1. La AC cumple tres principios fundamentales:
La siembra directa implica cultivar sin preparar mecánicamente el terreno y alterando mínimamente el suelo desde la cosecha anterior.
Una cobertura permanente del suelo es importante para: proteger el suelo contra los efectos nocivos de la exposición a la lluvia y el sol, proporcionar a los micro y macro organismos del suelo un suministro constante de “alimento” y alterar el microclima del suelo para un crecimiento y desarrollo óptimos de los organismos del suelo, incluídas las raíces de las plantas.
La rotación de cultivos no sólo es necesaria para ofrecer una “dieta” variada a los microorganismos del suelo sino que, a medida que los cultivos arraigan a diferentes profundidades del suelo, son capaces de explorar diferentes capas en búsqueda de nutrientes.
2. La AC ayuda a combatir el cambio climático
Solo porque los efectos del cambio climático sean cada vez más perceptibles, no significa que debamos renunciar a los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Al disponer de más materia orgánica, los suelos en los que se practica la agricultura de conservación pueden retener el carbono del dióxido de carbono y almacenarlo de forma segura durante largos períodos de tiempo.
El consumo de combustibles fósiles para la producción agrícola también se reduce considerablemente en la AC y la quema de los residuos de las cosechas se elimina por completo, lo que también contribuye a una reducción de las emisiones de GEI.
3. La AC ofrece oportunidades de diversificación a los pequeños agricultores
La AC tiene consecuencias directas que cuentan con el potencial de modificar el calendario diario y estacional y, a largo plazo, el ritmo de la familia de campesinos, ya que la mano de obra necesaria para la labranza, la preparación de la tierra y el deshierbe es menor.
Tener más disponibilidad de tiempo ofrece oportunidades reales de opciones de diversificación, como por ejemplo la avicultura o la venta de productos en las explotaciones agrícolas u otras pequeñas iniciativas empresariales no agrícolas.
La FAO sostiene que se debe ayudar a los pequeños agricultores a aumentar la producción. Este apoyo debe incluir la tenencia legal de la tierra, políticas globales para la igualdad de condiciones, el acceso al capital y a los mercados, capacitación estructurada, e inversiones en tecnología e infraestructura.
4. La AC contribuye a reducir la energía y mano de obra agrícola necesarias
Uno de los cambios más perceptibles para el agricultor es la disminución de energía y mano de obra agrícolas necesarias. La AC contribuye a reducir la energía agrícola necesaria para la producción agrícola hasta en un 60% en comparación con la agricultura convencional.
Esto se debe a que se eliminan la mayoría de las operaciones que requieren más energía, como la labranza. Además, la inversión en equipos, especialmente en lo relativo al número y tamaño de tractores, se reduce significativamente. Este efecto se aplica igualmente a los pequeños agricultores que únicamente utilizan trabajo manual o tracción animal.
5. Todos tenemos un papel que desempeñar
Mantener el impulso del crecimiento de la productividad agrícola seguirá siendo crucial en las próximas décadas si la producción de alimentos básicos debe aumentar en un 60 por ciento para cubrir el crecimiento esperado de la demanda.
La alimentación es una de nuestras necesidades más básicas, por lo que reduciendo la pérdida y desperdicio de alimentos, adoptando dietas de menor impacto o invirtiendo en agricultura sostenible, como la agricultura de conservación, los países, las empresas y los consumidores pueden hacer que mejoren las cosas.
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